29 de julio de 2010

Un nuevo panorama financiero




La existencia de Cajasur ha llegado a su fin. Requiescat in pacem. Ahora comienza una nueva época que despierta expectación y a la vez una cierta inquietud. Los nuevos propietarios, la BBK, se han expresado con cautela y han hecho manifestación de sus buenas intenciones, se han ceñido a lo que dicta el manual, y en este caso con más razón por el ambiente enrarecido que ha producido la contrariedad de que el Banco de España no se la haya adjudicado a una caja andaluza, concretamente a Unicaja la mejor posicionada.
En su afán por tranquilizarnos han cometido su primer error, su Presidente ha dicho que Cajasur seguirá siendo una caja y no saldrá de Andalucía. Todos sabemos que se convertirá en un banco y tendrá su sede en Bilbao, como le han recordado desde la Federación Andaluza de Cajas. Y es un error porque desde la caja cordobesa nos han contado tantas mentiras y nos han intoxicado tanto en su última etapa que anhelamos que en esta nueva se nos diga la verdad desde el principio, por dura que pueda ser. En esa estrategia del valium se han comprometido a mantener el nombre de la entidad, es más, a sus sucursales en Andalucía también les van a llamar Banca Cajasur. Una decisión comercial tendente a que la paloma siga presente en nuestras vidas pero al mismo tiempo también nos recordará permanentemente la faena que nos hicieron los curas asesorados por un Espíritu Santo que como ahora sabemos, no entendía nada de finanzas.
Los nuevos gestores deben saber que lo que realmente queremos es que se note que ha habido un cambio, que se va a gestionar de otra manera más racional que la que condujo a su desaparición. Y en eso sí han dicho algunas cosas interesantes. La primera es que la Iglesia no estará en ningún órgano de gobierno, faltaría más. Que los periodistas hagan esa pregunta no es baladí, todavía hay gente que sigue pensando en una maniobra oculta de los curas. Algo estarán tramando para mantener privilegios o sacar tajada. Esto lo alimentó hace unos días el expresidente , el cura Gómez Sierra, mediante un comunicado en el que decía que el Cabildo no estaba dispuesto a renunciar a sus derechos. Hay que recordarle que esos derechos ya los mantenía en el protocolo de fusión con Unicaja y los rompieron simplemente por odio a la entidad malagueña.
También es interesante que los nuevos gestores se propongan administrar la Obra Social con otros criterios muy alejados del clientelismo al que nos tenían acostumbrados, un verdadero derroche de dinero con el único propósito de comprar fidelidades. Cualquier otro criterio lo mejoraría, pero sería oportuno, prudente y más eficaz que los recursos se ajustaran a nuestra realidad, a nuestras necesidades y destinarlos a impulsar los sectores sociales y culturales más dinámicos y creativos. Los recursos de la futura fundación, bien gestionados pueden introducir cambios importantes en una sociedad como la nuestra y esto debe ser un ejemplo de que las cosas ya no son como eran antes.
Queda pendiente de resolver la reestructuración del personal, pero ya hay hecho un trabajo previo que concluye en que la plantilla está sobredimensionada y que ha costado mucho que lo admita el sindicato del Cabildo. El final de este proceso va a ser un indicador importante para saber realmente la dimensión del cambio que se ha producido en nuestro panorama financiero.

