31 de octubre de 2016

DENIGRAR LA POLÍTICA

El último mes hemos asistido con estupor al espectáculo bochornoso que nos han brindado nuestros representantes políticos, socialistas fundamentalmente. En mis 42 años de vida política, jamás presencié nada igual, y he visto de todo, o creía haberlo visto. Hemos asistido a un increíble y chapucero golpe de mano para derrocar al Secretario General socialista, elegido por las bases del partido; hemos conocido presiones intolerables de los poderes económicos y mediáticos contra Pedro Sánchez; hemos presenciado un estilo insoportablemente encanallado y navajero en los debates parlamentarios. De los televisivos ni hablamos. Estamos viviendo la aplicación a la política de un estilo “Sálvame”, el programa más soez de la historia de la televisión. Todo ello para conseguir que nos gobierne un partido corrupto.
Anoche, cuando Pedro Sánchez, en una entrevista con Jordi Évole, anunció que había abierto una página web para comunicarse con los militantes, sufrió un ataque por corsarios informáticos que ha hecho imposible que se pueda acceder a esa página. Jamás se había visto nada igual: que en una democracia se niegue la libertad de expresión. Por cierto, yo también padecí hace unos días un ataque a mi página web por manifestar en varios artículos mi opinión contraria a que se permitiese que Rajoy fuese presidente del gobierno. Me aterra  pensar que volvamos a los negros tiempos en que  la discrepancia estaba castigada.
Por ahora esos poderes están ganando, ya tienen al PP en el gobierno, “Una banda criminal organizada”, según han dicho los jueces. Nos espera una buena.

(Columna de opinión en la SER)


17 de octubre de 2016

EL AMOR Y EL VOTO

Quedan pocos días para que la situación política del país desemboque en unas terceras elecciones. Nadie quiere aparecer como responsable del fracaso de no poder llegar a un acuerdo que las impida, después de casi un año sin gobierno. Pero la derecha y sus grupos mediáticos, con notables refuerzos de última hora, han conseguido que todo apunte a que el responsable de ese fracaso es el PSOE. Jamás se había producido una circunstancia tan peculiar en la que una fuerza política  que representa la alternativa de izquierda fuera responsable por no facilitar un gobierno de la derecha. Especialmente de esta derecha corrupta, que ha practicado unas políticas crueles con los más desfavorecidos de la sociedad. La paradoja llega al paroxismo cuando se le exige que facilite ese gobierno en un escenario en el que se están juzgando sus casos de escandalosa corrupción y malversación de dinero público en su propio provecho. Es decir, el PP comete los presuntos delitos y las consecuencias las paga el PSOE. Increíble. Sin embargo esa es la situación que tienen que resolver los socialistas de manera inmediata. Los que propiciaron el golpe de mano para echar a Pedro Sánchez de la Secretaría General, defienden que lo hicieron porque ahora había que pensar en el bien general por encima de los intereses del partido, hay que facilitar que Rajoy continúe en el poder “por el bien de España”, dijeron.
Pero ¿es ésta la decisión que más favorece a los españoles? ¿No hubiera sido mejor que el PSOE cumpliera su misión, en la que confiaban sus votantes, de que intentara armar un gobierno alternativo, por difícil que fuera? No deja de ser significativo que las “líneas rojas” se establezcan para negar una negociación con las fuerzas nacionalistas y sin embargo no existan para apoyar a esta derecha reaccionaria y corrupta.
Los intereses de muchos españoles quieren ser representados por los principios que dice defender el PSOE. El trabajo realizado cuando gobernó, consiguió un país más moderno y con más igualdad, es lo que se espera de la socialdemocracia. Sin duda cometió errores en la gestión a comienzos de la crisis. Nadie esperaba que tomara medidas contrarias a sus principios y a su programa, y lo pagó muy caro en las urnas. Desde la oposición intentó volver a su perfil, aunque no recuperó  el descrédito que sufrió y que dio paso al nacimiento de nuevas fuerzas políticas nucleadas en torno a Podemos. Desde entonces el PSOE navega entre crisis de liderazgo y de orientación política que han hecho aflorar con fuerza las dos almas que siempre han convivido en su seno, la socialista y la liberal.
En mi opinión creo que en estos momentos de profunda crisis de identidad por la que atraviesa el socialismo, habría que recuperar los principios que lo identifican, cueste lo que cueste. Y desde ahí comenzar una etapa de recuperación de la credibilidad, una tarea dura, lenta y constante con resultados a medio plazo. El principio es dejar muy claro que  es la alternativa política y que en ningún caso, por acción u omisión, propiciará un gobierno de la derecha.
El “bien de España” no es dejar gobernar a Rajoy, es no dejar a millones de españoles sin una opción política que votar.
En la película “El Presidente y Miss Wade” de Rob Reiner (1995), el Presidente de EE.UU. (Michael Douglas) retira del Congreso una ley ecologista que defendía su novia (Annette Bening). Ante el profundo disgusto de ésta, le pregunta si había perdido su amor por esta acción, a lo que ella le respondió: “Ha perdido usted algo más importante que mi amor, Sr. Presidente, ha perdido mi voto”. Pues eso.



