29 de septiembre de 2016

GOLPE DE MANO EN EL PSOE



El golpe de mano efectuado por un grupo de disidentes de la dirección del PSOE para descabalgar de la secretaría general a Pedro Sánchez, ha sumido a sus militantes, simpatizantes, votantes y a la ciudadanía en el desconcierto, el estupor y la indignación (que cada uno se aplique el calificativo que le venga bien). Era impensable que los que la han llevado a cabo no hubieran tenido en cuenta el destrozo que hacían y las tremendas consecuencias que acarreaba su acción. Su única explicación ha sido la aplicación de las normas estatutarias pero quedan sin explicar los objetivos políticos que persiguen que son los que nos interesan a la ciudadanía ¿Destituirlo para qué? Analicemos la situación.

 Pedro Sánchez fue elegido Secretario General por la militancia en un proceso de primarias dónde concurría con dos candidatos más. Mayor legitimidad democrática no existe. Esa legitimidad pretenden cambiarla un grupo de dirigentes sin explicar las razones políticas que le llevan a tomar tan tremenda decisión y sin tener en cuenta las gravísimas consecuencias que trae consigo. Además lo hacen en medio de una profunda crisis institucional en la que está sumida el país. No cabe mayor irresponsabilidad y es muy preocupante que entre los rebeldes figuren personas que desempeñan cargos institucionales de la mayor importancia.

 Han intentado justificarlo porque el Secretario General ha propuesto la celebración de unas primarias y el congreso que estaba aplazado. Dos mecanismos democráticos que traen consigo recabar de la militancia su opinión sobre el camino a seguir en la convulsa situación política que atravesamos. Al sentirse acosado por las intrigas de  este grupo de disidentes la única salida del Secretario General ha sido consultar a las bases del partido, una actuación consecuente en una organización política que presume de democracia interna.

Han dado el golpe tres días antes de celebrarse un comité federal. Tampoco han explicado por qué no han esperado para plantear sus intenciones en un debate en el seno del máximo órgano del partido. Cabe deducir que lo han hecho porque no contaban con los apoyos necesarios para llevar a cabo tamaño despropósito. No es de recibo ni de sentido común que un órgano destituya al Secretario General elegido por la militancia. A falta de argumentos que lo justifiquen han optado por una artimaña que han vestido de legalidad, sin considerar las consecuencias de romper el partido y causar un daño irreparable en el sistema democrático del país y especialmente en el seno de la izquierda, dónde el PSOE es el máximo representante.

La consecuencia política es que han eliminado la posibilidad de que se explore la formación de un Gobierno del cambio y dejado el camino expedito a que la derecha gobierne cuatro años más. Y ese parece ser el objetivo que se pretendía, al menos esa es la consecuencia de su irresponsabilidad. Pero lo que asombra de todo esto es que podían haber propuesto en el comité federal que el PSOE se abstuviera en la investidura de Rajoy. Decisión que tendría que acatar en Secretario General y de no estar dispuesto a hacerlo tuviera que presentar su dimisión. Entonces se hubieran cargado de razón y tendría justificación lo que ahora han querido hacer por la fuerza. Todo indica que temían que su propuesta no tuviera éxito.  Solo cuando no se tienen argumentos  ni capacidad para convencer, se usa la fuerza, han emulado a Clausewitz, la guerra es la continuación de la política por otros medios.
Debajo de todo esto hay acuerdos secretos incumplidos, maniobras desestabilizadoras, ambiciones personales y un largo etcétera, pero con esta maniobra han tapado los errores de Pedro Sánchez, que los ha habido y lo han hecho un mártir. ¿Cabe mayor torpeza?
Hoy la izquierda de este país está sumida en la tristeza y la desesperanza como nunca estuvo en nuestra reciente historia democrática y  costará mucho tiempo y esfuerzo salir de este estropicio. Lo que indigna es que la derecha se frota las manos ante este regalo que se le ha servido en bandeja.
Convendría saber los nombres de los hábiles estrategas que han diseñado esta operación, son los únicos españoles que merecen estar en el paro,

