3 de diciembre de 2010

Decathlon y El Algarrobico cordobés


Recuerdo que hace unos años, uno de los índices que marcaban la categoría de una ciudad era si tenía un Corte Inglés. En Córdoba no había, teníamos que ir a Sevilla y se convirtió en costumbre ir por San Rafael que es fiesta local, incluso se hicieron chistes sobre esto. Ahora ya es una vulgaridad, incluso en un futuro próximo aquí tendremos tres tiendas.
Sin embargo no ha desaparecido el prestigio que da a una ciudad el contar con determinadas franquicias y entre ellas la que hoy se inaugura, Decathlon, una tienda de ropa deportiva. La verdad es que nos ha entrado la fiebre de sudar y los gimnasios se llenan, cada vez vemos a más gente corriendo, en bicicleta o simplemente andando. Y ya no es como antes cuando para hacer deporte bastaban unas zapatillas, un pantalón y una camiseta, ahora los sitios donde se hace ejercicio se han convertido en una pasarela de moda y como no estés a la última haces el ridículo y te llaman “globero”. Además la ropa deportiva se utiliza habitualmente para trabajar o como prendas de vestir, incluso nos ponemos un chándal para pasear al perro o para tumbarnos en el sofá. La apertura de esta tienda en Córdoba cambia las referencias de prestigio, ya no se basarán en la marca de la prenda sino en el lugar donde se ha comprado. Sólo nos falta una tienda de Ikea, entonces sí que ya no nos tose nadie.
Lástima que enfrente esté la mayor afrenta urbanística que se ha hecho nunca a la ciudad. La antigua Colecor, 40.000 metros cuadrados de naves que se han construido ilegalmente sin que nadie lo impidiera, sin que nadie se diera por enterado y que ahora se le ha fabricado un falso marco legal para darle cobertura, pese a los informes contrarios de los técnicos de la Junta. Este Algarrobico cordobés sólo tiene una solución decente, demolerlo. Porque no es sólo una cuestión de legalidad, que también, es una cuestión de poder democrático que la ciudadanía ha depositado en sus representantes políticos institucionales, en cuyas competencias está el diseño del modelo de desarrollo urbanístico, que ha de hacerlo mirando el interés general. Y eso no lo puede hacer un particular por su cuenta en base a sus intereses. Pero es que además en este caso incumple la normativa, según el dictamen de los técnicos de la Junta de Andalucía. Cuando está en juego el poder democrático no hay diálogo que valga, ni apaños políticos. Esos pulsos que se echan a las instituciones no pueden ganar nunca y los políticos responsables deben saberlo, porque está en juego el principio fundamental de la democracia y con eso no se dialoga ni se negocia.

No disparen al pianista

Mucho se ha dicho y mucho se ha escrito en los últimos tiempos sobre Cajasur. Se ha producido un inusitado interés por conocer qué estaba pasando y todo el mundo ha opinado sobre el asunto. Es lógico, dada la gravedad de lo que ha ocurrido y la repercusión en todos los ámbitos de la sociedad. Curiosamente de la gente que menos conoce el caso he oído las opiniones más atinadas y más sensatas, como sensato ha sido el comportamiento de los cordobeses con la entidad, no se ha producido la desbandada de clientes tan temida, por el contrario, han mantenido su fidelidad incluso en los momentos en que la sensatez aconsejaba salir corriendo, que ha habido muchos. Y qué mal han respondido sus gestores a ese comportamiento leal.
Una de las características de este caso es que no ha habido ocultación de información, en todo momento hemos conocido lo que estaba ocurriendo, el excesivo riesgo con empresas constructoras, el funcionamiento atípico de su Consejo de Administración, las diferentes posturas que se mantenían en el seno de la entidad, los reiterados mensajes del Banco de España, los intentos del Cabildo de buscar la salvación fuera de Andalucía, los pormenores de las negociaciones con Unicaja y el desenlace final del consejo del mes de mayo, entregando la Caja al Banco de España. De todo hemos tenido conocimiento, lo que ha permitido conformar una opinión cada vez más coincidente en el seno de la sociedad cordobesa: la gestión de la entidad por el Cabildo ha sido un completo desastre y la ha conducido a su desaparición. La única incógnita por despejar es por qué la Iglesia toma la decisión de acabar con la entidad, los responsables no lo han explicado, tal vez porque sus razones sean inconfesables y no se puedan dar a conocer sin provocar la irritación de todo el mundo. Tal vez porque han preferido el suicidio antes de que haya una entidad financiera fuerte en Andalucía.
Ahora, cuando teníamos la certeza de cuáles habían sido las causas que han conducido a la desaparición de Cajasur y quiénes habían sido sus responsables, el Presidente del Partido Popular y candidato a la alcaldía de Córdoba, José Antonio Nieto, nos descubre quién ha sido el verdadero culpable: el Banco de España. Cuando he leído los titulares no podía dar crédito a esta noticia, porque naturalmente considero que está suficientemente informado para hacer esta acusación, ¿cómo es posible que no nos hayamos dado cuenta? Vaya por delante mi torpeza para averiguar en las novelas de intriga quién es el asesino, pero esta historia me la sabía bien, conocía todos los detalles, ¿cómo se me podía haber pasado por alto algo tan relevante?
El razonamiento no puede ser más original, el Banco de España ha permitido que Cajasur se hunda porque sabía lo que estaba pasando y no hizo nada. Y no lo hizo para tapar al PSOE y a la Junta de Andalucía. O sea, que estos han sido los que han provocado la ruina, y el Banco de España ha actuado de encubridor. No está mal, aunque habrá que reconocer que algo sí hizo el organismo regulador, lo expedientó a él y lo sancionó en 2006, cuando era miembro del Consejo de Administración, precisamente por no seguir las instrucciones que de forma reiterada se les estaba enviando para evitar la peligrosa deriva que estaba tomando la Caja.
El PP aplica en este caso la estrategia que figura en su manual, y que ya ha exhibido en numerosas ocasiones, por ejemplo en el caso Gürtel: la culpa de que haya militantes suyos imputados de diversos delitos la tiene la policía, la fiscalía, algunos jueces y por supuesto Zapatero. Nieto aplica el manual y en esta ocasión obligado por su alineación con las tesis del Cabildo al que ha apoyado siempre, pretende exonerarlo de culpa con un argumento absurdo, increíble y que suena a desesperado.
Es de esperar que las ideas que tenga sobre la ciudad de Córdoba, a la que pretende gobernar, no sean como ésta, porque de ser así su credibilidad estará por los suelos y nadie lo tomará en serio.

15 de noviembre de 2010

Córdoba sin Cajasur


Nuevamente ha vuelto a ser noticia la ya extinta Cajasur y por supuesto con más malas noticias, si ello es posible. Nos hemos enterado de que el Banco de España ha descubierto más basura de la prevista escondida bajo la alfombra, fruto de las malas prácticas que se volvieron a repetir, pese a que anteriormente ya habían sido sancionadas por el organismo regulador. Esperemos que algún día se llegue al final de los engaños y mentiras que nos han contado los gestores eclesiásticos. Al mismo tiempo hemos sabido que el Banco de España le ha dicho al cabildo catedralicio que se dejen de historias de reclamar dinero, nada menos que 20 millones de euros. Hace falta desvergüenza y descaro para pedir dinero encima que han hundido la fuente financiera de Córdoba, cuando podían haberla salvado. En enero, cuando la BBK sea legalmente propietaria, conoceremos el alcance total del desastre, el despido de trabajadores. Conviene no olvidar las condiciones que se pactaron, y no se respetaron, con Unicaja, en cuanto a reducción de personal, un despido no traumático para algo más de cuatrocientos trabajadores, cuando los estudios de Boston Consulting proponían mil doscientos. Ahora nos tememos los peores augurios, y si por desgracia se confirman, será el momento de pedir responsabilidades.
La Asociación Córdoba Futura ha organizado un debate sobre el futuro de la ciudad “sin Cajasur”, una vez sabido que dejará de existir como tal y pasará a ser un banco, cuyo consejo de administración estará en Bilbao. Quiere esto decir que la capacidad de decisión sobre los asuntos financieros y económicos que afectan a nuestros empresarios, a nuestros emprendedores, en definitiva, a la savia que alimenta nuestra economía, se tomarán en la otra punta de España y en el contexto de otra realidad distinta de la nuestra. Esta circunstancia no tiene por qué suponer necesariamente un perjuicio, cierto que se pierde capacidad de influencia, pero si la estrategia que apliquen los nuevos propietarios es profesional, como será sin duda, podemos salir beneficiados. De hecho el hundimiento de la entidad ha sido por la gestión nefasta que han desarrollado los curas administradores, no por la distancia desde la que la hacían.
No menos importante es la implicación social de la nueva entidad. Al dejar de ser una caja, desaparece la Obra Social y para sustituirla se nos anuncia la creación de una fundación que hará esa labor de impulso cultural y social. Esto es muy importante porque es seguro que desaparecerá el clientelismo bochornoso y servil que aplicaba la Obra Social y los objetivos no serán a mayor gloria de la Santa Madre Iglesia. Es importante que los nuevos dueños establezcan un amplio campo de colaboración con las instituciones y entidades cordobesas y se establezcan fines y estrategias que ayuden a desarrollar iniciativas sociales y culturales, libres de sectarismos y que repercutan en el beneficio de toda la población. Para empezar sería interesante que apoyaran de forma decidida la candidatura de Córdoba para ser Ciudad Europea de la Cultura en 2016.
El debate ha puesto de manifiesto el profundo malestar que existe con el comportamiento de la Iglesia en este asunto. Constatar que se ha perdido el poder de decisión y que desgraciadamente puede costar más puestos de trabajo de los previstos, son sus consecuencias más negativas. Pero con no ser poco lo que se pierde, esta nueva situación puede y debe suponer una realidad con la que cabe ser optimista, por más que eso ya no dependa de nosotros.