5 de octubre de 2016

YA NO ESTÁ SÁNCHEZ ¿ Y AHORA QUÉ?


Una vez consumado el golpe en un escenario entre patético y trágico, y transcurridos unos días, es necesario y urgente que conozcamos hacia dónde se dirige el PSOE, pero instigadores y Gestora guardan silencio. Cabe deducir, casi con certeza, que van a decidir abstenerse en una posible investidura de Mariano Rajoy, otra cosa no parece posible, unas terceras elecciones sin candidato, y con las máximas cotas de descrédito conseguidas en el último Comité Federal, no parece que aconsejen nada más que retirarse de la batalla por el Gobierno y esperar a recomponer, si se puede, el enorme destrozo provocado por una estrategia irresponsable y suicida. Los que han propiciado esta situación tienen que tener una alternativa, es lo menos que se espera de los que propician un cambio, sobre todo tan traumático como éste. Si su plan  era facilitar que Rajoy siguiera en el poder cuatro años más, deben decirlo cuanto antes, es su obligación y lo que reclama la ciudadanía. La segunda fuerza política del país no puede tener a la gente sin saber lo que van a hacer.  Y explicar, de paso,  por qué para cambiar de posición han tenido que destrozar el partido.
Necesitamos una explicación coherente porque ha sido mucho el daño que se ha hecho a la esperanza de mucha gente. Una explicación clara, más allá de las intrigas palaciegas de poder, que poco le importan a los sufridos seguidores, que contemplan perplejos el desastre y que los deja sin opción política por la que apostar. Es imperdonable que se le haya facilitado  a esta derecha corrupta el regalo de gobernar cuatro años más, por ahora. Claro que no es fácil la explicación, por eso debían de haberlo pensado antes de meterse en este lío de desastrosas consecuencias.
Si hubieran esperado al Comité Federal para exponer sus razones y convencer con sus argumentos políticos, que sin duda los tienen, para modificar la decisión del no a Rajoy, todo sería distinto. Se hubiera propiciado un debate político, necesario en el contexto en el que se encuentra la situación del país. Ahora ya no tiene remedio. Cualquier explicación que se dé en estos momentos está necesariamente viciada por la lucha por quitar a Pedro Sánchez de la Secretaría General.
Y un consejo: no utilicen el argumento de que lo han hecho por el bien de España, suena raro en boca de socialistas, aunque peor sería que lo hubieran hecho por el bien de la patria. No es de extrañar que la ocurrencia haya salido de alguno de los “autores intelectuales” del golpe.


29 de septiembre de 2016

GOLPE DE MANO EN EL PSOE



El golpe de mano efectuado por un grupo de disidentes de la dirección del PSOE para descabalgar de la secretaría general a Pedro Sánchez, ha sumido a sus militantes, simpatizantes, votantes y a la ciudadanía en el desconcierto, el estupor y la indignación (que cada uno se aplique el calificativo que le venga bien). Era impensable que los que la han llevado a cabo no hubieran tenido en cuenta el destrozo que hacían y las tremendas consecuencias que acarreaba su acción. Su única explicación ha sido la aplicación de las normas estatutarias pero quedan sin explicar los objetivos políticos que persiguen que son los que nos interesan a la ciudadanía ¿Destituirlo para qué? Analicemos la situación.

 Pedro Sánchez fue elegido Secretario General por la militancia en un proceso de primarias dónde concurría con dos candidatos más. Mayor legitimidad democrática no existe. Esa legitimidad pretenden cambiarla un grupo de dirigentes sin explicar las razones políticas que le llevan a tomar tan tremenda decisión y sin tener en cuenta las gravísimas consecuencias que trae consigo. Además lo hacen en medio de una profunda crisis institucional en la que está sumida el país. No cabe mayor irresponsabilidad y es muy preocupante que entre los rebeldes figuren personas que desempeñan cargos institucionales de la mayor importancia.