Una mirada a la Europa ciudadana





Europa está cada vez más presente en lo cotidiano de nuestras vidas, desde la moneda hasta la salud: el medioambiente, el consumo, la calidad de la alimentación, el transporte, la educación, se rigen por disposiciones y normativas que emanan de las instituciones de la Unión Europea. Es decir, cada vez se avanza más en la construcción de una unión política. Aunque en sus comienzos fueron los intereses económicos los pilares en los que se basó el futuro de esta nueva sociedad, la unión económica y la armonización fiscal siguen un camino más pausado que, en situaciones de crisis profunda como la que padecemos actualmente, produce serias distorsiones y no pocas angustias en los países miembros.
Si analizamos la trayectoria que ha descrito este proceso, constatamos las enormes dificultades que ha habido que superar para crear, por primera vez en la historia, una democracia supranacional en la que no se ha dado ni un solo paso atrás y que se ha dotado de una estructura política, un ordenamiento jurídico y un funcionamiento solidario que nos ha proporcionado prosperidad y bienestar. Se avanza con lentitud pero con firmeza en este nuevo modelo de gobernanza. El parón sufrido en el proyecto de Constitución europea —tal vez porque la situación no estaba suficientemente madura— ha sido reemplazado por el Tratado de Lisboa, que entró en vigor el pasado mes de diciembre de 2009 con contenidos similares, puesto que posee dos características que definen a un Estado de Derecho: la división de poderes y una Carta de Derechos Fundamentales que regula el ejercicio de la ciudadanía. El primer impulso al Tratado le ha correspondido a España en el primer semestre de este año.
Sin embargo no se ha avanzado de igual modo en concienciar a los ciudadanos de este hecho irreversible que nos lleva a un nuevo concepto de ciudadanía absolutamente necesario para construir este complejo andamiaje. Es cierto que sentirse europeos ofrece serias resistencias, tal vez debido al profundo arraigo de los valores nacionales, a que los políticos hacen local lo que realmente tiene clave europea y a que las instituciones europeas no han dedicado suficiente atención al hecho de que no se puede crear una democracia sin la participación de la ciudadanía. Ésta lo manifiesta en el único momento en que se le llama, las elecciones al Parlamento europeo, con unos bajísimos índices de participación. La Carta de Derechos incluida en el Tratado de Lisboa define el ejercicio de una ciudadanía que implica mecanismos de participación que van más allá del voto. Por consiguiente, esta Carta puede y debe ser un instrumento valioso pero para su desarrollo y aplicación ha de contar con el impulso de los organismos sociales y la ineludible voluntad política.
En realidad, la construcción de la ciudadanía europea debe hacerse, además de con símbolos, con políticas eficaces que den respuesta a sus necesidades, con derechos que a los ciudadanos les hagan sentirse como tales y con una participación lo más amplia y eficaz posible. El sentimiento europeo es algo más que compartir una moneda, viajar sin necesidad de utilizar pasaporte o acogerse a los programas de intercambio universitario. Sentirse europeos es tener la posibilidad de ser partícipe en la construcción de la nueva realidad en que vivimos.
Estas reflexiones, entre otras, surgieron en el debate organizado por la Asociación FUTURA con motivo de la Presidencia española de la Unión Europea. Como ponentes participaron Carlos Carnero, Embajador de España para Proyectos de Integración Europea, un profundo conocedor de los procesos seguidos en la construcción de la UE; Susana del Río, miembro del Comité de Expertos y del Club de Roma, especializada en la participación social europea; José Rojas, Presidente de la Federación de Asociaciones Vecinales Al-Zahara; y Ciro Milione, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Córdoba. El debate estuvo moderado por Eduardo Moyano, Director del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC), entidad que ha colaborado en la celebración de este acto. FUTURA ha editado una publicación que recoge las intervenciones de los ponentes y el coloquio posterior.

Purificación Vargas, Mercedes Mayo, José Rodríguez Rueda,
Manuel Pérez Yruela, José Antonio Pedraza, Herminio Trigo, Pablo Novo.
Miembros de la Asociación para el Progreso y la Modernización de Córdoba FUTURA (www.cordobafutura.com).

18 de julio de 2010

Un completo desastre


Se ha producido el último acto del drama vivido en Cajasur, con incertidumbre y sorpresa hasta el final. Un proceso tan irresponsable, tan sinsentido, tan suicida, como el que han llevado a cabo sus responsables eclesiásticos sólo podía terminar causando daño a Córdoba y a Andalucía. Consumatum est. Espero que Dios les perdone porque a los cordobeses nos lo han puesto muy difícil para hacerlo.