13 de octubre de 2010

El obispo en la Mezquita


Comenzaré diciendo que no voy a entrar en calificar la petición de Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, de que se le cambie el nombre a la Mezquita-Catedral por el de Catedral a secas, creo que cosas como estas se califican solas, además ya ha recibido contundentes respuestas desde el ámbito social, cultural y político, salvo del PP, como era de esperar. Lo que realmente interesa saber, al menos a mí, es por qué lo ha dicho ahora que Córdoba ha pasado el corte de las ciudades que aspiran a ser Capital Europea de la Cultura en 2016.
Una afirmación de este tipo no obedece a una sola razón, y menos aún que sea la de hacerse famoso, como ha querido justificar. Para hacer una afirmación de este tipo tiene que producirse una mezcla de circunstancias; la primera es la ignorancia, porque no se trata solamente de conocer los hechos históricos, como ha pretendido demostrar, sino de saber interpretarlos y eso es lo primero que debe hacer alguien que asume una responsabilidad en un territorio que no conoce. Tampoco hubiera sobrado haberse leído a Arnold J. Toynbee o algún libro de Historia del Arte, quizás hubiera comprendido el valor que tiene Córdoba en la historia de las civilizaciones, la importancia que tiene la Mezquita y la aportación que hace a la innovación arquitectónica.
En segundo lugar se trata de imprudencia. En estos momentos, uno de los argumentos que se han empleado para conseguir la capitalidad cultural es la continuidad en su vocación de ser ciudad de encuentro de culturas, de credos y de civilizaciones, poniendo como ejemplo de ello, precisamente, a la Mezquita-Catedral, por eso es inconcebible que se hagan manifestaciones sectarias que torpedeen uno de los activos más importantes que puede hacernos alcanzar la meta. La tercera razón es la soberbia, últimamente crecida por el éxito conseguido con el espectáculo de luz y sonido en el que la administración pública ha tenido que doblegarse a sus exigencias, hasta que se ha convertido, según sus palabras, en un “mensaje pastoral”. La inauguración por los Príncipes y el notable incremento de ingresos en sus arcas, huérfanas de CajaSur, lo ha puesto exultante y se cree en el derecho de decir lo que quiera.
Además otra buena razón es que esta actitud le suma puntos ante la jerarquía integrista de la Iglesia, que habrá aplaudido sus declaraciones y habrán tomado buena nota de “este chico que va muy bien”.
Pero si de verdad su intención era que sus palabras dieran la vuelta al mundo, como ha dicho, habría que darle dos consejos; el primero es que no utilice el nombre de Córdoba en vano. A los cordobeses nos está costando mucho trabajo y tiempo dar una imagen como ciudad de la integración, de la convivencia, del diálogo y de la paz y, especialmente, en estos momentos se está mirando con lupa todo lo que hacemos y decimos. No creo que estos conceptos estén reñidos con los que la Iglesia defiende, por tanto, no debe costarle mucho trabajo colaborar en este empeño de todos.
En segundo lugar, si quiere hacerse famoso, existen otros procedimientos, le recomiendo salir en programas televisivos como La Noria y similares; podría buscar consejo en el famoso Padre Apeles, un destacado sacerdote estrella de la televisión, que se hizo famoso en los años 90 en Telecinco con el programa Moros y Cristianos. Cualquier cosa, cualquiera que no involucre a la ciudad.

21 de septiembre de 2010

Camarada Arenas



En los comienzos de la transición democrática de finales de los setenta, a los ciudadanos les era fácil identificar las distintas opciones políticas, ellos mismos tenían muy claro cuáles eran sus preferencias y las ponían de manifiesto a la hora de votar. Había mucha participación y muy pocas abstenciones. La razón no era, solamente, que el ciudadano estuviera más politizado, era también que la izquierda estaba en su sitio, convenientemente separada la alternativa de la socialdemócrata, la derecha de ribetes franquistas en el suyo, la derecha moderada recibía en esos momentos el apoyo popular mayoritario, la extrema izquierda diluida en un mar de siglas y el franquismo disfrazado de demócrata, qué remedio, lideraba la nostalgia de la dictadura. Todos en su sitio y todo claro, cualquier ciudadano encontraba su sintonía en aquella abrumadora lista de partidos. La única confusión era fruto del parecido que había entre las siglas que figuraban en las listas electorales (el Partido Comunista fue el gran perjudicado de esta confusión).
La Ley D’Hont por una parte y la desaparición de los partidos que ocupaban el centro político, por otra, introdujeron cambios sustanciales que han conducido a la situación actual. El sistema electoral laminó a los partidos pequeños, dejando sin referencia política a un buen número de ciudadanos. La desaparición de la UCD hizo que liberales, democristianos y franquistas reciclados buscaran refugio en AP, provocando el nacimiento del PP, que actúa como coche-escoba de la derecha acogiendo también los sentimientos del tardofranquismo. Es decir, el panorama de las opciones políticas está ahora más claro, pero lo que está confuso es si están en el sitio que históricamente les corresponde y donde el ciudadano espera encontrarlos. Esta confusión sí es realmente grave y hace bueno el dicho popular “yo ya no sé si soy de los míos”.
La derecha, o sea el PP, porque ahí están todos, siempre se ha significado por su absoluta falta de escrúpulos en hacer lo que sea para alcanzar el poder, han nacido para mandar y ya sabemos lo que hacen allí donde mandan. Conviene aclarar que para esta derecha mandar no es sinónimo de gobernar, sino de ejercer el poder en todos los terrenos, no solo el político, también el judicial (de controlarlo se encarga Trillo) y el económico (ese le viene de la cuna). Dicen las mayores barbaridades con un descaro que asombra, no se sienten afectados por los escandalosos casos de corrupción de sus políticos porque la culpa la tiene la policía y algún medio de comunicación que lo hace público. Por cierto, si llegan al poder en las próximas elecciones y esos casos no se han resuelto judicialmente, ya nos podemos ir olvidando de ellos.
En ese desmedido afán de poder destaca el paladín andaluz Javier Arenas, que tiene que ganar sí o sí las próximas elecciones porque una cuarta derrota, y esta vez no sería contra Chaves, lo apartaría de la política; aunque con él nunca se sabe, ha sobrevivido a muchos naufragios. Ahora está muy preocupado por los parados, en todas sus declaraciones, venga o no a cuento, cita las cifras del paro, no dice cómo resolvería el problema en caso de llegar al poder, para él eso es lo de menos porque sabe que no podría hacerlo. ¿O es que alguien puede pensar que el Gobierno no quiere acabar con el problema? ¿O que sólo Arenas tiene la fórmula mágica para solucionarlo? Más bien lo que pretende es aparentar que el drama del desempleo le tiene muy preocupado y así acercarse al votante tradicional de la izquierda. También le preocupa enormemente, todo en él es enorme, el despilfarro del gasto público, el dinero hay que gastarlo en educación, sanidad, atenciones sociales, pensiones… toda una declaración de los principios de la izquierda. Sería muy conveniente que se lo dijera antes a sus compañeros de partido que gobiernan en Madrid y Valencia, a lo mejor los convencía y dejaban de aplicar recortes en educación, de privatizar la sanidad y empezaban a aplicar la Ley de Dependencia. Si no critica estas políticas que los miembros de su partido están haciendo allí donde gobiernan, tendremos que pensar que lo que pretende es engañarnos con discursos falsos que ni él mismo cree. El premio de sus ocurrencias izquierdistas, por ahora, ha sido que, si llega a convertirse en Presidente de la Junta, se llevaría la sede de la Presidencia del Palacio de San Telmo a otro lugar. No ha dicho a dónde, pero no sería de extrañar que lo hiciera a un piso en el barrio de las tres mil viviendas, seguro que allí aumentaría su popularidad y se llevaría un buen puñado de votos, que a fin de cuentas es lo que le importa.

29 de julio de 2010

Un nuevo panorama financiero




La existencia de Cajasur ha llegado a su fin. Requiescat in pacem. Ahora comienza una nueva época que despierta expectación y a la vez una cierta inquietud. Los nuevos propietarios, la BBK, se han expresado con cautela y han hecho manifestación de sus buenas intenciones, se han ceñido a lo que dicta el manual, y en este caso con más razón por el ambiente enrarecido que ha producido la contrariedad de que el Banco de España no se la haya adjudicado a una caja andaluza, concretamente a Unicaja la mejor posicionada.
En su afán por tranquilizarnos han cometido su primer error, su Presidente ha dicho que Cajasur seguirá siendo una caja y no saldrá de Andalucía. Todos sabemos que se convertirá en un banco y tendrá su sede en Bilbao, como le han recordado desde la Federación Andaluza de Cajas. Y es un error porque desde la caja cordobesa nos han contado tantas mentiras y nos han intoxicado tanto en su última etapa que anhelamos que en esta nueva se nos diga la verdad desde el principio, por dura que pueda ser. En esa estrategia del valium se han comprometido a mantener el nombre de la entidad, es más, a sus sucursales en Andalucía también les van a llamar Banca Cajasur. Una decisión comercial tendente a que la paloma siga presente en nuestras vidas pero al mismo tiempo también nos recordará permanentemente la faena que nos hicieron los curas asesorados por un Espíritu Santo que como ahora sabemos, no entendía nada de finanzas.
Los nuevos gestores deben saber que lo que realmente queremos es que se note que ha habido un cambio, que se va a gestionar de otra manera más racional que la que condujo a su desaparición. Y en eso sí han dicho algunas cosas interesantes. La primera es que la Iglesia no estará en ningún órgano de gobierno, faltaría más. Que los periodistas hagan esa pregunta no es baladí, todavía hay gente que sigue pensando en una maniobra oculta de los curas. Algo estarán tramando para mantener privilegios o sacar tajada. Esto lo alimentó hace unos días el expresidente , el cura Gómez Sierra, mediante un comunicado en el que decía que el Cabildo no estaba dispuesto a renunciar a sus derechos. Hay que recordarle que esos derechos ya los mantenía en el protocolo de fusión con Unicaja y los rompieron simplemente por odio a la entidad malagueña.
También es interesante que los nuevos gestores se propongan administrar la Obra Social con otros criterios muy alejados del clientelismo al que nos tenían acostumbrados, un verdadero derroche de dinero con el único propósito de comprar fidelidades. Cualquier otro criterio lo mejoraría, pero sería oportuno, prudente y más eficaz que los recursos se ajustaran a nuestra realidad, a nuestras necesidades y destinarlos a impulsar los sectores sociales y culturales más dinámicos y creativos. Los recursos de la futura fundación, bien gestionados pueden introducir cambios importantes en una sociedad como la nuestra y esto debe ser un ejemplo de que las cosas ya no son como eran antes.
Queda pendiente de resolver la reestructuración del personal, pero ya hay hecho un trabajo previo que concluye en que la plantilla está sobredimensionada y que ha costado mucho que lo admita el sindicato del Cabildo. El final de este proceso va a ser un indicador importante para saber realmente la dimensión del cambio que se ha producido en nuestro panorama financiero.