 Han intentado justificarlo porque el Secretario General ha propuesto la celebración de unas primarias y el congreso que estaba aplazado. Dos mecanismos democráticos que traen consigo recabar de la militancia su opinión sobre el camino a seguir en la convulsa situación política que atravesamos. Al sentirse acosado por las intrigas de  este grupo de disidentes la única salida del Secretario General ha sido consultar a las bases del partido, una actuación consecuente en una organización política que presume de democracia interna.

Han dado el golpe tres días antes de celebrarse un comité federal. Tampoco han explicado por qué no han esperado para plantear sus intenciones en un debate en el seno del máximo órgano del partido. Cabe deducir que lo han hecho porque no contaban con los apoyos necesarios para llevar a cabo tamaño despropósito. No es de recibo ni de sentido común que un órgano destituya al Secretario General elegido por la militancia. A falta de argumentos que lo justifiquen han optado por una artimaña que han vestido de legalidad, sin considerar las consecuencias de romper el partido y causar un daño irreparable en el sistema democrático del país y especialmente en el seno de la izquierda, dónde el PSOE es el máximo representante.

La consecuencia política es que han eliminado la posibilidad de que se explore la formación de un Gobierno del cambio y dejado el camino expedito a que la derecha gobierne cuatro años más. Y ese parece ser el objetivo que se pretendía, al menos esa es la consecuencia de su irresponsabilidad. Pero lo que asombra de todo esto es que podían haber propuesto en el comité federal que el PSOE se abstuviera en la investidura de Rajoy. Decisión que tendría que acatar en Secretario General y de no estar dispuesto a hacerlo tuviera que presentar su dimisión. Entonces se hubieran cargado de razón y tendría justificación lo que ahora han querido hacer por la fuerza. Todo indica que temían que su propuesta no tuviera éxito.  Solo cuando no se tienen argumentos  ni capacidad para convencer, se usa la fuerza, han emulado a Clausewitz, la guerra es la continuación de la política por otros medios.
Debajo de todo esto hay acuerdos secretos incumplidos, maniobras desestabilizadoras, ambiciones personales y un largo etcétera, pero con esta maniobra han tapado los errores de Pedro Sánchez, que los ha habido y lo han hecho un mártir. ¿Cabe mayor torpeza?
Hoy la izquierda de este país está sumida en la tristeza y la desesperanza como nunca estuvo en nuestra reciente historia democrática y  costará mucho tiempo y esfuerzo salir de este estropicio. Lo que indigna es que la derecha se frota las manos ante este regalo que se le ha servido en bandeja.
Convendría saber los nombres de los hábiles estrategas que han diseñado esta operación, son los únicos españoles que merecen estar en el paro,