En el mundo de la economía y del dinero no hay patria ni corazón, sino intereses, y en el convulso momento en que se encuentran las entidades financieras todo vale para ampliar su espacio y su poder. Quien se quede atrás corre serio peligro de desaparecer devorado por el más fuerte. Y la gestión descerebrada de los curas convirtió a la caja cordobesa en la más débil de esta selva. Ya no teníamos más opción que desear que nos devorara uno de los nuestros. Pues ni ese consuelo hemos tenido.

El Banco de España (BE) ha adjudicado Cajasur a la BBK, una caja del País Vasco, controlada mayoritariamente por el PNV; de hecho, su actual presidente, Mario Fernández es un destacado nacionalista. El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), organismo dependiente del BE, encargó al banco Nomura la organización de la subasta y el estudio de las propuestas. El organismo regulador era el árbitro que, desde su neutralidad, garantizaba el juego limpio; además todos se han esforzado mucho en afirmar que ha sido una decisión “técnica”. Dicho esto, cuesta creer que el Ministerio de Economía permanezca impasible ante operaciones de este tipo que afectan seriamente a la economía del Estado y, especialmente, a las cajas en cuyos consejos de administración se sientan representantes de los partidos políticos. ¿Para qué se gobierna si no? Cuesta creer que el Gobierno no tuviera sus preferencias en una operación como ésta y que no las conociera el órgano regulador, cuyo presidente lo propuso el Gobierno. Mucho peor sería que al Gobierno le diera igual una solución que otra.

Cuesta creer que el BE no supiera que Francisco Sánchez-Asiaín, Consejero Delegado del banco Nomura es hermano de Ignacio Sánchez-Asiaín, Director General de la BBK, con funciones de consejero delegado. Dos personas honestas, pero el trabajo de uno ha beneficiado al otro. Casualidades de la vida. Creo que BE debería haber dicho o hecho algo en ese sentido para que todos confiáramos en su papel de árbitro neutral. Seguramente estaré equivocado y ese parentesco no tendrá ninguna importancia y a lo mejor los hermanos están peleados y ni se hablan entre ellos.

Ha sido un duro golpe para el sistema financiero andaluz, que es lo que los curas han querido siempre, y para el Gobierno andaluz, los partidos políticos, los sindicatos, los empresarios y la sociedad. Para una vez que un asunto concita la unión de todos los andaluces sin distinción y se produce una rara unanimidad en torno a la apuesta porque de esta crisis salga fortalecido nuestro sistema financiero, el árbitro neutral decide que eso no va a ser así, que nuestra financiación va a depender de otros intereses ajenos a Andalucía, que las plusvalías se continuarán yendo a otros lugares y no se invertirán aquí para generar riqueza que ayude a nuestro desarrollo y a la equiparación con los demás territorios del Estado. Un prestigioso diario nacional defendía en su editorial la decisión del BE y acusaba a los dirigentes políticos y sindicales de no pensar en que la tarea principal es conseguir “un mercado financiero único y no defender los nichos financieros de campanario”. Da miedo pensar en eso, como da miedo pensar en “una sola España”, porque a los andaluces “lo único” siempre ha servido para machacarnos, y para ser explotados. Hemos despegado y empezado a ser alguien cuando la pluralidad y la diversidad nos han permitido ser nosotros mismos.

No es una buena estrategia cabrear a Andalucía, el Presidente de la Junta ha expresado públicamente lo que pensamos muchos andaluces y ha adoptado una postura de protesta (¿contra el BE?) no yendo al Comité Federal del PSOE y quedándose en Andalucía para fijar su posición, un gesto que se le agradece y un aviso de que perjudicar a Andalucía no va a salir gratis.

Ahora sí es necesario y urgente que se produzca el entendimiento entre Unicaja y Cajasol, no nos quedan más cartas que jugar para lograr tener nuestro “nicho financiero de campanario” como tienen todos los demás. Este ha de ser un objetivo estratégico de Andalucía, por encima de mezquindades, localismos y estúpidas luchas tribales. Es muy serio lo que está en juego y les toca a los dirigentes políticos, empresariales y sindicales poner sentido común y aprovechar las sinergias que ha generado la lucha para que Cajasur se quedara en Andalucía.