Una mirada a la Europa ciudadana





Europa está cada vez más presente en lo cotidiano de nuestras vidas, desde la moneda hasta la salud: el medioambiente, el consumo, la calidad de la alimentación, el transporte, la educación, se rigen por disposiciones y normativas que emanan de las instituciones de la Unión Europea. Es decir, cada vez se avanza más en la construcción de una unión política. Aunque en sus comienzos fueron los intereses económicos los pilares en los que se basó el futuro de esta nueva sociedad, la unión económica y la armonización fiscal siguen un camino más pausado que, en situaciones de crisis profunda como la que padecemos actualmente, produce serias distorsiones y no pocas angustias en los países miembros.
Si analizamos la trayectoria que ha descrito este proceso, constatamos las enormes dificultades que ha habido que superar para crear, por primera vez en la historia, una democracia supranacional en la que no se ha dado ni un solo paso atrás y que se ha dotado de una estructura política, un ordenamiento jurídico y un funcionamiento solidario que nos ha proporcionado prosperidad y bienestar. Se avanza con lentitud pero con firmeza en este nuevo modelo de gobernanza. El parón sufrido en el proyecto de Constitución europea —tal vez porque la situación no estaba suficientemente madura— ha sido reemplazado por el Tratado de Lisboa, que entró en vigor el pasado mes de diciembre de 2009 con contenidos similares, puesto que posee dos características que definen a un Estado de Derecho: la división de poderes y una Carta de Derechos Fundamentales que regula el ejercicio de la ciudadanía. El primer impulso al Tratado le ha correspondido a España en el primer semestre de este año.
Sin embargo no se ha avanzado de igual modo en concienciar a los ciudadanos de este hecho irreversible que nos lleva a un nuevo concepto de ciudadanía absolutamente necesario para construir este complejo andamiaje. Es cierto que sentirse europeos ofrece serias resistencias, tal vez debido al profundo arraigo de los valores nacionales, a que los políticos hacen local lo que realmente tiene clave europea y a que las instituciones europeas no han dedicado suficiente atención al hecho de que no se puede crear una democracia sin la participación de la ciudadanía. Ésta lo manifiesta en el único momento en que se le llama, las elecciones al Parlamento europeo, con unos bajísimos índices de participación. La Carta de Derechos incluida en el Tratado de Lisboa define el ejercicio de una ciudadanía que implica mecanismos de participación que van más allá del voto. Por consiguiente, esta Carta puede y debe ser un instrumento valioso pero para su desarrollo y aplicación ha de contar con el impulso de los organismos sociales y la ineludible voluntad política.
En realidad, la construcción de la ciudadanía europea debe hacerse, además de con símbolos, con políticas eficaces que den respuesta a sus necesidades, con derechos que a los ciudadanos les hagan sentirse como tales y con una participación lo más amplia y eficaz posible. El sentimiento europeo es algo más que compartir una moneda, viajar sin necesidad de utilizar pasaporte o acogerse a los programas de intercambio universitario. Sentirse europeos es tener la posibilidad de ser partícipe en la construcción de la nueva realidad en que vivimos.
Estas reflexiones, entre otras, surgieron en el debate organizado por la Asociación FUTURA con motivo de la Presidencia española de la Unión Europea. Como ponentes participaron Carlos Carnero, Embajador de España para Proyectos de Integración Europea, un profundo conocedor de los procesos seguidos en la construcción de la UE; Susana del Río, miembro del Comité de Expertos y del Club de Roma, especializada en la participación social europea; José Rojas, Presidente de la Federación de Asociaciones Vecinales Al-Zahara; y Ciro Milione, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Córdoba. El debate estuvo moderado por Eduardo Moyano, Director del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC), entidad que ha colaborado en la celebración de este acto. FUTURA ha editado una publicación que recoge las intervenciones de los ponentes y el coloquio posterior.

Purificación Vargas, Mercedes Mayo, José Rodríguez Rueda,
Manuel Pérez Yruela, José Antonio Pedraza, Herminio Trigo, Pablo Novo.
Miembros de la Asociación para el Progreso y la Modernización de Córdoba FUTURA (www.cordobafutura.com).

18 de julio de 2010

Un completo desastre


Se ha producido el último acto del drama vivido en Cajasur, con incertidumbre y sorpresa hasta el final. Un proceso tan irresponsable, tan sinsentido, tan suicida, como el que han llevado a cabo sus responsables eclesiásticos sólo podía terminar causando daño a Córdoba y a Andalucía. Consumatum est. Espero que Dios les perdone porque a los cordobeses nos lo han puesto muy difícil para hacerlo.

En el mundo de la economía y del dinero no hay patria ni corazón, sino intereses, y en el convulso momento en que se encuentran las entidades financieras todo vale para ampliar su espacio y su poder. Quien se quede atrás corre serio peligro de desaparecer devorado por el más fuerte. Y la gestión descerebrada de los curas convirtió a la caja cordobesa en la más débil de esta selva. Ya no teníamos más opción que desear que nos devorara uno de los nuestros. Pues ni ese consuelo hemos tenido.

El Banco de España (BE) ha adjudicado Cajasur a la BBK, una caja del País Vasco, controlada mayoritariamente por el PNV; de hecho, su actual presidente, Mario Fernández es un destacado nacionalista. El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), organismo dependiente del BE, encargó al banco Nomura la organización de la subasta y el estudio de las propuestas. El organismo regulador era el árbitro que, desde su neutralidad, garantizaba el juego limpio; además todos se han esforzado mucho en afirmar que ha sido una decisión “técnica”. Dicho esto, cuesta creer que el Ministerio de Economía permanezca impasible ante operaciones de este tipo que afectan seriamente a la economía del Estado y, especialmente, a las cajas en cuyos consejos de administración se sientan representantes de los partidos políticos. ¿Para qué se gobierna si no? Cuesta creer que el Gobierno no tuviera sus preferencias en una operación como ésta y que no las conociera el órgano regulador, cuyo presidente lo propuso el Gobierno. Mucho peor sería que al Gobierno le diera igual una solución que otra.

Cuesta creer que el BE no supiera que Francisco Sánchez-Asiaín, Consejero Delegado del banco Nomura es hermano de Ignacio Sánchez-Asiaín, Director General de la BBK, con funciones de consejero delegado. Dos personas honestas, pero el trabajo de uno ha beneficiado al otro. Casualidades de la vida. Creo que BE debería haber dicho o hecho algo en ese sentido para que todos confiáramos en su papel de árbitro neutral. Seguramente estaré equivocado y ese parentesco no tendrá ninguna importancia y a lo mejor los hermanos están peleados y ni se hablan entre ellos.

Ha sido un duro golpe para el sistema financiero andaluz, que es lo que los curas han querido siempre, y para el Gobierno andaluz, los partidos políticos, los sindicatos, los empresarios y la sociedad. Para una vez que un asunto concita la unión de todos los andaluces sin distinción y se produce una rara unanimidad en torno a la apuesta porque de esta crisis salga fortalecido nuestro sistema financiero, el árbitro neutral decide que eso no va a ser así, que nuestra financiación va a depender de otros intereses ajenos a Andalucía, que las plusvalías se continuarán yendo a otros lugares y no se invertirán aquí para generar riqueza que ayude a nuestro desarrollo y a la equiparación con los demás territorios del Estado. Un prestigioso diario nacional defendía en su editorial la decisión del BE y acusaba a los dirigentes políticos y sindicales de no pensar en que la tarea principal es conseguir “un mercado financiero único y no defender los nichos financieros de campanario”. Da miedo pensar en eso, como da miedo pensar en “una sola España”, porque a los andaluces “lo único” siempre ha servido para machacarnos, y para ser explotados. Hemos despegado y empezado a ser alguien cuando la pluralidad y la diversidad nos han permitido ser nosotros mismos.

No es una buena estrategia cabrear a Andalucía, el Presidente de la Junta ha expresado públicamente lo que pensamos muchos andaluces y ha adoptado una postura de protesta (¿contra el BE?) no yendo al Comité Federal del PSOE y quedándose en Andalucía para fijar su posición, un gesto que se le agradece y un aviso de que perjudicar a Andalucía no va a salir gratis.

Ahora sí es necesario y urgente que se produzca el entendimiento entre Unicaja y Cajasol, no nos quedan más cartas que jugar para lograr tener nuestro “nicho financiero de campanario” como tienen todos los demás. Este ha de ser un objetivo estratégico de Andalucía, por encima de mezquindades, localismos y estúpidas luchas tribales. Es muy serio lo que está en juego y les toca a los dirigentes políticos, empresariales y sindicales poner sentido común y aprovechar las sinergias que ha generado la lucha para que Cajasur se quedara en Andalucía.

27 de junio de 2010

España, un Estado laico

El Gobierno ha filtrado un borrador de la futura Ley Orgánica de Libertad de Conciencia y Religiosa. Sería la segunda que tendríamos, después de la de 1980. Sí, aunque no lo parezca hay una en vigor. Los demócratas pensábamos que a la muerte de Franco, un régimen de libertades pondría a la Iglesia en el lugar que debe ocupar en una sociedad democrática y plural, donde se respeta lo que piensan y creen los ciudadanos en un plano de igualdad, sea cual sea ese pensamiento o esa creencia. Muy pronto nos percatamos de que eso no iba con la Iglesia católica y que se le iban a consentir los privilegios de los que gozaba en la Dictadura, aunque sería necesario un poco de maquillaje para aparentar que las cosas habían cambiado.