28 de septiembre de 2016

LAS RAZONES DE ESTADO DEL PSOE


Atravesamos uno de los momentos más difíciles de la democracia en España y la guerra interna desatada en el PSOE agrava aún más la situación. La causa que nos ha traído hasta aquí ha sido, fundamentalmente, la actitud que el  gobierno socialista mantuvo frente a la crisis del 2007. La posición de “Estado” que adoptó, y que hizo que aceptara las medidas que le pedían los mercados y Bruselas, le supuso renunciar a su programa y trajo consigo el sufrimiento para mucha gente, como siempre los más desfavorecidos. El PSOE perdió la credibilidad, el Gobierno y una gran parte del espacio político que ocupaba. La consecuencia inmediata fue que  el PP obtuvo la  mayoría absoluta y dejó el campo libre para que los aventureros de la política ocuparan el espacio que  nunca tendría que haber abandonado. De aquellos polvos estos lodos.
 Esta situación ha desnaturalizado a la socialdemocracia y el resultado ha sido el descrédito que arrastra desde entonces y que se refleja en los malos resultados que ha obtenido en las distintas convocatorias electorales celebradas desde entonces. La percepción que se tiene es que los valores de la lucha contra la desigualdad y la defensa de los más desfavorecidos, ya no la representa el socialismo. Este camino que se tomó en su momento, barrió de un plumazo el trabajo llevado a cabo durante décadas y que desarrolló  este país como nunca se había conocido antes, con importantes avances en políticas de modernización, redistribución e igualdad.
Esa desconfianza se materializa en el crecimiento de las nuevas organizaciones políticas agrupadas en torno a Podemos, donde se concentran las reivindicaciones más diversas, desde los nacionalistas hasta los antisistema. Un magma difícil de definir y con objetivos difusos para que todos encuentren acomodo y cuyo principal objetivo es ocupar el espacio político que ha perdido el PSOE.
Que los socialistas  recuperen ese espacio perdido es necesario para dar estabilidad política al sistema y que el votante de izquierda se sienta representado, pero requiere de tiempo y una actitud política clara. Eso supone sacrificio y levantar la vista del suelo, o como se dice ahora poner las luces largas. Por desgracia para todos, las circunstancias actuales no parecen indicar que ese camino se vaya a tomar, no todos dentro del partido están  en esa idea. Las dos almas del PSOE, que siempre han convivido, unas veces de forma pacífica, las menos, y otras de forma violenta, están es estos momento en puertas de sumir al partido en una crisis de consecuencias imprevisibles.
La actitud que ha adoptado Pedro Sánchez de convocar unas  primarias y un Congreso Federal, con el objetivo de conseguir la unidad, ha hecho estallar a los que vienen desde el pasado año deseando echarlo de mala manera. Son los que defienden que hay que abstenerse, y hacer posible que gobierne Rajoy por el bien de España porque se necesita urgentemente que haya un Gobierno. Una razón de Estado. Exactamente igual es lo que piensa el PP, los poderes económicos, los financieros y los mediáticos, perfectamente sincronizados, que están empujando como una manada de lobos ¿Ya se nos ha olvidado que fue una razón de Estado la que nos trajo a esta situación?
En estos momentos, si se quiere recuperar el espacio político perdido hay que empezar por el principio, estar contra la derecha, especialmente contra esta derecha corrupta y sin alma. Es decir, hegemonizar el territorio de la izquierda de forma nítida. No confundir a la gente más de lo que ya está. El PSOE es la única fuerza política que puede hacerlo y es absolutamente necesario que lo haga.
El acuerdo del  último Comité Federal pareció dejar las cosas claras, no propiciar un Gobierno de PP por acción u omisión. Acuerdo que ha cumplido escrupulosamente el Secretario General, con una absoluta convicción. Ahora algunas voces, las que se amparan en las razones de Estado, se han alzado pidiendo que “hay que reflexionar”, que no se puede ir a otra convocatoria electoral y que intentar liderar la formación de un gobierno alternativo es una locura, es decir que hay que permitir que gobierne Rajoy, o sea, que se deje de ser la alternativa de gobierno, la razón de ser de la izquierda.
Si esta postura gana y se permite que Rajoy sea Presidente, también habrá que permitir que los Presupuestos Generales que presente el PP salgan adelante, igual habrá que permitir que las condiciones draconianas que impone Bruselas se pongan en práctica. Y renunciar a las derogaciones de la leyes como la reforma laboral, la ley mordaza, la ley Wert , los recortes en Sanidad, en Educación, etc. ¿De qué sirvió que en las campañas electorales se haya dicho hasta la saciedad que todo eso iba a cambiar, si ahora se permite que continúen en vigor? Un hachazo a la credibilidad del Partido que puede ser definitivo.
El mismo trance es el que ha atravesado el laborismo británico. Cuando un grupo numeroso de diputados se opuso a las políticas de su secretario general, Jeremy Corbyn,  provocaron un serio conflicto que se resolvió convocando un congreso en el que los militantes apoyaron con una mayoría aplastante a su líder. En estos momentos de crisis e incertidumbre la gente exige claridad en la defensa de los principios por los que se apuesta. No es sólo una cuestión de liderazgo, es política.







