18 de abril de 2019

ENLOQUECIDOS


Decididamente en esta campaña la derecha ha perdido los papeles. Le suele pasar cuando no manda o, como en este caso, los vientos de los sondeos no le son favorables. Su desesperación les lleva a que sus propuestas se confundan y ya no se sepa a ciencia cierta si son del PP de VOX o de CIUDADANOS, que de forma un tanto atropellada compiten por ser los más  españoles de todos.
A decir verdad apenas exhiben propuestas, basan su estrategia en insultar y descalificar a Pedro Sánchez, adobada con anunciarnos todos los males del mundo que sufriremos si no impedimos que repita como Presidente. Una hecatombe, España se rompe, vuelve ETA, nos invaden los emigrantes y de la catástrofe económica ni hablamos. Ni siquiera Aznar llegó tan lejos.
Han utilizado todos los insultos conocidos y como a Casado se le acabaron, echó mano de algunos en desuso, pero que emplearon sus antepasados y que nos hizo ir a consultar el diccionario. Jamás se oyeron tantos disparates juntos dichos con total normalidad, como si todo fuera verdad. Un método muy sucio que espanta a las personas que esperan una altura política que se les supone a los que lideran partidos que aspiran a gobernar. ¿Alguien se imagina a un Presidente de Gobierno que insulte y mienta de la forma que lo hacen estos desnortados?
Están utilizando las redes sociales para difundir estos mensajes pero con mayor virulencia. Casado lo hace a través de una red de cuentas falsas en twitter. Saben que ante la gran cantidad  de votantes indecisos que hay, según nos dicen las encuestas, quién domine las redes parte con ventaja y no tienen reparo alguno en utilizar todas las marrullerías que puedan hacer como complemento a lo que dicen en los actos públicos.
Algo sí están dejando claro, que piensan gobernar juntos para defender la unidad de España, la bandera, el himno… de los asuntos que preocupan a los  españoles no hablan casi nada y cuando Casado y su gurú económico lo hacen es para anunciarnos que bajarán el salario mínimo, que van a acabar con las pensiones y que van a bajarle los impuestos, aún más, a las grandes fortunas. Encima nos piden que les votemos.
Tenemos que leernos sus programas electorales, los tres, que aunque tampoco nos digan las verdad de todo lo que piensan hacer, al menos no contiene insultos ni descalificaciones y mienten menos que  los discursos electorales. Recomiendo que se lea con atención el de VOX, es el más sincero de todos, saben que no van a ganar y no les importa decir lo que piensan, pero que si consiguen entre los tres ser mayoría van a tener la posibilidad de  determinar las políticas que piensan llevar a cabo, como ocurre en Andalucía.  Aquí hasta ahora a las propuestas que han hecho y a las condiciones que han puesto  no le han dicho que no las otras dos derechas que gobiernan, han admitido algunas y a otras le han dado largas. En junio, cuando pasen todas las elecciones, ya veremos.
El programa que la extrema derecha piensa exigir que se aplique, contiene algunas propuestas como son, acabar con la Ley de Memoria Histórica; suprimir el Estado Autonómico; derogar las leyes de violencia de género; suspender el espacio Schengen; supresión de las cuotas por sexo en las listas electorales; suprimir la figura del Defensor del Pueblo; fusionar Ayuntamientos y reducir el número de concejales; suprimir los jurados; desmantelar el sistema de pensiones; acabar con la progresividad fiscal; limitar el derecho de huelga y perseguir a los que ayuden a los inmigrantes. Estas entre las más conocidas referentes a la defensa de la tauromaquia y la caza. Aún tienen otras más del mismo tenor.
Si consiguen sumar, esta es la línea sobre la que van a basar su política  porque no le pueden  negar nada a estos neofranquistas si tienen que contar con su apoyo para gobernar y además muchas de estas propuestas son coincidentes con las del PP y a CIUDADANOS no le importa plegarse a lo que haga falta, como ha pasado en Andalucía. Todo sea por salvar a España.



6 de abril de 2019

¿QUÉ PASA CON LO MÍO?