Treinta años después podemos constatar que no sólo conserva intactos sus privilegios, sino que además ha pasado a la ofensiva con ataques, descalificaciones y movilizaciones contra el gobierno socialista siempre que adopta medidas que ensanchan la libertad. Es descorazonador contemplar las visitas de la Vicepresidenta Fernández de la Vega y del propio Presidente Rodríguez Zapatero al Vaticano, con reprimendas del Papa incluidas. Estas visitas me trajeron a la memoria la lucha de las Investiduras del siglo XII entre el Imperio y el Papado. El Papa Gregorio VII (el que implantó el celibato para los sacerdotes) intentó disminuir el poder del emperador Enrique IV, como éste se le enfrentó, lo excomulgó y lo tuvo tres días en pleno invierno a las puertas del castillo de Canosa donde residía el Papa, pidiendo que lo perdonara. Evidentemente no es lo mismo, son otros tiempos y otras circunstancias, pero al final, hay que ir al Vaticano para intentar tranquilizar los ánimos y garantizarles que no van a perder poder.

El borrador de la nueva ley de Libertad Religiosa parece ser que quiere dar un paso adelante en la separación de la Iglesia y el Estado. Dicen los que han tenido acceso al documento que se habla por primera vez de laicidad del Estado. Dicen que las ceremonias oficiales de los poderes públicos se harán sin actos religiosos, y si las autoridades asisten a un acto de carácter religioso no debe suponer una quiebra del principio de neutralidad (¡ay esas procesiones de Semana Santa!). Dicen también que se habla de la neutralidad de los poderes públicos ante la religión y que los militares no tendrán obligación de asistir a los actos religiosos ni rendir honores. Eso hay que verlo, ya se adelantó la Ministra de Defensa Carme Chacón, pero tuvo que dar marcha atrás en la procesión del Corpus de Toledo. Un mal precedente; si las autoridades democráticas toman una decisión acorde con la Constitución, no pueden volverse atrás, porque pone de manifiesto que el poder no está en la democracia, sino en los grupos de presión; y los ciudadanos que queremos sentirnos representados por nuestros cargos públicos nos sentimos humillados.

Dicen que prohíbe los signos religiosos en los establecimientos públicos. Esa va a ser la guerra de esta Iglesia ultramontana, ¡la guerra de los crucifijos! Una guerra de distracción, porque en la mayoría de los establecimientos públicos ya no hay símbolos religiosos y en los colegios concertados y hospitales privados que tengan convenio con la Seguridad Social los pueden mantener.

Habrá que ver en qué queda todo eso, ya el Papa “ha mostrado su preocupación” al Presidente Rodríguez Zapatero y el frustrado inquisidor Martínez Camino, desde su mal contenida ira, ha lanzado las diatribas a las que nos tiene acostumbrados. La Iglesia intentará que esta sea la madre de todas las batallas para distraer la atención y para que a nadie se le ocurra tocar lo más importante, el dinero que se llevan de los Presupuestos Generales del Estado, nuestro dinero. Por cierto, dicen que de eso no se habla en el borrador.

Estamos, una vez más, ante una propuesta de ley continuista que mantiene los privilegios de la Iglesia católica en lo sustancial, pero incluso las modificaciones que se proponen tendrán muchas dificultades para salir adelante y nos obligarán a enzarzarnos en agrias discusiones sobre si nuestras autoridades deben ir o no a las fiestas religiosas patronales, si en la toma de posesión de, por ejemplo, un ministro debe estar presente un crucifijo, y cosas así. Mientras tanto, creyentes y no creyentes seguimos pagando a los profesores de religión católica en las escuelas públicas, y en las concertadas con crucifijo incluido.

En estos días, en la católica Bélgica, la policía ha efectuado registros en locales de la Iglesia católica buscando pruebas sobre delitos de pederastia. Ante la protesta del Vaticano, el primer ministro, el democristiano Yves Leterme, ha defendido la investigación judicial y ha dicho que esto es una prueba de que la separación de poderes en su país es una realidad. ¿Cuánto tiempo y cuántas leyes más vamos a necesitar para que aquí exista entre nuestros gobernantes un criterio tan sencillamente democrático como ese? ¿Para cuándo la revisión del Concordato de 1979 con el Vaticano, tras el que lleva atrincherada la Iglesia todo el período democrático y que mantiene sus privilegios intocables?

16 de mayo de 2010

Hay que equilibrar la balanza


Europa, y especialmente la eurozona, está sufriendo el feroz ataque de los especuladores que se ensañan en las deudas soberanas de las economías más débiles provocando los planes de ajuste más duros conocidos hasta ahora. Irlanda, Grecia, Portugal, España, a los que seguirá el Reino Unido, han tenido que tirar a la basura sus presupuestos, aprobados hace unos meses. Presupuestos que ya eran restrictivos y contemplaban serios ajustes que de nada han servido. Esto es lo que ocurre cuando los mercados se intranquilizan, y no se calman con un orfidal sino garantizando sus ganancias a costa de nuestro sacrificio. Uno recupera su alma joven de revolucionario cuando piensa que esos mismos especuladores son los que han hundido nuestras economías y que ahora exigen que perdamos calidad de vida para que ellos acumulen más riqueza, así funciona esto. Pero la revolución, ahora como antes, no es posible, no se dan las condiciones objetivas que decía Carlos Marx, pero algo sí se puede hacer.

Lo primero que tenemos que exigir a las fuerzas políticas progresistas, en nuestro caso al PSOE, es una mayor energía para enfrentarse a las políticas conservadoras que defienden este estado de cosas. Especialmente en la necesidad de poner coto a este desmadre en que nos ha metido su avaricia. Es preciso regular su funcionamiento, es decir, hegemonizar el poder democrático de la política; no se asuste nadie, no se trata de acabar con la libertad del mercado, se trata de imponerle unas reglas que lo regulen y controlen. Esto ya está muy estudiado y con propuestas que no se han tomado en consideración por miedo, como puede ser la tasa Tobin. Y como no es posible hacerlo desde España, hay que llevar las propuestas al seno de los organismos internacionales a los que pertenecemos, Eurogrupo, G-20, OCDE… a todas partes. El cabreo es universal y seguro que no estaremos solos. También se ha puesto de manifiesto la necesidad de avanzar en la unión fiscal, económica y política de Europa, de hecho, la reunión del eurogrupo el pasado día 9 para frenar el ataque a nuestra moneda y garantizar las economías de la eurozona supuso un avance importante en la construcción europea. Mucho me temo que esos avances se hagan más por necesidad que por convicción.

Además es necesario que los ciudadanos sepamos que nuestro Gobierno está en esa línea, que no se resigna sin más a los dictados de los especuladores. Da la impresión de que el Gobierno tiene mala conciencia porque ha aumentado el déficit al 11,2% y el ataque de los especuladores a nuestra deuda ha puesto en peligro la estabilidad del euro. Pues no, el Gobierno ha hecho lo que tenía que hacer, endeudarse para que no se resientan las políticas sociales e intentar paliar el desempleo. En estos momentos duros tiene que ser el Gobierno y su Presidente a la cabeza quien tiene que explicar a esa ciudadanía desconcertada y cabreada que vamos a liderar a todos los que quieren poner coto a este desmadre, al menos, que los culpables no se vayan de rositas y más ricos a costa de nuestros bolsillos.

En segundo lugar, es necesario tomar medidas para frenar el deterioro de nuestra economía. El Gobierno ya ha decidido unas cuantas: supresión de altos cargos, subida del IVA en julio, reducción del 5% en el salario de los funcionarios, congelación de las pensiones y recortes de 6.000 millones en obras públicas. Seguramente son necesarias para reducir gastos y rebajar el déficit al 3% como exige Bruselas, pero esto lo está pagando quien menos culpa tiene de haber provocado esta catástrofe. Llama la atención que Papandreu, Sócrates y Zapatero, todos socialistas, hayan tomado medidas parecidas pero con algunas diferencias; en Grecia y Portugal se han subido los impuestos a los bancos, a las grandes empresas y se ha modificado el IRPF para que pague más quien más tiene. Muchas voces del PSOE están pidiendo que aquí también se haga lo mismo, que se equilibren los sacrificios. Ya sabemos que al mercado le desagrada que les toquen a los suyos, pero lo que más caracteriza a la izquierda es luchar por una sociedad más justa e igual. He dicho luchar y eso lleva consigo enfrentarse a los intereses de la derecha que defiende este sistema. Millones de personas estamos esperando que esto ocurra cuanto antes porque las medidas tomadas hasta ahora no son justas ni son iguales para todos.

21 de abril de 2010

"El poder judicial en España está controlado por la extrema derecha"

Entrevista de Fernando González Viñas para El Día de Córdoba publicada el 18 de abril de 2010: ENLACE.