28 de septiembre de 2016

LAS RAZONES DE ESTADO DEL PSOE


Atravesamos uno de los momentos más difíciles de la democracia en España y la guerra interna desatada en el PSOE agrava aún más la situación. La causa que nos ha traído hasta aquí ha sido, fundamentalmente, la actitud que el  gobierno socialista mantuvo frente a la crisis del 2007. La posición de “Estado” que adoptó, y que hizo que aceptara las medidas que le pedían los mercados y Bruselas, le supuso renunciar a su programa y trajo consigo el sufrimiento para mucha gente, como siempre los más desfavorecidos. El PSOE perdió la credibilidad, el Gobierno y una gran parte del espacio político que ocupaba. La consecuencia inmediata fue que  el PP obtuvo la  mayoría absoluta y dejó el campo libre para que los aventureros de la política ocuparan el espacio que  nunca tendría que haber abandonado. De aquellos polvos estos lodos.
 Esta situación ha desnaturalizado a la socialdemocracia y el resultado ha sido el descrédito que arrastra desde entonces y que se refleja en los malos resultados que ha obtenido en las distintas convocatorias electorales celebradas desde entonces. La percepción que se tiene es que los valores de la lucha contra la desigualdad y la defensa de los más desfavorecidos, ya no la representa el socialismo. Este camino que se tomó en su momento, barrió de un plumazo el trabajo llevado a cabo durante décadas y que desarrolló  este país como nunca se había conocido antes, con importantes avances en políticas de modernización, redistribución e igualdad.
Esa desconfianza se materializa en el crecimiento de las nuevas organizaciones políticas agrupadas en torno a Podemos, donde se concentran las reivindicaciones más diversas, desde los nacionalistas hasta los antisistema. Un magma difícil de definir y con objetivos difusos para que todos encuentren acomodo y cuyo principal objetivo es ocupar el espacio político que ha perdido el PSOE.
Que los socialistas  recuperen ese espacio perdido es necesario para dar estabilidad política al sistema y que el votante de izquierda se sienta representado, pero requiere de tiempo y una actitud política clara. Eso supone sacrificio y levantar la vista del suelo, o como se dice ahora poner las luces largas. Por desgracia para todos, las circunstancias actuales no parecen indicar que ese camino se vaya a tomar, no todos dentro del partido están  en esa idea. Las dos almas del PSOE, que siempre han convivido, unas veces de forma pacífica, las menos, y otras de forma violenta, están es estos momento en puertas de sumir al partido en una crisis de consecuencias imprevisibles.
La actitud que ha adoptado Pedro Sánchez de convocar unas  primarias y un Congreso Federal, con el objetivo de conseguir la unidad, ha hecho estallar a los que vienen desde el pasado año deseando echarlo de mala manera. Son los que defienden que hay que abstenerse, y hacer posible que gobierne Rajoy por el bien de España porque se necesita urgentemente que haya un Gobierno. Una razón de Estado. Exactamente igual es lo que piensa el PP, los poderes económicos, los financieros y los mediáticos, perfectamente sincronizados, que están empujando como una manada de lobos ¿Ya se nos ha olvidado que fue una razón de Estado la que nos trajo a esta situación?
En estos momentos, si se quiere recuperar el espacio político perdido hay que empezar por el principio, estar contra la derecha, especialmente contra esta derecha corrupta y sin alma. Es decir, hegemonizar el territorio de la izquierda de forma nítida. No confundir a la gente más de lo que ya está. El PSOE es la única fuerza política que puede hacerlo y es absolutamente necesario que lo haga.
El acuerdo del  último Comité Federal pareció dejar las cosas claras, no propiciar un Gobierno de PP por acción u omisión. Acuerdo que ha cumplido escrupulosamente el Secretario General, con una absoluta convicción. Ahora algunas voces, las que se amparan en las razones de Estado, se han alzado pidiendo que “hay que reflexionar”, que no se puede ir a otra convocatoria electoral y que intentar liderar la formación de un gobierno alternativo es una locura, es decir que hay que permitir que gobierne Rajoy, o sea, que se deje de ser la alternativa de gobierno, la razón de ser de la izquierda.
Si esta postura gana y se permite que Rajoy sea Presidente, también habrá que permitir que los Presupuestos Generales que presente el PP salgan adelante, igual habrá que permitir que las condiciones draconianas que impone Bruselas se pongan en práctica. Y renunciar a las derogaciones de la leyes como la reforma laboral, la ley mordaza, la ley Wert , los recortes en Sanidad, en Educación, etc. ¿De qué sirvió que en las campañas electorales se haya dicho hasta la saciedad que todo eso iba a cambiar, si ahora se permite que continúen en vigor? Un hachazo a la credibilidad del Partido que puede ser definitivo.
El mismo trance es el que ha atravesado el laborismo británico. Cuando un grupo numeroso de diputados se opuso a las políticas de su secretario general, Jeremy Corbyn,  provocaron un serio conflicto que se resolvió convocando un congreso en el que los militantes apoyaron con una mayoría aplastante a su líder. En estos momentos de crisis e incertidumbre la gente exige claridad en la defensa de los principios por los que se apuesta. No es sólo una cuestión de liderazgo, es política.







