LAS ELECCIONES NO HAN TERMINADO
A estas
alturas postelectorales y vistas las posiciones que han adoptado los distintos
partidos políticos es evidente que, de no mediar algún hecho insólito, nos
encaminamos a otra convocatoria electoral. Esto no ha terminado. Es un hecho
sin precedentes en los casi cuarenta
años de democracia, fruto del debilitamiento del bipartidismo y de la irrupción
en el mapa político de dos nuevos partidos que no han alcanzado el respaldo suficiente para liderar la nueva situación. Un
mapa complicado que se acostumbra a resolver con solvencia en otros países con mayor
tradición democrática que supone, exactamente, mayor capacidad de diálogo.
Esto no significa que las circunstancias que
posibilitan los acuerdos en otros países se den aquí. Más que nuestra inexperiencia en este
tipo de situaciones, lo que hace imposible el acuerdo, además de los números,
es, por un lado. la degradada situación económica y social a la que nos han
conducido las políticas del PP que hace imposible cualquier acuerdo con los
autores de este desastre, por otro lado el problema territorial que se plantea
en Cataluña y las prisas de Podemos por conseguir, cuanto antes, la hegemonía
en la izquierda. Esto es lo que hace muy difícil que la situación tenga otra
salida que no sea la repetición de las elecciones, dónde todos confían en
mejorar posiciones.
En estas
circunstancias sorprende de forma alarmante la situación interna del PSOE como
consecuencia de la escasa o nula talla
política de algunos de sus dirigentes. Contemplamos con asombro e incredulidad las
maniobras de algunos barones regionales empeñados ¡ahora! en acabar con Pedro
Sánchez. ¿Cómo es posible que en estos momentos, con una situación política
inédita, difícil y preocupante para los ciudadanos, se enfrasquen en una guerra cainita? Una guerra absurda y sin
sentido que está causando un daño terrible.
La ambición
es una condición necesaria para poder ejercer la política, como también lo es
la paciencia para poder elegir los tiempos más oportunos para actuar y cualquier lego en estas lides sabe que no es
el momento de organizar trifulcas internas que a nadie le interesan y que le
debilitan ante el electorado. También es de sentido común que, aunque
corresponda por calendario hacer un Congreso, la razón dicta que ahora no toca,
que eso hay que dejarlo para cuando la situación del país se aclare porque la
prioridad de una fuerza política de izquierdas es el interés general de sus
ciudadanos. El Comité Federal ha hecho sus tareas, ha fijado las condiciones para establecer
acuerdos con otras fuerzas políticas, como son posicionarse en contra de que
Rajoy pueda salir elegido Presidente y defender la unidad territorial del
Estado. De esta manera se evitan las fuertes presiones para que se acepte la
Gran Coalición con el PP, porque
cualquier otra alianza lógica no suma los votos necesarios para formar
Gobierno. Una vez fijada, casi por unanimidad, la posición política, lo que
toca es concentrarse, cara a unas próximas elecciones, en hacer un esfuerzo
titánico para convencer a los ciudadanos de que el PSOE es una fuerza política
con una sola voz que les garantiza la
recuperación de los derechos perdidos y las reformas necesarias para que la
derecha no vuelva a cometer las tropelías con las que nos ha castigado estos
últimos años, además de ser el garante de la unidad de España desde el
reconocimiento de la pluralidad de los distintos territorios.
El empeño de
algunos de utilizar la fecha del congreso y a Susana Díaz como ariete para
desestabilizar el Partido, me trae a la memoria el final de una magnífica
película de Raoul Walsh de 1949 AL ROJO
VIVO, en ella un gánster sanguinario interpretado por James Cagney, perseguido
por la policía se refugia en lo más alto de un gran depósito de combustible al
que él mismo dispara intencionadamente provocando un enorme incendio que lo
devora. Entre las llamas exclama “¡Lo conseguí, he llegado a la cima del
mundo!”.
La ambición
por alcanzar la cima del poder de manera torticera conduce a destruir la confianza y los apoyos
que se necesitan para que el PSOE cumpla su objetivo de ser el instrumento útil
que la sociedad necesita.
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