"El poder judicial en España está controlado por la extrema derecha"

El ex regidor hace un repaso a su etapa al frente de la Alcaldía y también valora la situación actual de la capital, afirmando que ésta es "una ciudad desconfiada y callada, que arriesga poco"

Actualizado 18.04.2010 - 01:00


-Mi madre siempre dice que está todo más liado que un saco de papelillos.
-Sí, algo de eso hay. En las épocas de crisis se intentan resolver los problemas desde el desconocimiento y sin saber muy bien qué hacemos. Y en este país todos somos expertos y tenemos soluciones propias para resolver conflictos. La responsabilidad no es de nadie en concreto sino del mercado. Hay una crisis del sistema. La solución para desliar el saco de papelillos vendrá cuando se resuelva el problema del paro, cuando se genere empleo, y esto con carácter general. No valen los análisis locales. El problema es global. Hace falta un cambio de modelo económico, un mayor control de los mercados.
-Un economista decía el otro día en televisión que esta crisis va a durar, se haga lo que se haga.
-Los economistas son los forenses de la economía. Cuando la economía ha muerto te explican el por qué, pero sus opiniones no son de obligado cumplimiento. En cuanto a las distintas opiniones políticas para salir de la crisis, sería bueno que la oposición busque alternativas, soluciones pero esta derecha sólo quiere alcanzar el poder y ésa es en estas circunstancias una actitud bastante grave. El PP es responsable de su actitud de confrontación y su rechazo al consenso con las ofertas que el gobierno está haciendo y que sí son aceptadas por otros partidos. Quieren aparecer como salvadores de la patria, que es algo que a ellos siempre les ha gustado mucho.
-A usted lo condenaron por prevaricación en una sentencia muy polémica. Visto la que está cayendo con Gürtel o Matas, ¿qué hubiese pasado hoy con su caso?
-El resultado hubiera sido el mismo porque quien controla el poder judicial en España es la extrema derecha. Han hecho política tapando los casos de corrupción de la derecha y machacando los de la izquierda. Mi sentencia por nombrar un candidato, no se olvide, un chiste, fue definida posteriormente por un miembro del CGPJ como prevaricación, pero no mía, sino de la sala que me condenó. El Gürtel, tan profundo que no puede ser tapado, lo intentan tapar con lo de Garzón. Es el único caso en la historia en la que al jefe de la trama acusada se le permite presentar en el Tribunal Superior una querella contra el juez que ha de juzgarle. La derecha lo tiene bien montado.
-¿Es Garzón la última víctima de la represión franquista entonces?
-La penúltima. Se ha hecho transición democrática política pero no judicial. Esa extrema derecha se ha refugiado, disfrazada de demócrata, en el único poder no democrático: el judicial. Ahí se ha atrincherado y colabora con la derecha política. Así, la aplicación de la justicia no es creíble. Con Garzón se ha actuado con el mayor descaro del mundo, sin guardar las formas. Varela odia a Garzón, se ve perfectamente que va de cacería. Hace falta una reforma del poder judicial y si no la hace el poder político debemos hacerla los ciudadanos organizándonos. Como el PP siempre está en contra de esta reforma hay que dejar al PP al margen o sublevarse la ciudadanía.
-¿Cuál considera como el mayor logro de la Alcaldía?
-Lo que mejor recuerdo es haber resuelto el conflicto de la estación, un trabajo que duró décadas, duro, complicado, de gran repercusión y costo y también beneficio para la ciudad. Le tengo también cariño a cosas menores como el Jardín Botánico y Etnobotánica, algo que no tienen muchas ciudades. Implantamos una forma de gobierno que era más un estilo de gobierno que el mandar, contando siempre con el debate ciudadano. Conseguimos que los vecinos se convirtiesen en ciudadanos y vieran sus barrios como parte de la ciudad, de un todo.
-¿Cuando era alcalde, vio "naves arder más allá de Orión, cosas que no creeríamos"?
-Naturalmente. Vi cosas que nunca creeríais. Algún día espero poder contarlas. En toda tarea de responsabilidad hay secretos, asuntos discretos, que requieren la discreción para que funcionen. Como cosa curiosa está el asunto de la estación que tras largos planes, con estudios arqueológicos, montañas de papeles, gráficos y estudios sesudos, el acuerdo acabó firmándose sobre una cuartilla en un restaurante de Madrid, una cuartilla con dibujos a mano por los dos lados de los planes de la estación.
-Casualidad o no está usted en el centro del debate de las construcciones emblemáticas de la ciudad, desde el inexistente puente de Calatrava hasta el hotel "oxidado" ¿Es en lo urbano la ciudad lo que usted deseaba?
-Ahora mismo sí. Pero me temo que se va a estropear. La ciudad es fruto de generaciones. No se puede perder el modelo que quiere el ciudadano. El modelo se estropeó en los años 60 con el desarrollismo pero ha vuelto aunque de casa con patio hayamos pasado a bloque con patio. Los planes generales han mantenido ese diseño. Molesta cuando se trata de violar ese modelo, una mutación debe ser siempre fruto del debate y no de la genialidad de un arquitecto.
-Cuando durante su mandato se restauró el Molino de la Albolafia y rápidamente robaron los jarrones que hacían de cangilones, ¿no dan ganas de hacer como Amadeo de Saboya en 1873 y salir corriendo para casa?
-En esa situación y en otras muchas. Es la falta de cultura y el falso concepto de que lo público no es de nadie, lo que produce el vandalismo urbano. Al principio no se entendía este robo, máxime cuando fue restaurada por una Escuela Taller, y duele porque dices que no se ha entendido nada y uno tiene la responsabilidad de saber explicar las cosas, que eso era para todos. Por suerte el vandalismo urbano está disminuyendo. Un ciudadano, en la inauguración de unos jardines, me dijo: "Qué bonito, pero traigan guardias".
-¿Tiene usted algún cuñado con parcela cerca de Medina Azahara?
-Soy una excepción. Nunca tuve cuñados con parcela. Las parcelas son un problema. La tolerancia atrae eso. Yo escribí contra esta situación cuando empezó todo esto. Es el timo del tocomocho. Si alguien ofrece una parcela barata es que algo está mal. La compra una víctima, pero ellos no son inocentes.
-¿Quienes son los responsables políticos de las parcelaciones ilegales?
-La administración siempre es responsable, por dejadez, por no ejercer sus funciones y también por falta de instrumentos jurídicos, legales. Yo llegué a plantear en la Federación de Municipios que los Registradores de la Propiedad no registrasen las fincas y se negaron en redondo. Si la autoridad administrativa no cuenta con instrumentos no se puede hacer nada. Ahora sí hay un cambio de enfoque. Antes se era más laxo. Se han hecho obras inmensas con la mayor ignorancia de la Administración. Por otro lado el río ha dejado claro donde está lo ilegal diciéndole a muchos que allí no se puede, inundando un terreno que era suyo. El río ha hecho el mejor informe de que eso es ilegal.
-¿Sabe qué fue del busto de Castillejo que presidía la entrada a la central de Cajasur?
-No lo sé ni me inquieta. Ni el busto ni el personaje. Ha ejercido de factotum social y político y todo esto tiene sus consecuencias en la ciudad. La etapa de este personaje se verá cuando escriban los biógrafos imparciales y pierdan su poder los biógrafos palmeros que hasta ahora lo han hecho. Entonces aparecerá el verdadero personaje, alguien que no es un modelo ni en lo social ni por supuesto como cura. Y en lo financiero ahí está su gestión.
-¿Conoce a las hermanas de Castillejo?
-No, no tengo el gusto.
-¿No debería el Vaticano asumir los despedidos de Cajasur? He oído que hay escasez de monaguillos.
-Sería un buen nuevo vivero para los sacerdotes pederastas. La solución de Cajasur tiene que ser traumática, no puede ser de otro modo. Es increíble que haya entrado personal en la plantilla hasta el último día. Ya es dramático que Cajasur desaparezca engullido por Unicaja. Hay que encontrar soluciones pero es seguro que sobra gente y no puede Unicaja asumirlo, debe ser lógicamente Cajasur.
-¿Qué le parecería expropiar la Mezquita y qué haría con ella si le nombrasen cardenal laico in pectore?
-No entra en mis aspiraciones el cardenalato. Todo lo que huela a morado no me gusta. La Mezquita es una institución cuanto menos pública y plural. Hay una Iglesia, pero hay una mezquita también. Aquella idea ecuménica de Juan XXIII y Juan Pablo I el breve se ha perdido. Sería hermoso un lugar mixto, sería además un avance humano ver cómo conviven varias religiones. La Iglesia no entiende nada de eso, sólo entiende de poder.
-Primero usted, luego Rosa Aguilar, ¿quién será el próximo que transite por la autopista al PSOE?
-De aquí al año que viene pueden pasar muchas cosas. No hay un panorama claro. Creo que IU presentará al actual alcalde Ocaña. El PP se ve muy crecido pero no pueden ganar sin hacer nada.
-¿Ha cambiado IU o han cambiado los que se fueron de allí?
-Es conceptual. El PCE de la Transición era un partido que evolucionaba. No era dogmático ni estalinista, se adecuaba a las circunstancias. Incluso Anguita vino a esa idea como también lo harían en el PCI. Esa línea política de izquierda transformadora no revolucionaria era lo que yo quería. Cambiar el sistema mediante la revolución no es posible. Esa línea de evolución se quiebra fundamentalmente en IU cuando se plantea si el PCE debe disolverse porque han entrado otros afiliados no comunistas a la organización. Ganó el sector más duro. Yo vi que hubo una involución. Eso fue lo que nos separó a Anguita y a mí, aunque después de un tiempo de distanciamiento hoy somos de nuevo buenos amigos.
-¿Le gustaría volver a ser alcalde?
-Yo ya hice esa mili. Disfruté, sufrí y aprendí muchísimo.
-¿Qué tal ve a Rosa Aguilar encajada en el PSOE?
-No está en el PSOE, está en la Administración. Tiene experiencia, lo hará bien. Tiene mucho presupuesto, con obras ya muy planificadas, con bastantes retos, incluido la Ronda Norte de Córdoba. Le deseo suerte.
-¿Tendremos que vender Medina Azahara para superar la crisis al estilo de los que proponen que los griegos vendan alguna isla?
Tendrán que convencernos de que se avecina una etapa de austeridad. Las cosas no van a ser como antes. Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. El batacazo ya está aquí. Debemos ser más austeros y solidarios. Debe acabarse el egoísmo de los acaparadores. Un nuevo modelo económico y social debe surgir.
-¿Hay alguna Virgen a la que le podamos rezar para que la ciudad salga de la cola económica del país?
-No es posible llevar la ciudad a Lourdes. Cada ciudad tiene su personalidad. Córdoba tiene una fuerte tradición agraria, es desconfiada y callada, lo que la hace una ciudad que se arriesga poco. Es muy conservadora y eso hace que estemos donde estamos. Aquí cuando alguien anuncia algo, como Cosmopoética por ejemplo, no se le da el valor suficiente. La cultura debe ser el eje de creación de riqueza en la ciudad. Nos haría menos miopes y más abiertos al mundo. En otros lugares te venden humo como si fuese algo especial.
-¿Esta ciudad va a contracorriente cuando se construyen carriles bici y el gobierno incita a comprar coches?
-Este ejemplo demuestra que no es suficiente. Sevilla tiene menos kilómetros y los ciclistas son más visibles. Las actuaciones de la administración deben ir acompañadas con la difusión. A veces no se consigue trascender. Seguimos por ejemplo viendo la bici como un signo de pobreza.
-¿Perol o taberna?
-Tertulia en taberna con una copa de Montilla.
-Con tanta corrupción política en los telediarios me acuerdo de una cita de Bukowski: "Éstas y otras cosas demuestran que el mundo gira sobre un eje podrido".
-Las noticias que venden son las del escándalo. Somos la herencia de El Caso, el periódico más leído en España antiguamente. En política venden más los insultos que la gestión. Muchas veces me tapo los oídos y cierro los ojos.




