LA MUERTE DE MONTESQUIEU
Dada la situación que se está atravesando con el protagonismo tan negativo de las decisiones judiciales, sería necesario echar la vista atrás, como siempre que ocurre cuando se llega a situaciones extremas, para repasar los fundamentos que sustentan nuestra sociedad, nuestra convivencia y nuestra estructura de gobierno, para reivindicar esos valores. L a ambición del ser humano siempre ha sido, y continúa siéndo acaparar todo el poder posible: e l poder absoluto. Desde la revolución francesa se abrió un camino para el reparto de ese poder. Su estructura y la forma de ejercerlo se lo debemos, en primer lugar al barón de Montesquieu, que puso en el siglo XVIII los pilares del sistema de separación de poderes frente a los absolutismos existentes. Nuestro sistema democrático definido en la Constitución de 1978, establece ese reparto del poder en legislativo, ejecutivo y judicial, a la vez que define claramente que todos emanan del pueblo. La convivencia democrática se basa, fun