La campaña electoral, que formalmente comienza en unos días, lleva ya mucho tiempo en marcha y apenas nos hemos enterado de lo que quieren hacer con nosotros los distintos partidos de la derecha.  Los escasos debates sobre temas que nos importan han sido forzados por la ciudadanía y las respuestas han sido ambiguas, como si no les interesaran nuestras inquietudes. Sirva como ejemplo la despenalización de la eutanasia.
He escuchado un debate electoral sobre economía protagonizado por figuras destacadas de los distintos partidos. Un griterío ensordecedor, una crispación tremenda con una absoluta falta de respeto, el representante del PP sin dejar hablar a los demás, aunque no era el único pero sí el que más sobresalía. No conseguí enterarme de las distintas propuestas, empeñados como estaban de destruir al adversario más que argumentar las ideas propias. La conclusión final fue una sarta de descalificaciones y ninguna explicación clara sobre lo que piensan hacer en un asunto tan vital como son las medidas económicas que aplicarían caso de ganar las elecciones. Es el preludio de lo que nos espera. No sé si son conscientes de que con esa actitud nos faltan al respeto que merecemos como ciudadanos. Los medios también colaboran en este despropósito, la bronca  vende más y es lo que se lleva, porque de eso se trata, de aumentar la audiencia. 
Esta campaña, como las celebradas en los últimos tiempos, tiene todos los visos de estar dominada por la acritud y los malos modos, más que por las propuestas. Es lo que pasa cuando la derecha va por detrás en los sondeos de opinión y cuando no, también. Su estrategia es practicar el juego sucio en el que predominan los insultos y las descalificaciones como ejes de sus intervenciones. Ya hemos tenido una buena dosis de agresividad  por  boca de sus líderes, con insultos que jamás había oído, pese a mi larga experiencia en el seguimiento de campañas electorales (todas hasta ahora). Eso me hace rememorar la altura política que se exhibía en las confrontaciones de principios de nuestra democracia reciente, en las que predominaba la defensa de las ideas con razonamientos que trataban de convencer a los electores. Hasta la llegada de Aznar no se oyeron las descalificaciones personales utilizadas como argumento político, que son  las que están siendo ahora mejoradas con ardor y entusiasmo por su epígono Casado.
El objetivo ahora se fija en conseguir que lo que se diga figure en los  titulares de los medios. Los asesores se afanan en proporcionar munición al líder para que gane el próximo titular. Pero eso es más difícil en la medida que se incrementa el volumen del exabrupto lo que hace que se convierta en una carrera enloquecida que cada vez se aleja más de la sensatez.
 
Sorprende  el crecimiento que la extrema derecha está teniendo sin que se conozcan sus propuestas sobre sobre los asuntos que interesan a la ciudadanía. Da que pensar que hayan vendido tan fácilmente discursos tan simples como  patria, bandera, odio al inmigrante y machismo. Sin duda es responsabilidad de la izquierda que no ha sabido, podido o querido explicar y convencer con un discurso basado en los valores democráticos. Ha olvidado que esos valores, la lucha por la libertad, la ampliación de derechos, la igualdad, la solidaridad, la ayuda al más débil, están en permanente peligro, porque en algunos casos van contra el sentimiento natural de la especie humana que tiende al egoísmo y a la violencia. Sorprende que sus nuevos partidarios se sientan atraídos por la unidad de España, la defensa del himno, el ondear de las banderas y no por sus propuestas para mejorar la sanidad y la educación  la creación de empleo estable y digno, la garantía de estabilidad de las pensiones, en definitiva por mejorar la calidad de vida de la gente. La defensa de España no llena el frigorífico, la bandera no crea empleo y el himno no mejora las listas de espera en sanidad.  
El voto, mi voto, es la herramienta que utilizo para elegir a quién proponga aplicar  políticas que me garanticen la defensa de la libertad, la ampliación de derechos, la mejora de mis condiciones de vida y, muy importante, que me explique cómo lo va a hacer, con qué recursos y dónde los va a conseguir. Eso es lo que se debe explicar en la campaña y sobre eso organizar los debates. Ya sé que las cosas no van por ahí, pero sería deseable que exigiéramos que  fuese así, aunque sólo sea  por respeto a nuestra inteligencia.
No pienso ver ni oír ninguno de los debates que están por venir, mi cuota de escuchar  descalificaciones e insultos está completa y la bronca no me interesa. Pero sí iré a votar.