12 de abril de 2010

La justicia no es un cachondeo



Los que somos ingenuos, creemos que la democracia es la base de un Estado de derecho cuyos pilares son la definición clara de los tres poderes, el ejecutivo, legislativo y judicial, el respeto a las competencias de cada uno, su independencia para ejercerlas y la obligación general de cumplirlas por parte de la ciudadanía. Por ese estado de cosas luchamos contra la dictadura, donde todo era la misma cosa, más la Iglesia. Y hace más de treinta años, con la entrada en vigor de nuestra Constitución, que supuso grandes renuncias para las ideas de progreso, creíamos que habíamos conseguido el Estado de las libertades y del respeto mutuo. Pero la cosa no era tan fácil, las ideas reaccionarias no estaban vencidas ni mucho menos, se disfrazaron de demócratas y se hicieron fuertes en el poder judicial, que no está sujeto al sufragio popular, prestando un apoyo inmejorable a la derecha política. Allí conviven con un sector minoritario que no comparte sus principios pero que ayuda a dar una imagen de pluralidad. Perpetuaron un régimen de acceso a la carrera judicial perfectamente controlado, que garantizara la continuidad hasta convertirse en una casta compuesta por familiares y amigos. Sus objetivos y pautas de comportamiento se definen en estrecha coordinación con D. Federico Trillo, entre cuyos fines se encuentran los de difuminar los delitos que cometan sus correligionarios políticos y machacar a los contrarios.
Esa connivencia ha dado buenos resultados políticos y desde la tranquilidad que da el tener la garantía de que no pasa nada, los políticos del PP han cometido tropelías más allá de lo razonable, con lo que a los “guardianes de la justicia” se les amontona el trabajo de achique. Y han pensado en esa coordinación de estrategias, la manera de minimizar el desmadre lo más que se pueda, aunque son tantos y tan descarados los casos de corrupción que habrá que echar a alguien a los leones para salvar al resto, ¿A quienes les va a tocar? Pues a los que cuentan con menor apoyo político, por ejemplo, Jaume Matas, y los secundarios del caso Gürtell. A los demás se les aplica la técnica jurídica adecuada, se inhabilitan pruebas o simplemente se les salva por la cara. Por ejemplo, la Audiencia Provincial de Castellón archiva una denuncia contra Carlos Fabra, puesta por un empresario que le acusa de obligarle a pagar comisiones millonarias, porque el juez interpreta que el querellante tiene animadversión hacia él, o Juan Luís de la Rúa archiva la causa de los trajes regalados a su más que amigo Francisco Camps, sin más.
Esta escalada les ha llevado a tomar decisiones cada vez más osadas y más alejadas de la razón. Las querellas admitidas a trámite contra el juez Garzón sólo se pueden explicar en este contexto. Hasta se puede entender que por afinidad ideológica, se admitan las presentadas por Falange y la extrema derecha, pero ¿y en el caso Gürtell, autorizar la personación de Francisco Correa, el cerebro de la trama, como acusación particular contra Garzón? ¿Aquí no hay animadversión del querellante contra el juez que lo investigó? Esta situación no puede continuar, la Justicia no se puede convertir en un cachondeo, ni se puede tolerar que esté en manos de personajes resentidos como estos, que les importa un bledo el Estado de derecho y que utilizan la testosterona en lugar del cerebro. Y encima el Presidente del Consejo General del Poder Judicial tiene la osadía de calificar de intolerable las descalificaciones a estos jueces porque ¡suponen un ataque a la esencia misma de las instituciones! ¿Cabe mayor cinismo?
Desde las páginas de El País se preguntaba Ignacio Sánchez-Cuenca ¿deben las instituciones representativas y la sociedad civil aceptar semejante abuso de poder en nombre del Estado de derecho y de la separación de poderes? Creo que no se puede dejar pasar más tiempo y que es urgente iniciar la transición democrática del único poder que aún se mantiene en los postulados predemocráticos. Sabemos que es difícil, que la derecha va a boicotear cualquier intento de reforma, pero hay que hacerlo con valentía porque los ciudadanos tenemos que saber que alguien lo está intentando y también debemos saber claramente quién lo impide y por qué. Y la ciudadanía tiene que organizarse para plantar cara a este bochornoso espectáculo y apoyar a quién esté dispuesto a devolver la dignidad que le corresponde a este poder del Estado.

28 de marzo de 2010

La derecha no quiere a los andaluces


La actualidad la marcan otra vez los calificativos y comparaciones peyorativas que nos dedican a los andaluces los dirigentes del PP. A lo de que somos vagos, indolentes, amantes de la juerga, nuestros niños son analfabetos, tenemos habla de chiste o que Blas Infante era un payaso, con que nos han obsequiado desde Mariano Rajoy hasta Montserrat Nebrera, pasando por María San Gil, Mayor Oreja, Ana Mato, Alejo Vidal-Quadras, Juan Carlos Aparicio o Dolores de Cospedal, entre otros, hay que añadirle lo último de Esperanza Aguirre, compararnos con las gallinas. El sintomático desprecio con que los dirigentes populares nos tratan y el concepto rancio que tienen de esta tierra, demuestran el poco conocimiento que tienen de nosotros.

Las razones que justifican este comportamiento son, básicamente, dos. La primera es consecuencia de la historia, esta derecha de ahora es la heredera de los señoritos y caciques que durante siglos ostentaron el poder económico y político, etiquetaron Andalucía como la tierra de “charanga y pandereta”, y convirtieron a la inmensa mayoría de andaluces en peones a su servicio. Después tuvieron “luengo parto de varones amantes de sagradas tradiciones y de sagradas formas y maneras”, como decía Machado. No hay más que ver las formas achuladas y despectivas con que tratan a los que no piensan como ellos.

La segunda es consecuencia de la primera, no nos quieren porque la mayoría de los andaluces les niega su voto una y otra vez desde que llegó la democracia. Los conocemos, los hemos padecido a la fuerza durante demasiado tiempo, no nos fiamos de ellos, y como continúen por ese camino, desde luego, no van a ganar nuestra confianza. Se comprende que la consecuencia de todo esto sea que estén especialmente cabreados con nosotros. La prueba más evidente es que cuando gobernaron en Madrid, le negaron a Andalucía el pan y la sal. Llegaron al extremo de no reconocer el número de habitantes que vivíamos aquí.

Su presidente Javier Arenas, es el paradigma de los valores del partido. Asombra su descaro en las declaraciones que hace, especialmente cuando miente, que es casi siempre. Según su interpretación la Aguirre, no nos insultó cuando nos comparó con gallinas a las que se les echan migajas, muy al contrario, nos admira y nos quiere. Ese es el resabio que les queda, creen que somos ignorantes y torpes, que no sabemos interpretar las cosas, que aunque retuerzan los argumentos todo lo que quieran y digan cosas como esas, vamos a creerlos a ellos. Arenas quiere convencernos de que compararnos con las gallinas es un signo de admiración y cariño de la Aguirre con los andaluces y además lo hace con el desparpajo que le caracteriza, levantando la ceja. ¿Cómo quieren ganar la elecciones con insultos como esos a nuestra inteligencia? ¿Cómo podemos creerlos con mentiras tan burdas?

Esta es una de las cosas que caracteriza a esta derecha, heredera del franquismo, distorsionan la realidad, como si fuera de goma, intentan hacernos creer lo contrario de lo que estamos viendo. Y es asombrosos el descaro con que lo hacen, son los mejores actores de la política, dicen las mayores barbaridades sin pestañear, porque lo que no podemos pensar es que sean tontos y se crean sus propias mentiras.
Arenas decía este disparate, en la puerta de la sede del Tribunal Constitucional, donde, en otro de los gestos que le caracteriza, había presentado un recurso contra los presupuestos generales del Estado...¡porque contempla el pago de parte de la deuda histórica a Andalucía en bienes inmuebles! Un pago que durante los ocho años de Aznar y con él formando parte de su gobierno, se nos negó a los andaluces. No cabe mayor cinismo, bueno, sí, seguro que lo supera en su próxima aparición pública.
Es necesario que se implante cuanto antes la sensatez, y no desde la izquierda, sino desde el sentido común. Se puede y se debe hacer política sin necesidad de que nos tomen por imbéciles, simplemente con que se nos respete como personas capaces de razonar y para eso sólo se necesitan proyectos políticos con propuestas de futuro capaces de convencernos. Nada más y nada menos.

6 de marzo de 2010

Reflexiones de un ignorante en economía


Vivimos pendientes de todo lo que se relaciona con la economía, una actitud propia de tiempos de escasez y penuria como el que estamos atravesando. Además de preocuparnos por la forma de solucionar nuestros problemas personales, que en algunos casos son dramáticos, nos interesamos por la actitud de los mercados financieros, la marcha de la deuda pública, el nivel del déficit, los niveles que alcanza el PIB, qué es la deflación y hasta hemos aprendido qué demonios es eso de las sociedades de inversión de capital variable. Estamos asustados, desconfiados, con mucho temor por lo que pueda pasar, porque puede pasar de todo, y culpando a los gobiernos central, autonómico y local de todo lo que está sucediendo.