20 de septiembre de 2016

EL ÉXITO DEL PP

  
Muchos españoles, algunos  medios de comunicación y por supuesto las redes sociales, expresan su incredulidad sobre los resultados electorales de PP. Continúan siendo votados mayoritariamente, con lo que tienen encima de corrupción, mentiras, engaños y una gestión política que tanto daño nos ha hecho. Rajoy sostiene todo este mar de despropósitos con indiferencia y desprecio a las más elementales normas de decencia democrática que, de tenerla, hace tiempo le hubieran hecho dimitir. Es una expresión generalizada, y real, de que en cualquier país europeo esto no podría estar pasando, ¿por qué entonces pasa aquí? ¿Por qué 8 millones de españoles han depositado su confianza en ellos para que nos gobiernen? Las causas de este extraño fenómeno se deben a varias razones, citaremos algunas.
1.-  En nuestro acervo cultural ha figurado siempre el concepto de que quién está en el poder lo utiliza en su propio beneficio. Es un hecho que se admite como normal y la democracia no ha sabido o podido alterar esa percepción, por más  se haya demostrado que la mayoría de las personas que tienen responsabilidad en las distintas administraciones son honestas. Y ha sido mayoritariamente la izquierda la que ha hecho ese esfuerzo, aunque haya tenido también algunas manzanas podridas en su cesto.
Este es un país donde abundan los tunantes, pillos y sinvergüenzas. Es sintomático que la aportación que hace la literatura española a la universal es la novela picaresca. El lazarillo del Tormes, Rinconete y Cortadillo, Guzmán de Aznalfarache, son ejemplos de esa aportación y reflejo de una forma de ser y sentir española que se remonta siglos en nuestra historia y que explican, en alguna medida, la situación actual de corrupción que padecemos. Asombra el descaro que tienen los corruptos que manifiestan abiertamente sus intenciones. “Estoy en política para forrarme” llegó a decir  un dirigente del PP valenciano.
Esta idea es la que percibe el ciudadano de a pie que tiene arraigado el concepto de que “todos roban”, por tanto la corrupción no se castiga en las urnas ¿para qué? Si los que entren se van a forrar igual. Es muy triste reconocer que somos un país donde la ética y la honradez no son los principios que se valoran.
2.-  Este pensamiento genuino nuestro se ve reforzado con el carácter tribal que tiene la derecha española, frente al cainismo tradicional que destruye a la izquierda. Los fieles al PP admiten  que hay corrupción, “ sí, son unos corruptos pero son NUESTROS corruptos”. Un concepto de defensa que también practica la mafia. Los últimos sondeos de opinión publicados indican que, de celebrarse otras elecciones, la única fuerza política que sube es el PP, pese a los casos escandalosos que surgen a diario y pese al ser el único partido político de la historia procesado por corrupción. Esto se produce porque sus fieles votantes tienen una fe a prueba de corrupción y se movilizan militarmente. La abstención de los ciudadanos, hartos de la situación política, les favorece porque ellos no se abstienen.
3.-  La derecha, apoyada por los poderes económicos, que tampoco brillan por su moralidad, se ha ocupado en controlar los medios de comunicación, de hecho lo hacen con la inmensa mayoría, y por tanto controlan la información, la forma de comunicarla y la opinión. El resultado es que distorsionan la realidad, la carencia de una actitud crítica por gran parte de la ciudadanía hace el resto. Las declaraciones públicas de los dirigentes del partido, son mensajes simples, de argumentario,  para que los fieles las difundan, no importan que sean mentiras, por burdas que sean, el caso es repetirlas muchas veces hasta que adquieran el carácter de verdades. Goebbels dixit. Sus voceros se encargan de ello que para eso cobran. Es lo que hay.
4.- Pero la culpa de este estado de cosas también la tiene los partidos de la izquierda. Creíamos que la democracia suponía un cambio profundo en los comportamientos de los representantes políticos, sujetos a una valoración de sus actos por parte de la ciudadanía. Pero nos olvidamos del trabajo que había que hacer para cambiar el pensamiento y los valores de nuestra sociedad. Es innegable que se ha avanzado mucho en políticas de igualdad, de bienestar, de sanidad, pero muy poco en educación y en el fomento de los valores que hacen a una sociedad sana y crítica. Esa debería haber sido la tarea de la izquierda, pero cayó en la trampa de la inmediatez de conseguir votos antes que realizar un trabajo a largo plazo de  cambio de pensamiento en la sociedad.
Mientras tanto el PP hace responsable de la parálisis política a Pedro Sánchez porque no hace posible que Rajoy sea presidente. Al Rajoy que anima a Bárcenas a resistir; al que tuvo como ministra a Ana Mato que no sabía que tenía un Jaguar en el garaje  que le habían regalado a su marido como soborno; al que encumbra al ex ministro Soria, evasor de impuestos y creador del impuesto al Sol; al amigo de Rita Barberá; al  que otorga un retiro de oro a José Ignacio Wert, que ha sumido a la Educación en el mayor caos de la historia, el que ha conseguido el mayor nivel de desigualdad que se conoce… ¿De verdad hay que dejar que esta persona gobierne? Esto es el mayor despropósito que se ha visto en la política española reciente, que un partido político de izquierdas, que es alternativa de Gobierno, haga posible que gobierne esta derecha corrupta para que continúen haciendo las políticas que han arruinado la vida de tanta gente. Bien, pues esa aberración política han conseguido convertirla en un mantra, de tal manera, que están consiguiendo que sea una opinión mayoritaria que, además, hace  mella en las filas socialistas, el malo es Pedro Sánchez. Todo un éxito.


