30 de julio de 2012

Ajuste de cuentas


1. El ingreso de España en la Unión Europea supuso un antes y un después en su desarrollo y modernización. Los fondos de ayuda han servido para que podamos disponer de unas infraestructuras adecuadas: carreteras, autovías, ferrocarriles, puertos y aeropuertos. Han mejorado sensiblemente nuestra industria y han hecho competitiva nuestra agricultura. Las ayudas a la formación de nuestros jóvenes han hecho posible una mejora en su preparación para incorporarse al mercado de trabajo. Los programas de intercambio con otros países de educadores y alumnos han abierto horizontes al conocimiento que antes eran muy difíciles de conseguir. Especialmente beneficiado ha sido el medio rural, que ha experimentado una transformación espectacular en infraestructuras, equipamientos, mejora del medio ambiente y la aparición de nuevas actividades como industrias agropecuarias y el turismo rural. La lista de los beneficios reportados es muy larga para contarla aquí, pero todos somos conscientes de que nuestro nivel de vida creció de forma notable. Lástima que no lo aprovecháramos para crear nuestra propia riqueza, en vez de dedicarnos a especular con el ladrillo.
Los países del centro de Europa, especialmente Alemania, que han sido los que han aportado la mayor parte del dinero destinado a financiar las ayudas, ahora nos exigen que nos apretemos el cinturón ¡y de qué manera! Se les olvida que su ayuda no era desinteresada, que al elevar nuestro nivel de vida nos convertían en consumidores de sus productos y elevaban sus ganancias. Un puro negocio que ahora ven peligrar y tienen miedo y mucha prisa por aplicarnos un tercer grado con el objetivo de garantizar la devolución de los préstamos que nos han concedido. Su avaricia torpe les impide ver que si nos asfixian, no cobrarán nunca. Ya en Grecia han tenido que “perdonar” la mitad de la deuda y aún así no está claro que puedan cobrar la otra mitad. Deberían pensar que si nos dejaran ser los consumistas activos que éramos hace unos años, garantizarían su dinero mucho mejor. Nos están ajustando las cuentas, aunque se equivocan totalmente: si siguen como hasta ahora, las cuentas no les van a salir nunca.

2. El Gobierno del Partido Popular se ha convertido en un fiel esbirro de estas políticas. Los brutales recortes a que nos ha sometido jibarizan nuestra economía hasta rozar la miseria para gran parte de la población. Rajoy, al que la mayoría de los españoles auparon (yo no) confiados en sus promesas y con la esperanza de que nos salvara del naufragio, ha pasado de salvador a capitán del Titanic, pero seguro que no se ahoga como le ocurrió a Edward John Smith.
Esta derecha que nos gobierna está aprovechando las circunstancias económicas para hacer un ajuste de cuentas con la transición política que hicimos en la segunda mitad de los años 70. Ellos no han variado de lo que pensaban entonces, no olvidemos que dos años antes de aprobarse la Constitución, estaba aún vigente el lema “España, UNA, Grande y Libre”, y que poco después “tragaron” con la creación de la España de las Autonomías, pero no lo han digerido, por tanto no es de extrañar que ahora disfruten imponiendo a las comunidades autónomas objetivos imposibles de cumplir y así poder controlarlas, con la excusa de la intervención. En sus filas se han oído voces que defienden su supresión —salvo las históricas, claro. Todo esto desde el reconocimiento de que los gobiernos de algunas comunidades autónomas, gobernadas por el PP, han sido un completo desastre.
Las reformas anunciadas en educación (¡poner una reválida a los niños de Primaria!), ley del aborto, reforma de la justicia, asfixia de la cultura, retrocesos en la sanidad y lo que queda por venir, conforman su programa de máximos que no figuraba en el programa electoral pero sí está en su ADN y que están imponiendo y van a imponer al socaire de la crisis económica sin dialogar con nadie, otro tic del pasado. Es decir, pretenden acabar con aquello por lo que tuvieron que transigir porque las circunstancias lo aconsejaban. Por tanto, la oposición debe hacerse desde un punto de vista ideológico porque ellos se han colocado en ese terreno. Los demócratas convencidos tendremos que volver al tajo de la lucha por defender los avances conquistados en estos decenios.
A todo esto, a la Iglesia y a las grandes fortunas, ni reñirle

29 de julio de 2012

Sobre el Centro de Congresos


Herminio Trigo Aguilar
Manuel Pérez Pérez
Andrés Ocaña Rabadán
(ex alcaldes de Córdoba)


¿Debe tener nuestra ciudad su Palacio de Congresos en un polígono industrial con actividades metalúrgicas incompatibles con usos congresuales? ¿Tiene algún sentido que un equipamiento tan importante para el desarrollo económico, social y cultural de Córdoba, tan vinculada al turismo, se aleje de Casco Histórico, del Río y del centro para situarse en la periferia, en un lugar mal situado y peor comunicado  que no reúne las condiciones mínimas que un equipamiento de esta envergadura exige?