20 de septiembre de 2016

EL ÉXITO DEL PP

  
Muchos españoles, algunos  medios de comunicación y por supuesto las redes sociales, expresan su incredulidad sobre los resultados electorales de PP. Continúan siendo votados mayoritariamente, con lo que tienen encima de corrupción, mentiras, engaños y una gestión política que tanto daño nos ha hecho. Rajoy sostiene todo este mar de despropósitos con indiferencia y desprecio a las más elementales normas de decencia democrática que, de tenerla, hace tiempo le hubieran hecho dimitir. Es una expresión generalizada, y real, de que en cualquier país europeo esto no podría estar pasando, ¿por qué entonces pasa aquí? ¿Por qué 8 millones de españoles han depositado su confianza en ellos para que nos gobiernen? Las causas de este extraño fenómeno se deben a varias razones, citaremos algunas.
1.-  En nuestro acervo cultural ha figurado siempre el concepto de que quién está en el poder lo utiliza en su propio beneficio. Es un hecho que se admite como normal y la democracia no ha sabido o podido alterar esa percepción, por más  se haya demostrado que la mayoría de las personas que tienen responsabilidad en las distintas administraciones son honestas. Y ha sido mayoritariamente la izquierda la que ha hecho ese esfuerzo, aunque haya tenido también algunas manzanas podridas en su cesto.
Este es un país donde abundan los tunantes, pillos y sinvergüenzas. Es sintomático que la aportación que hace la literatura española a la universal es la novela picaresca. El lazarillo del Tormes, Rinconete y Cortadillo, Guzmán de Aznalfarache, son ejemplos de esa aportación y reflejo de una forma de ser y sentir española que se remonta siglos en nuestra historia y que explican, en alguna medida, la situación actual de corrupción que padecemos. Asombra el descaro que tienen los corruptos que manifiestan abiertamente sus intenciones. “Estoy en política para forrarme” llegó a decir  un dirigente del PP valenciano.
Esta idea es la que percibe el ciudadano de a pie que tiene arraigado el concepto de que “todos roban”, por tanto la corrupción no se castiga en las urnas ¿para qué? Si los que entren se van a forrar igual. Es muy triste reconocer que somos un país donde la ética y la honradez no son los principios que se valoran.
2.-  Este pensamiento genuino nuestro se ve reforzado con el carácter tribal que tiene la derecha española, frente al cainismo tradicional que destruye a la izquierda. Los fieles al PP admiten  que hay corrupción, “ sí, son unos corruptos pero son NUESTROS corruptos”. Un concepto de defensa que también practica la mafia. Los últimos sondeos de opinión publicados indican que, de celebrarse otras elecciones, la única fuerza política que sube es el PP, pese a los casos escandalosos que surgen a diario y pese al ser el único partido político de la historia procesado por corrupción. Esto se produce porque sus fieles votantes tienen una fe a prueba de corrupción y se movilizan militarmente. La abstención de los ciudadanos, hartos de la situación política, les favorece porque ellos no se abstienen.
3.-  La derecha, apoyada por los poderes económicos, que tampoco brillan por su moralidad, se ha ocupado en controlar los medios de comunicación, de hecho lo hacen con la inmensa mayoría, y por tanto controlan la información, la forma de comunicarla y la opinión. El resultado es que distorsionan la realidad, la carencia de una actitud crítica por gran parte de la ciudadanía hace el resto. Las declaraciones públicas de los dirigentes del partido, son mensajes simples, de argumentario,  para que los fieles las difundan, no importan que sean mentiras, por burdas que sean, el caso es repetirlas muchas veces hasta que adquieran el carácter de verdades. Goebbels dixit. Sus voceros se encargan de ello que para eso cobran. Es lo que hay.
4.- Pero la culpa de este estado de cosas también la tiene los partidos de la izquierda. Creíamos que la democracia suponía un cambio profundo en los comportamientos de los representantes políticos, sujetos a una valoración de sus actos por parte de la ciudadanía. Pero nos olvidamos del trabajo que había que hacer para cambiar el pensamiento y los valores de nuestra sociedad. Es innegable que se ha avanzado mucho en políticas de igualdad, de bienestar, de sanidad, pero muy poco en educación y en el fomento de los valores que hacen a una sociedad sana y crítica. Esa debería haber sido la tarea de la izquierda, pero cayó en la trampa de la inmediatez de conseguir votos antes que realizar un trabajo a largo plazo de  cambio de pensamiento en la sociedad.
Mientras tanto el PP hace responsable de la parálisis política a Pedro Sánchez porque no hace posible que Rajoy sea presidente. Al Rajoy que anima a Bárcenas a resistir; al que tuvo como ministra a Ana Mato que no sabía que tenía un Jaguar en el garaje  que le habían regalado a su marido como soborno; al que encumbra al ex ministro Soria, evasor de impuestos y creador del impuesto al Sol; al amigo de Rita Barberá; al  que otorga un retiro de oro a José Ignacio Wert, que ha sumido a la Educación en el mayor caos de la historia, el que ha conseguido el mayor nivel de desigualdad que se conoce… ¿De verdad hay que dejar que esta persona gobierne? Esto es el mayor despropósito que se ha visto en la política española reciente, que un partido político de izquierdas, que es alternativa de Gobierno, haga posible que gobierne esta derecha corrupta para que continúen haciendo las políticas que han arruinado la vida de tanta gente. Bien, pues esa aberración política han conseguido convertirla en un mantra, de tal manera, que están consiguiendo que sea una opinión mayoritaria que, además, hace  mella en las filas socialistas, el malo es Pedro Sánchez. Todo un éxito.