6 de junio de 2016

Izquierda Unida cruza el río

La alianza electoral entre Izquierda Unida y Podemos cara a las próximas elecciones del 26 J ha supuesto un cambio importante en el panorama político de la izquierda en España. Sobre este hecho cabe hacer algunas reflexiones, más allá de las perspectivas electorales que se generan con esta fusión por absorción.
1.- La primera es preguntarse por qué no se hizo en las anteriores elecciones del 20 D. Izquierda Unida ya manifestó su deseo de concurrir juntos, su candidato a la Presidencia, Alberto Garzón, lo hizo públicamente de forma reiterada con una respuesta negativa por parte del líder de Podemos, Pablo Iglesias, a veces rayando la humillación. No se dieron argumentos razonables que avalaran esa actitud de rechazo. Es de suponer que los dirigentes de Podemos pensaban que harían desaparecer a IU del panorama político, sin necesidad de pagar el costo que supondría una alianza con los izquierdistas. Eran conocedores que su potencial electorado provenía básicamente del descontento de la gente más que de una adscripción ideológica, y que el escoramiento hacia la izquierda le podría restar votos. De ahí que tomaran la determinación de ser ambiguos en manifestarse  de izquierdas.
El resultado del 20D puso de manifiesto para Podemos dos cosas: que IU no  desapareció, aunque estuvo a punto, pese a cosechar un millón de votos; y que una gran parte de sus fieles no eran “transversales”, sino que apostaban por un cambio desde la izquierda.
Los sondeos demoscópicos posteriores detectaron que este hecho se consolidaba con una sangría de sus electores y un crecimiento de IU, lo que demostraba que la estrategia inicial hacía agua y en una segunda ronda electoral podría acabar por hundir sus expectativas. Por eso, ahora  se hacía posible lo que antes no fue. Ahora se veía rentable parecer de izquierdas y como Alberto Garzón mantenía la misma postura, el pacto estaba servido. Además, desde esta nueva posición, Podemos engullía a IU, desplazaba a Garzón al quinto puesto por Madrid en la lista electoral, es decir, está pero no se le ve y prácticamente la hace desaparecer. Ya tiene Pablo Iglesias el marchamo de izquierda y elimina un adversario directo. Jugada perfecta.
2.-  Esta alianza ha provocado un terremoto grave en IU y tiene su explicación.
Desde la transición el Partido Comunista, consciente de sus limitaciones como organización política, ha establecido medidas que le condujeran a una hegemonía en el panorama político con la puesta en marcha de una estrategia de alianzas con los sectores progresistas de la sociedad. Comenzó en Andalucía con el movimiento “Convocatoria por Andalucía” que definió como un movimiento socio-político en el que se invitaba a los sectores de izquierda que se mantenían al margen de la afiliación política, a participar en la redacción de documentos y programas entre todos los que quisieran participar, lo que se llamó la “elaboración colectiva”.  Basada en la nueva idea, en Cataluña nace “Iniciativa por Cataluña” y a nivel del Estado, la actual Izquierda Unida.
En todos los casos ha sido el PC el creador, impulsor y el qué lidera estos movimientos, lo que supuso posteriormente su principal obstáculo para crecer.
Por primera vez desde la transición, el PC ha pasado a formar parte de una alianza en la que figura como comparsa y que no es fruto de una alianza electoral forjada en torno a un debate de ideas y programas, es un apaño de conveniencia en el que ha firmado su sentencia de desaparición. Triste manera de dejar de existir devorado por una fuerza política que no se sabe en qué campo ideológico juega. Algunos veteranos líderes del PC han creído ver en Podemos el instrumento que no consiguieron hacer de IU. Puede que hayan creído que los “círculos” de Podemos son la versión actual de aquellas mesas de elaboración colectiva con las que nació IU. Pero no tienen  nada que ver, allí se debatía de política, se consensuaban documentos, se redactaban programas por gente con una ideología definida. Los “círculos”, en la práctica, son otra cosa, que no sabemos muy bien definir, porque estar descontento y cabreado con la situación actual, no implica necesariamente ser de izquierdas.
También ha influido en su postura los históricos resabios antisocialistas del PC y han visto la posibilidad de adelantar, por fin, al PSOE. Pero lo importante no es que se produzca sino quién lo hegemoniza y con qué políticas. Iglesias se ha definido como socialdemócrata, para nada está dispuesto a transformar la realidad, uno de los firmes y clásicos postulados del PC. ¿En esto consiste el sorpasso? ¿En hacer políticas socialdemócratas que puede hacer el PSOE? ¿Se ha pasado el PC a la otra orilla?
La posición adoptada por los nuevos dirigentes de IU es lo que ha provocado un profundo malestar en sectores de IU tan distintos como Izquierda Abierta o los defensores de la existencia del PC.
Esta situación plantea una realidad preocupante. Cuando llegue la hora de tomar decisiones, que la mayoría de Podemos impondrá a la minoría de IU, surgirá un conflicto que puede desestabilizar a la coalición. O, por el contrario, se acepta sin más con lo que ya estarán todos en la otra orilla para hacer no se sabe muy bien qué.