La decisión que de forma unilateral y precipitada quiere adoptar el Gobierno Municipal, renunciando al Palacio  del Sur (Centro de Congresos y Auditorio) en Miraflores y proponiendo un Centro de Congresos y Exposiciones en el llamado Pabellón Cajasur, además de ser una mala solución, no tiene, en nuestra opinión,  ningún fundamento urbanístico y provoca una brecha institucional, política y social en nuestra ciudad a todas luces innecesaria que imposibilita su ejecución, como han puesto de manifiesto los responsables de la Junta de Andalucía. Significa además la ruptura de un amplio consenso político, institucional y ciudadano forjado a lo largo de los años en torno al  modelo de ciudad establecido en el Plan General de Ordenación Urbana.

La decisión de ubicar el Palacio del Sur en Miraflores no era caprichosa ni arbitraria, sino que respondía a las determinaciones urbanísticas del planeamiento vigente, en concreto a aquellas que conforman la ordenación del Río y su entorno y una de sus piezas centrales, el Sistema General del Parque de Miraflores y sus grandes equipamientos. Sin duda el Palacio del Sur, obra del arquitecto holandés Rem Koolhas, y el Centro de Creación Contemporánea de Nieto y Sobejano contribuyen de forma decisiva a la regenaración de la margen izquierda del río y por tanto al equilibrio norte-sur de la ciudad. Además el lugar está dotado de todas las condiciones que hacen idónea la ubicación de un Centro de Congresos  y aumentan su atractivo: accesibilidad (a dos semáforos de la autovía), cercanía al Casco Histórico, proximidad de los recursos turísticos y culturales (monumentos, museos, hoteles, restaurantes, Centro de Visitantes...), paisaje excelente, singularidad del lugar que lo hace único e irrepetible, sin competencia con las otras ubicaciones de los Palacios de Congresos andaluces.

A ninguna de estas exigencias responde el lugar ahora señalado: se trata de un pabellón inservible propiedad de Cajasur, situado en las proximidades de la carretera de Palma del Río junto a instalaciones industriales y calificado en el Plan General como simple “equipamiento local privado” que contiene, según análisis urbanísticos y arquitectónicos de la Gerencia de Urbanismo, defectos estructurales graves. Su accesibilidad es limitada, y su lejanía de hoteles y establecimientos turísticos y culturales es manifiesta con lo que su valor añadido en “identidad” y competitividad es nulo. Además, los costes reales de su adaptación a Centro de Congresos y Exposiciones que han sido explicitados recientemente  parten de una inversión de 31 millones en los que no sabemos si se incluyen el IVA, la garantía y el beneficio industrial. Si fuese así, y añadimos los costes de los accesos, estamos muy cerca de la inversión del proyecto de Koolhas  y, encima, estamos en uns terrenos no públicos, propiedad de un particular.

Visto lo anterior creemos que sigue siendo necesario, más en la situación de crisis y falta de salidas económicas en que estamos inmersos, optar por la construcción del Palacio de Congresos en Miraflores como instrumento de desarrollo turístico y cultural de nuestra ciudad tan castigada por el paro, que lo necesita como agua de mayo para su despegue económico. No aprovechar la financiación ya conseguida tirando por la borda 28 millones de euros sería una grave irresponsabilidad. Se trata de buscar el resto de financiación que aún queda, lo que se solucionaría  pidiendo al Gobierno central que cumpla sus compromisos electorales y solicitando la participación de la Diputación y de algún inversor privado. Si a pesar de todo no fuese posible, siempre se puede esperar, modificar el proyecto existente ajustando funciones y costes y, en última instancia, pensar en un nuevo proyecto si se demostrase fehacientemente la inviabilidad del actual -cosa que hasta ahora no se ha producido-, siempre a través de los procesos concursales pertinentes, en el sitio adecuado, es decir, en Miraflores, junto al Río, frente a la Mezquita, en la ciudad, antes de irse a las afueras a una zona despersonalizada y sin alma. Sólo así se puede restaurar el consenso que un proyecto como este exige y la ciudad necesita.

Publicado en el Diario Córdoba el 29-07-2012