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Mostrando entradas de febrero, 2018

ADIÓS PALOMA

La paloma de Cajasur ha desaparecido. Los banqueros vascos han decidido que ha llegado el momento de cambiar los símbolos del pasado y lo han sustituido por su imagen corporativa. Han sido discretos, han dejado pasar unos años para efectuar el cambio a fin de no provocar un impacto brusco. Es lo que tienen los banqueros, no quieren asustar, saben mejor que nadie que el dinero es difícil de obtener y fácil de perder. Pasado estos años ya se puede efectuar el cambio sin que nadie se dé cuenta. ¿Se acuerdan? Cuántas explicaciones nos ha pedido la gente de fuera que nos preguntaban con asombro, cómo era posible que una entidad bancaria fuera propiedad de la Iglesia y además que la presidiera un cura. La verdad era que no sabíamos dar repuesta, seguramente porque tamaña incongruencia no tiene explicación. ¿Cómo explicar que un banco cuyo objetivo es ganar dinero con los intereses de los préstamos que hacía a la gente necesitada, podía ser propiedad de una institución cuya misión, dice

La Historia en las cunetas.

  Mis recuerdos se hunden en el secretismo con el que mi madre contaba, en voz muy baja, que en los años que duró la guerra y los que le siguieron, oía por las noches con verdadero terror las descargas de fusilería   con que se asesinaban a los vecinos en la tapia del cercano cementerio de la Salud. Aprendimos entonces que había cosas que no se podían contar, como si nunca hubieran ocurrido y las escondimos tanto en el fondo de nuestra memoria que ha costado muchas décadas desempolvarlas.  El franquismo cometió cientos de miles de asesinatos que quedaron impunes. Lo hicieron con una crueldad inusitada y privaron además, a los familiares de las víctimas del consuelo de poder velar y enterrar sus cadáveres de una forma digna y decente. Conmueve ver en estos días los restos mortales   que están desenterrando en las cunetas   o cualquiera de las fosas comunes que se están excavando. Sólo desde unas mentes rebosantes de odio se puede concebir tanta crueldad. Pero la maldad del franqui