El anuncio del Gobierno de retrasar la edad de jubilación hasta los sesenta y siete años me cogió desprevenido, eso no lo esperaba, especialmente porque los gobiernos de Rodríguez Zapatero se han distinguido por su especial atención a las políticas sociales, con la Ley de Dependencia, la subida de las pensiones, del salario mínimo, las prestaciones por desempleo, las becas y las ayudas a las capas sociales más necesitadas. Y además el retraso de la jubilación no es una medida que pretenda resolver nuestro problema de hoy. Seguro que habrá que plantear soluciones para dentro de varias décadas, pero ¿a qué viene hacerlo ahora? También me sorprendió mucho la forma de comunicarlo, la absoluta falta de convicción que mostraba la vicepresidenta Fernández de la Vega y la cara avergonzada del ministro Corbacho. Sorprendentemente el PP, que nos tiene acostumbrados a disparar misiles por cualquier cosa, no ha hecho sangre en este asunto. Después nos hemos enterado que el mercado financiero internacional, ese ente sin rostro y sin alma que nos presta el dinero, ha puesto sus condiciones y el retraso en la edad de jubilación ha sido una de ellas, y la reforma laboral, y la reducción del gasto público, y las que quieran imponer, porque para eso el dinero es suyo.

En estos días se han publicado unos sondeos sobre las elecciones que se celebrarán en mayo en Gran Bretaña y todos coinciden en que los laboristas pueden volver a ganar. La respuesta ha sido contundente, el mercado ha atacado a la libra esterlina, que deja de ser una divisa sólida, y la bolsa se ha derrumbado. Es cierto también que la economía británica está hecha unos zorros, en gran medida debido a la mala práctica de sus bancos, pero han hecho una señal de lo que puede pasar si los británicos eligen a los laboristas.

Grecia se ha convertido en un ejemplo de pésima gestión económica realizada por los gobiernos de derechas y ahora, que han ganado los socialistas, el mercado le ha impuesto unas condiciones durísimas que obligarán a los griegos a una penosa travesía del desierto. Ya puede Papandreu ir tirando a la basura su programa electoral y sus políticas sociales.

Esas son las reglas por las que se rige este sistema económico y siempre hemos sabido que al mercado no le gusta la gente, ni le preocupan sus problemas, sólo le importa el dinero que tiene en sus bolsillos. Le asusta la incertidumbre y huye de las apuestas que entrañan riesgo, por eso le gusta la estabilidad política y que se la garanticen gobiernos de la derecha, que son los que mejor lo entienden.

Cuando en septiembre de 2008 la ambición desmedida de sus dirigentes hundió Lehman Brothers, la mayor quiebra financiera de la historia, y sufrimos el maremoto que asoló la economía mundial, se oyeron algunas voces de importantes responsables políticos que defendían con ardor la idea de que había que aprovechar el momento e introducir medidas que controlaran el mercado para evitar que en el futuro sus abusos nos trajeran más problemas y, de esta manera, hacer más fuertes a las democracias, o lo que es lo mismo, el poder de los ciudadanos. Y con ese argumento los Estados acudieron al rescate del tambaleante mercado y toda la ciudadanía pagó, está pagando y pagará durante mucho tiempo el desmadre producido por su ambición. Pero ha pasado más de un año y ese ardor se ha difuminado, ya no se habla de reformarlo, ni de ejercer un mayor control democrático. Mientras tanto, el monstruo se está rehaciendo, se ha tragado miles de millones y ahí lo tenemos de nuevo imponiendo sus condiciones.

La única alternativa que ha existido y que se fraguó en el siglo pasado, la economía socialista planificada, se hundió dando origen a las mafias más poderosas del mundo. Los entendidos en estas cosas miran hacia China con mucha atención y algunos defienden que ya es una alternativa real. Sin embargo, el Partido Comunista Chino ha hecho la síntesis de lo peor de ambos sistemas: un régimen político socialista autoritario y sin libertades que aplica un modelo económico capitalista. No es esa la solución, porque, entre otras cosas, le gusta al mercado.

Es el momento de exigir un cambio profundo en el modelo económico, que los ciudadanos vean que la política es un instrumento eficaz para hacer ese cambio. Esa es la responsabilidad que hay que pedir a los gobernantes y no culparlos de aplicar unas u otras medidas que sólo son paliativos para problemas que ellos no han creado directamente, aunque su desidia los haya permitido.

21 de febrero de 2010

Vuelve la Iglesia de Franco

El pasado jueves día 18, el arzobispo de Sevilla Juan José Asenjo convocó un encuentro con los medios de comunicación a las 12 de la mañana, en el palacio episcopal de Córdoba, para informar del nombramiento del nuevo obispo de la diócesis. Al dar comienzo el acto monseñor Asenjo, dado que era mediodía, invitó a los periodistas al rezo del ángelus; a un periodista de la Cadena SER que permaneció sentado, monseñor le instó a ponerse en pie por dos veces, haciéndole un gesto con la mano.

Lo primero que hay que precisar es que la convocatoria no se hacía para asistir a un acto religioso, ni se celebraba en un recinto sagrado, ni constaba que los asistentes tenían que ser católicos; tampoco figuraba en el motivo de la convocatoria el rezo del ángelus y mucho menos la obligación de participar. En segundo lugar, si monseñor tiene la costumbre de rezar el ángelus, podría haberlo hecho en privado y convocar a los periodistas instantes después. Sin embargo, no lo hizo así, es decir, el acto fue premeditado y provocado adrede. Sorprende la falta de cortesía y respeto con que se comportó monseñor, aunque la jerarquía eclesiástica no deja de sorprendernos en su desmedido afán de imponer sus reglas a la sociedad. En la dictadura no hubiera llamado la atención una actitud como esta, es más, el ángelus se rezaba todos los días en Radio Nacional en el "parte" de las 12. Esos son los tiempos que la Iglesia quiere recuperar, los de la creencia única, así como el resto de privilegios de los que disfrutaba con Franco: el poder civil al servicio del religioso. A la Iglesia no le gustan las libertades, ni el pluralismo, ni la igualdad, ni el respeto al diferente, no le gusta la democracia, cuna del libertinaje. Le gusta imponer sus principios, humillar; lo que monseñor hizo en la rueda de prensa fue un acto de soberbia. ¿Qué dirían si en una rueda de prensa del PSOE o del PCE se obligara a cantar, o escuchar, la Internacional? Sí, es lo mismo, un gesto de absoluta intolerancia. Para buscar integrismos religiosos –parafraseando a Aznar– no hay que ir a las lejanas montañas de Afganistán, o a los desiertos de Mali o Argelia, basta con darse una vuelta por algunas parroquias de aquí.

Poner a esta Iglesia en el lugar que le corresponde en un Estado democrático no es tarea fácil, los privilegios consolidados durante siglos tardan mucho tiempo en desaparecer y más aún si cuentan con un brazo político que los defienda. Los pasos que se dan desde el Estado para su integración en la democracia son excesivamente lentos y demasiado cautelosos. Mientras tanto, la Iglesia se manifiesta con una beligerancia arrogante ante cualquier tímido avance de normalización democrática: la desaparición del crucifijo en las aulas, la asignatura de Educación para la Ciudadanía, la religión en los colegios… A la vez que nos avasallan y nos humillan, pelean por recibir más dinero de los Presupuestos Generales del Estado, es decir, de todos nosotros. Ante esta situación no es de extrañar que nos obliguen a rezar a todos con la mayor impunidad.

Los medios de comunicación son una parte muy importante del sistema de libertades y el reflejo de una sociedad plural como debe ser la nuestra. Sorprende el escaso relieve que le han dado a este hecho. Sólo fue motivo de análisis y comentario en Radio Córdoba, donde el periodista relató cómo fue presionado por monseñor para que participara en el rezo. Cuesta creer que no lo hayan hecho por considerarlo de poco interés para el público, pero mucho peor es pensar que no lo han hecho por temor a incomodar. Si esto pasa una vez y no ocurre nada, ni siquiera una tímida protesta, advierto a los periodistas que acudan a las ruedas de prensa que se vayan preparando para la liturgia de las horas. Si la convocatoria es por la mañana el rezo de laudes; a mediodía, ya saben, ángelus, y si convocan por la tarde, vísperas. No creo que convoquen a las horas en que se rezan maitines y completas, aunque con esta jerarquía eclesiástica, que comanda Rouco, nunca se sabe hasta dónde se llegará.

11 de febrero de 2010

Juicio a Garzón


Hay mucha gente que le tiene ganas a Baltasar Garzón, especialmente la derecha, ese entramado político, mediático, judicial y social que configuran un frente lleno de agresividad, resentimiento y odio hacia todo lo que sea diferente a lo que ellos piensan, siempre rebosantes de testosterona que ponen de relieve cada vez que hablan o hacen algo. Pues bien, esa gente está muy contenta porque han emplumado a Garzón y, por si fuera poco, lo han hecho por querer investigar los crímenes del franquismo y, el colmo, la denuncia la ha puesto una organización de extrema derecha, Manos Limpias y la ha apoyado Falange Española de la JONS. ¿Qué más se puede pedir? Sólo falta que lo procesen, lo condenen y lo echen de la judicatura. ¡Lástima que esta democracia haya desterrado la edificante costumbre de fusilar!

Ya hace tiempo que los herederos de la Dictadura andan detrás de Garzón porque es un personaje que molesta demasiado, no en vano consiguió retener a Pinochet y conseguir con ello que Chile lo procesara, les irrita su dedicación a perseguir los crímenes contra la Humanidad en cualquier lugar que se hayan cometido, y por supuesto en la España de Franco. A esto se une que muchos de sus colegas no toleran su popularidad y su reconocimiento por los foros de juristas internacionales. Al parecer han pensado que ha llegado el momento de que las pague todas juntas. Para eso el juez instructor del Supremo, Luciano Varela, que es de los que le tienen ganas, apoyándose en una denuncia presentada por la ultraderecha antidemócrata y tras ocho meses de trabajo, ha concluido que cuando Garzón pretendía investigar sobre las víctimas del franquismo, incumplió la Ley y ha dictado un auto donde le atribuye un delito de prevaricación con la pretensión de echarlo de la carrera judicial. Con los espectáculos bochornosos que están dando los jueces, ¿alguien puede pensar que el interés que guía al juez Varela es hacer justicia?

Esta actuación judicial no se puede justificar con tecnicismos jurídicos, eso sólo es una excusa para sentar en el banquillo y condenar a Garzón, al que la fiscalía no acusa porque no ve que haya cometido delito alguno. Y si alguien, con dos dedos de sensatez, no le pone remedio, nos encontraremos con el espectáculo del proceso de un juez cuya única acusación la ejerce la extrema derecha franquista por haber cometido un supuesto delito relacionado con la investigación de la represión franquista. ¿No hay nadie que le diga a esos jueces, enfermos de venganza, que esta situación no se puede tolerar en democracia? ¿Que no se pude utilizar un asunto como éste para un ajuste de cuentas personal?

