LA IDEOLOGÍA COMO ACUSACIÓN
La derecha de este país siempre ha tenido a gala carecer de ideología, es un tic heredado del franquismo donde tener ideología era ser un rojo fusilable. Cuentan una vieja anécdota de Franco, muy difundida y no sé si cierta, en la que le dice a uno de sus ministros, “Usted hago como yo, no se meta en política”, meterse en política significaba salirse de las directrices marcadas por el régimen. Él no hacía política, fusilaba sin más. No se puede hacer política sin tener unos objetivos que la definan, fruto de un pensamiento, una filosofía, una forma de ver la vida, un concepto del tipo de sociedad a la que se aspira. Es decir, no se puede hacer política sin tener una ideología. Esto, que es lo básico que se aprende en cualquier centro de enseñanza, el líder del PP, Pablo Casado, no lo conoce, tal vez porque estudió muy deprisa o el día que lo explicaron no estuvo en clase. Ahora no se puede acusar a alguien de hacer política, como en la dictadura, imposible hacerlo en un s