19 de enero de 2016

¿POR QUÉ NO SE CALLAN?



Estamos en un momento político inédito en los casi cuarenta años de democracia posfranquista. Los electores han decidido formar una situación compleja y novedosa que para resolverla se requiere talento político, prudencia y un difícil equilibrio entre los programas que  cada partido se comprometió a cumplir y la necesidad de encontrar puntos de entendimiento. Una situación sumamente delicada que es contemplada por la ciudadanía con el máximo interés y donde los gestos y las declaraciones se analizan exhaustivamente para intentar averiguar por dónde se encamina el futuro. Eso sin contar la presión que pone la situación en Cataluña.
Los medios de comunicación y la miríada de comentaristas y tertulianos, opinan sin descanso con el objetivo de influir para que la solución sea acorde con sus intereses, por no hablar de los poderes económicos que nos aterran con las posibles alianzas contrarias a sus intereses. Todo el mundo presiona sin descanso. Y sin duda el más presionado es el PSOE y su secretario general Pedro Sánchez porque todos hemos entendido que  la solución está en manos de los socialistas. Sin duda los pasos que han dado hasta ahora indican, sin ningún género de dudas, que las ideas están claras  y han sido expresadas de forma reiterada: en ninguna circunstancia apoyar al Partido Popular; propuestas para reparar lo que el Gobierno de Rajoy ha destrozado; postura firme en contra del independentismo catalán; mano tendida para dialogar con la izquierda y con Ciudadanos, si se aviene, para formar un Gobierno estable. Es decir, una postura razonable cuyo éxito dependerá de que los demás también se pronuncien y  muevan ficha.
En estas circunstancias, es incomprensible la actitud de algunos dirigentes regionales del PSOE que discuten ante todos los micrófonos que les ponen por delante, sus discrepancias con el secretario general, como si sus planteamientos fueran distintos de los que se fijaron por su Comité Federal. Lo último, por ahora, ha sido la ayuda prestada para que los partidos catalanes puedan formar grupo parlamentario en el Senado. ¿Acaso no estamos hablando de la necesidad de favorecer el diálogo? ¿No ha expresado el PSOE su discrepancia con la actitud cerrada del PP, negándose a dialogar con los responsables políticos catalanes? ¿No se ha defendido hasta la saciedad que es necesario tender puentes y no abrir zanjas? Eso ha sido un gesto que supongo tendente a propiciar un clima en el que sea posible empezar a hablar, que no condiciona nada y que marca un cambio de rumbo absolutamente necesario y que ha sido defendido por el PSOE.  Causa una profunda preocupación que estos dirigentes lenguaraces demuestren tanta miopía política y no hayan entendido la gravedad de la situación y la enorme dificultad que entraña resolverla. Para justificar esta actitud se argumenta que en el  PSOE, y en la izquierda en general, se discute y confrontan distintas opiniones, y que eso es bueno porque resalta la pluralidad y la libertad de expresarlas. De acuerdo, pero todo tiene su espacio y su momento, en el máximo órgano de dirección se fijaron las líneas maestras que deben definir la estrategia política y es ahí donde se exponen las discrepancias, se argumentan y al final se acuerda democráticamente el camino a seguir, pero las circunstancias que van surgiendo las interpreta la dirección, que para eso está. Y que se sepa no se ha salido del guión aprobado. El momento de discrepar públicamente no es ahora, cuando comienza una etapa dónde se precisa de todo el margen de confianza y todo el apoyo posible. Se supone que, después de haber celebrado unas primarias, hace unos meses, se ha elegido a la persona más capacitada en la que depositar la confianza en su buen hacer, ahora le corresponde al secretario general y a la dirección resolver. Estoy convencido de que serán consultadas todas las baronías antes de dar pasos importantes, pero no en todos los casos, que se sepa el PSOE no es un partido asambleario ¿Qué se pretende cuando se manifiesta públicamente la discrepancia con algunas decisiones que se han tomado? ¿Acaso no se es consciente de la perplejidad y el desafecto que provocan en el electorado? O lo que es realmente grave ¿Se pretende impedir que  Pedro Sánchez pueda formar Gobierno? La lealtad dicta que esas discrepancias se deben manifestar utilizando la línea directa que todos tienen con la dirección federal. Ya llegará el tiempo de los micrófonos, pero ahora toca estar públicamente callados y pensar que el futuro del Estado depende de la prudencia y del buen hacer de los socialistas.

