Derrotados
El ambiente que se respira en la sociedad es el peor que yo he conocido. He vivido otras ocasiones donde las circunstancias también fueron muy duras, pero oía a la gente cantar. Se sufría pero teníamos anhelos y esperanza. Teníamos espíritu de lucha y ganas de avanzar, aunque supiéramos que nuestra realidad no iba a cambiar mucho. Ahora, cuando hablas con amigos o caminas por la calle, vemos la tristeza en sus miradas, la angustia cuando te cuentan su situación, muchas veces desesperada. No saben qué hacer, por dónde tirar. Sin trabajo, sin esperanza de encontrarlo. O con trabajo en precario, muy en precario, después de la reforma laboral. Asustados por si caerán al pozo del paro del que no se sale. Con vergüenza de tener que vivir de la caridad de la familia, si puede, o de las ONG. Aterrorizados por el peligro de perder su vivienda. En definitiva… DERROTADOS. ¿Puede el pueblo ser derrotado en una democracia? Imposible, el poder reside en el pueblo. ¿Entonces por qué esa