Es el momento de que los jueces con sentido común intervengan, este asunto nos incumbe a todos los demócratas y el daño y el descrédito que produciría en la judicatura sería irreparable.

Memoria histórica



Se han publicado las conclusiones del trabajo que sobre localización de fosas comunes en Andalucía ha realizado el catedrático de la Universidad de Almería, Fernando Martínez López. Ha sido un encargo de la Junta de Andalucía y diversas asociaciones de la Memoria Histórica. Las cifras y los datos son espeluznantes. Se han localizado 595 fosas, el número de fusilados supera los 50.000, muchos de ellos torturados antes de morir, se cuentan hechos de una crueldad inconcebible, como el de Encarnita Magaña, una chica de 20 años fusilada en 1942 por repartir escritos con noticias de la Segunda Guerra Mundial que había transmitido la BBC; o las de las 17 mujeres de Guillena (Sevilla) que fueron rapadas, purgadas con aceite de ricino, paseadas en un camión y finalmente fusiladas en Gerena, y todo por ser esposas de miembros de la CNT. O el ensañamiento que demuestran los restos encontrados en La Puebla de Cazalla (Sevilla). Historias como éstas sabíamos que se habían producido porque desde pequeños las hemos oído contar en voz baja y con mucho miedo a familiares de las víctimas. Este tipo de trabajos que se realizan en aplicación de la Ley de Memoria Histórica pone de manifiesto el trabajo de reparación que aún queda por hacer, y hasta tanto no se termine no se cerrarán del todo las heridas de la Guerra Civil. Pero al parecer, los herederos de los vencedores no lo quieren así, les molesta todo lo que sea revelar la brutalidad del franquismo. Son incapaces de comprender que no se trata de venganza, ni siquiera de hacer justicia, sólo que se reconozca que esas atrocidades se cometieron, que las familias deben dar una sepultura digna a sus muertos, que se despojen de los honores que se concedieron a los asesinos y que se cierre definitivamente la etapa más negra de nuestra Historia. Pero los herederos del odio no piensan así, ahora quieren acabar también con el juez Garzón por querer investigar estas atrocidades. Hay que aniquilar al que piensa distinto. ¿Llegará algún día en que seamos adversarios y no enemigos?

25 de enero de 2010

El cambio tranquilo

La última encuesta del IESA sobre la situación en Andalucía ha provocado reacciones políticas de hondo calado tanto en el PSOE como en el PP y tanto a nivel andaluz como en el resto del Estado. La razón es que por primera vez en más de una década el PP aventaja en intención de voto al PSOE en 1,6 puntos, a esto hay que añadir la importancia que tiene el voto andaluz en unas elecciones generales. Los populares lo han celebrado como si hubieran ganado de verdad las elecciones, Arenas no cabía en sí de gozo y, aunque aún falten dos años para la próxima consulta electoral, ha sido felicitado como si ya la hubiera ganado.

En esta encuesta sorprende que el electorado valore que el PSOE es el partido que mejor defiende a Andalucía, el que mejor representa las ideas del pueblo, el que inspira más confianza, el más unido, el más capacitado para gobernar, el más honesto y el que más se preocupa por los desfavorecidos. Sin embargo, los andaluces quieren un cambio de gobierno, pese a que la mayoría apruebe la gestión que está haciendo de la crisis. Lo cierto de todo esto es que la encuesta refleja el profundo malestar de la ciudadanía con lo que está pasando y, aunque reconoce que los principales culpables de la crisis son los bancos, como no puede votar contra ellos, lo hace contra el Gobierno.

En el Partido Popular deberían prestar más atención al contenido completo y no quedarse en la última página. Supongo que lo han hecho y no creo que por dentro estén tan contentos como aparentan, porque saben que la intención de voto es fruto de la mala coyuntura económica y del desempleo y que cuando se empiece a recuperar la economía y a crearse puestos de trabajo, su raquítica ventaja se esfumará. La encuesta dice algo que se viene repitiendo desde hace muchos años y que es una de las razones profundas por la que el PP pierde siempre las elecciones: la mayoría del electorado se identifica ideológicamente con el PSOE, entre la izquierda y el centro-izquierda, y al PP lo coloca en la extrema derecha. Arenas se ha dado cuenta de que desde esa posición nunca podrá ganar unas elecciones y ha anunciado que va a moderar su discurso, que va a proponer “un cambio tranquilo”. Una lástima, con lo bien que lo pasamos con sus disparates y con esa agresividad de pistolero de película. También debe haber influido en esa nueva postura la opinión que tienen de él los andaluces, que, aunque lo conocen más que a José Antonio Griñán, lo valoran bastante peor. Lo tienen calado. En definitiva, si con la que está cayendo sólo sacan menos de dos puntos de ventaja, el cambio, sea tranquilo o agitado, no se ve tan cerca.

Otra lectura de la encuesta es que el PSOE tiene que asumir la responsabilidad del cambio de situación que los andaluces están pidiendo, porque dicen que es el que está más preparado para hacerlo y además es en el que más confían para llevarlo a cabo. Para eso son necesarias tres cosas; la primera es un proyecto político estratégico, como lo fue en su momento la 2ª Modernización de Andalucía y que desembocó en el nuevo Estatuto. Ahora podría ser el Proyecto de Economía Sostenible cuya redacción está siendo muy plural y que después debe abrirse a un amplio debate ciudadano. En segundo lugar, cerrar el proceso que se inició con el cambio en la Presidencia de la Junta, si eso se resuelve con un congreso extraordinario, se debe hacer pronto, sin olvidar que no sería prudente perturbar demasiado la presidencia española de la Unión Europea. Y, por último, articular una estrategia de comunicación eficaz para explicarle a la ciudadanía las medidas que el Gobierno está tomando para luchar contra la crisis y el desempleo y, sobre todo, hacerle ver que la crisis no la ha creado el PSOE, sino las políticas neoliberales que defiende el PP, que la solución de una crisis mundial no la resuelve un gobierno regional, que ante este mal sólo se puede contar con paliativos y quien diga que lo puede resolver miente descaradamente.

8 de enero de 2010

Antes y después de AVATAR

La industria americana tiene una acrisolada experiencia en marcar las pautas de por dónde ha de ir el futuro del cine. Avanza en nuevas propuestas estéticas, nuevos rostros, nuevas técnicas y las historias pueden ser buenas y estar bien contadas, pero las malas y mal contadas las adornan, las envuelven en papeles de colores, y las promocionan como buenas o muy buenas. Conviene no confundirse porque la industria pretende, siempre que puede, hacerte pasar un mago de feria por un creador y unos fuegos artificiales por obras históricas. Esa confusión se le ha dado muy bien y, lo que es más importante, ha dado pingües beneficios, porque de eso se trata. A falta de imaginación creadora, que no falten buenos trucos que emboben al personal y le hagan creer que ha visto una obra de arte. Así ha sido siempre y continuará siéndolo mientras los espectadores lo aceptemos y pasemos por taquilla.

Esto no quiere decir que los buenos trucos, los efectos especiales y ahora los efectos virtuales, sean innecesarios, por el contrario, el cine no puede vivir de espaldas a los avances de las nuevas tecnologías. Como un arte, que también es, tiene que manifestarse de acuerdo con la realidad del momento. Gracias a esas innovaciones se ha podido avanzar en una estética diferente y crear escenarios que sólo se podían soñar.

El peligro está en que se hagan películas pensando solamente en los recursos técnicos, en detrimento de lo más importante, la historia que se cuenta. Recientemente tenemos demasiados ejemplos de que primero se piensa en los efectos virtuales y después se inventa un argumento donde colocarlos. La forma en que se cuenta tampoco es importante, el objetivo es asombrar al espectador y que alucine en colores.

Entre los mensajes laudatorios que contiene la extraordinaria publicidad que acompaña al estreno de Avatar, se ha dicho que esta película marca un antes y un después en la historia del cine. Es una afirmación de un enorme cinismo. Si se refiere a que los efectos especiales son creados por necesidades de la narración, o se ha querido contar algo distinto con nuevos métodos, esta película está muy lejos de todo eso. En la historia del cine nos encontramos obras maestras que han innovado en la técnica porque la narración lo requería, por ejemplo, El acorazado Potemkin (1925), donde Eisenstein utiliza el montaje como recurso narrativo de una fuerza extraordinaria y que se ha vuelto a utilizar en el cine de hoy; o Ciudadano Kane (1941), película en la que Orson Welles quiere resaltar la figura de Charles Foster Kane utilizando los contrapicados, lo que obliga a poner por primera vez en la historia techos a los decorados. También ha habido quien ha utilizado los efectos especiales para contarnos magníficas historias, como 2001, una odisea del espacio (1968), de Stanley Kubrick; La guerra de las galaxias (1977), de George Lucas; Blade Runner (1982), de Ridley Scott (“Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-c brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todo eso se perderá en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”); o la trilogía de El Señor de los Anillos (2001), de Peter Jackson. Películas donde las historias de amor, ambición, amistad, solidaridad, lealtad, odio, esfuerzo, rebeldía, están contadas con una gran riqueza dramática.

Avatar no es nada que se le parezca a esto, es una magnífica y espectacular sesión de fuegos artificiales. Al terminar de verla exclamé, como el profesor Lindt en Cortina rasgada (1966), de Alfred Hichtcock, cuando Paul Newman quiere sonsacarle una fórmula secreta y escribe en la pizarra muchas y enrevesadas cifras: ¡Pero si no me ha contado nada!”. James Cameron no es más que un gran ilusionista, un mago que ha descubierto cómo llenar las salas con sus juegos de artificio. Decía Javier Ocaña en su crítica de El País que “a Cameron se le ha olvidado la historia que quería contar… y si este es el camino que va a llevar el cine a partir de ahora, que lo paren, que yo me bajo”. A mí tampoco me interesa este rumbo, pero no lo lamentemos… “siempre nos quedará París”.