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Mostrando entradas de diciembre, 2009

¿A dónde nos vamos?

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El Partido Popular ha hecho un análisis de la situación que atraviesa Córdoba y ha vaticinado lo que va pasar el próximo año e incluso más allá. Lo ha hecho con el rigor, la profundidad y la objetividad que le caracteriza, por tanto sus conclusiones hay que tomarlas muy en serio. Hay que escuchar con mucha atención lo que dice un partido político que aspira a gobernar en España, Andalucía y Córdoba porque sus razonamientos y propuestas pueden ser los que guien nuestras vidas en los próximos años. Sus dirigentes lo saben, por eso quieren dar una imagen equilibrada y, sobre todo, creíble a la opinión pública, sus argumentos están sólidamente fundamentados en rigurosos estudios, que enseñan ante los medios de difusión para demostrar que lo que dicen no es fruto del capricho, ni de la improvisación, ni siquiera partidista. Es la verdad, desnuda de toda hojarasca. Pues bien, fruto de ese riguroso trabajo ha llegado a la conclusión de que Córdoba se cae a pedazos , así, de repente,

Año horrible

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En estas fechas es costumbre hacer balance del año, ¿por qué será que lo primero que recordamos es lo malo? Este año no hay que hacer esfuerzos de memoria, para la mayoría ha sido un año horrible, donde se ha sobrevivido como se ha podido y lo mejor que podemos decir del 2009 es que se acaba. Pero no deberíamos olvidarlo, muy al contrario debemos mantener siempre frescas en la memoria las consecuencias de la avaricia, de las injusticias que produce un sistema, sin control alguno, donde se aprovechan unos pocos terroristas económicos y desgracian la vida de los demás. Se ha puesto de manifiesto con una enorme claridad la maldad de un sistema basado exclusivamente en el mercado como un sistema económico, político, social y cultural, es decir, todo es el mercado. Un viejo pensamiento puesto al día en los think tank de la derecha, difundido por sus medios de comunicación, aplicados por sus centros de poder económico y favorecido por el poder político. Cuando este enorme tinglado sufre

30 años de Ayuntamientos democráticos

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En este 2009 que agoniza los Ayuntamientos democráticos han cumplido 30 años. Una generación ha crecido y se ha desarrollado en la normalidad democrática. Todo un lujo del que no disfrutamos los que crecimos en la dictadura y aún tenemos asignaturas pendientes que nunca podremos aprobar porque nunca volveremos a ser jóvenes. Estos cumpleaños vienen bien para que las nuevas generaciones conozcan que los mayores, cuando tenían su edad, vivieron en un mundo en el que no existían las libertades que hoy se tienen, que los alcaldes no los elegían los ciudadanos, sino que los ponía y los quitaba el dictador Franco, que las protestas y reivindicaciones se reprimían duramente, que los movimientos vecinales y sindicales se tenían que enmascarar porque estaban prohibidos, de los partidos políticos ni hablamos. Que la práctica de estas actividades se castigaba con la cárcel y alguna que otra paliza. Por eso es explicable la ilusión y las ganas de cambiar las cosas con las que llegamos los que

El silencio

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La Iglesia ha tenido que admitir que el único camino que le quedaba a Cajasur era fundirse con Unicaja, ha tenido que reconocer que el Banco de España no iba de farol y que la intervención era una realidad. Hasta última hora ha estado esperando un milagro, porque eso es lo que se pretendía, que no hubiera fusión, que no interviniera el Banco de España y mantener todos los puestos de trabajo, pero alguno de sus miembros tuvo que mantener la cordura en medio de tanta sinrazón, aunque estoy seguro que todavía nos darán algún que otro espectáculo. En todo este desgraciado asunto, que lleva varios meses expuesto, llama poderosamente la atención la escasa o nula reacción pública de los cordobeses. ¿Somos conscientes de lo que está pasando? Nadie que diga ni una palabra contra los autores de esta catástrofe. Nadie que le diga al representante de IU en el Consejo que es una gravísima irresponsabilidad decir "Si nos interviene el Banco de España, que nos intervengan", que no son g

El gueto de Palestina

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Los judíos no pueden utilizar la Biblia como un catastro para establecer derechos territoriales. Andrè Glucksmann Desde hace muchos años siento horror cada vez que me aproximo, desde distintas vertientes, al holocausto judío. No podré olvidar nunca mi visita a un campo de concentración en Alemania, cuando después de ver los barracones, los hornos crematorios y depositar un ramo de flores en el monumento que habían levantado en memoria de las víctimas, un nudo en la garganta me impedía respirar. Una cosa es haber visto imágenes o leído relatos y otra bien distinta es pisar el terreno donde se produjo esta barbarie. No se puede comprender cómo unos seres humanos pudieron tratar de esa manera a sus semejantes, sólo si sopesamos que no eran seres humanos y que no consideraban a los judíos sus semejantes podríamos entender algo de lo que pasó. Pero el horror y la incomprensión no sólo se circunscribe a los campos de exterminio, también abarca el tratamiento que los nazi