3 de enero de 2016

LAS ELECCIONES NO HAN TERMINADO



A estas alturas postelectorales y vistas las posiciones que han adoptado los distintos partidos políticos es evidente que, de no mediar algún hecho insólito, nos encaminamos a otra convocatoria electoral. Esto no ha terminado. Es un hecho sin  precedentes en los casi cuarenta años de democracia, fruto del debilitamiento del bipartidismo y de la irrupción en el mapa político de dos nuevos partidos que no han alcanzado el respaldo  suficiente para liderar la nueva situación. Un mapa complicado que se acostumbra a resolver con solvencia en otros países con mayor tradición democrática que supone, exactamente, mayor capacidad de diálogo. Esto   no significa que las circunstancias que posibilitan los acuerdos en otros países se den  aquí. Más que nuestra inexperiencia en este tipo de situaciones, lo que hace imposible el acuerdo, además de los números, es, por un lado. la degradada situación económica y social a la que nos han conducido las políticas del PP que hace imposible cualquier acuerdo con los autores de este desastre, por otro lado el problema territorial que se plantea en Cataluña y las prisas de Podemos por conseguir, cuanto antes, la hegemonía en la izquierda. Esto es lo que hace muy difícil que la situación tenga otra salida que no sea la repetición de las elecciones, dónde todos confían en mejorar posiciones.
En estas circunstancias sorprende de forma alarmante la situación interna del PSOE como consecuencia de  la escasa o nula talla política de algunos de sus dirigentes. Contemplamos con asombro e incredulidad las maniobras de algunos barones regionales empeñados ¡ahora! en acabar con Pedro Sánchez. ¿Cómo es posible que en estos momentos, con una situación política inédita, difícil y preocupante para los ciudadanos, se enfrasquen en una guerra cainita? Una guerra absurda y sin sentido que está causando un daño terrible.
La ambición es una condición necesaria para poder ejercer la política, como también lo es la paciencia para poder elegir los tiempos más oportunos para actuar y  cualquier lego en estas lides sabe que no es el momento de organizar trifulcas internas que a nadie le interesan y que le debilitan ante el electorado. También es de sentido común que, aunque corresponda por calendario hacer un Congreso, la razón dicta que ahora no toca, que eso hay que dejarlo para cuando la situación del país se aclare porque la prioridad de una fuerza política de izquierdas es el interés general de sus ciudadanos. El Comité Federal ha hecho sus tareas, ha  fijado las condiciones para establecer acuerdos con otras fuerzas políticas, como son posicionarse en contra de que Rajoy pueda salir elegido Presidente y defender la unidad territorial del Estado. De esta manera se evitan las fuertes presiones para que se acepte la Gran Coalición con el PP,  porque cualquier otra alianza lógica no suma los votos necesarios para formar Gobierno. Una vez fijada, casi por unanimidad, la posición política, lo que toca es concentrarse, cara a unas próximas elecciones, en hacer un esfuerzo titánico para convencer a los ciudadanos de que el PSOE es una fuerza política con una sola voz  que les garantiza la recuperación de los derechos perdidos y las reformas necesarias para que la derecha no vuelva a cometer las tropelías con las que nos ha castigado estos últimos años, además de ser el garante de la unidad de España desde el reconocimiento de la pluralidad de los distintos territorios.
El empeño de algunos de utilizar la fecha del congreso y a Susana Díaz como ariete para desestabilizar el Partido, me trae a la memoria el final de una magnífica película de Raoul Walsh de 1949  AL ROJO VIVO, en ella un gánster sanguinario interpretado por James Cagney, perseguido por la policía se refugia en lo más alto de un gran depósito de combustible al que él mismo dispara intencionadamente provocando un enorme incendio que lo devora. Entre las llamas exclama “¡Lo conseguí, he llegado a la cima del mundo!”.
La ambición por alcanzar la cima del poder de manera torticera  conduce a destruir la confianza y los apoyos que se necesitan para que el PSOE cumpla su objetivo de ser el instrumento útil que la sociedad necesita.