MALDITO PARNÉ

 

Sorprende extraordinariamente el comportamiento de los gobiernos de la mayoría del mundo, especialmente los de Europa, con el genocidio que está cometiendo el Gobierno de Israel contra el pueblo palestino, un comportamiento que no se corresponde con las reacciones de indignación que se expresa en manifestaciones por parte de sus sociedades y que arrojan los sondeos de opinión que se han publicado (82% en España). La crueldad con que se comportan los soldados con la población civil palestina, la destrucción de sus viviendas, la emigración constante con sus escasos enseres, el bombardeo y destrucción de hospitales y escuelas, la necesidad de vivir en tiendas provisionales de campaña que también son destruídas por las bombas, la hambruna por la prohibición a que entren en la franja los miles de camiones que están preparados con los suministros necesarios, los cadáveres destrozados de niños en brazos de sus padres, la matanza de periodistas para evitar que se conozca este horror... Todo esa crueldad nunca vista pero que ahora vemos a diario nos conmueve profundamente, nuestra humanidad se rebela, y lo primero que pensamos es ¿Por qué no intervienen los Gobiernos de nuestras democracias ante este terrible delito? ¿Por qué no se actúa como se hizo con Rusia cuando atacó Ucrania? Esto no se puede interpretar como un aspecto político solamente, esto no es que el que se manifieste sea de izquierdas y quién defienda lo que hace Israel sea de derechas, esto es de derechos humanos. No puedo pensar que una persona, sea de derechas, de izquierdas o mediopensionista, no se conmueva cuando vea las imágenes que contemplamos diariamente y exija que sus políticos hagan algo para parar este horror.

Por desgracia para la humanidad existen algunos que se dicen políticos que entienden y apoyan lo que está haciendo Netanyahu. José María Aznar ha dicho que “Si Israel pierde lo que está haciendo en Gaza, se pondría en peligro al mundo occidental”. Y es que el “Jefe” es un destacado lobista del capital judío. Otros dirigentes del PP lo ha seguido y se han manifestado en el mismo sentido. Estos acompañan en su posición al máximo protector del Gobierno del Israel, el empresario millonario Trump, que además manda en la mayor potencia mundial y al que acompañan los destacados lideres de extrema derecha del panorama político europeo. Todos bendiciendo el genocidio que se está cometiendo para que Trump y el capital judío puedan forrarse con su reconstrucción y convertir la zona en un resort de lujo, gestionado al alimón por millonarios americanos e israelíes. Se lo he oído al ministro de Finanzas israelí en unas declaraciones públicas. Es el capitalismo más salvaje que se ha visto hasta ahora.

Es descorazonador ver como la mayoría de los gobiernos de las democracias asisten paralizados a este genocidio televisado y a esta ignominia que tiene a la población indignada.

Nos preguntamos el por qué de esta actitud pasiva y la respuesta está en que durante largo tiempo el poder económico judío se ha ido introduciendo en sectores claves de nuestras economías que afectan a nuestra forma de vivir, industrias de todo tipo, tecnología, alimentación, cultura, deporte, diversión, entretenimiento (Hollywood se fundó con capital judío) y un largo etcétera. En todos ellos están presentes y en muchos son el poder dominante. Se han convertido en necesarios para el funcionamiento de muchos aspectos de nuestra cotidianidad, lo que no hace fácil el prescindir de su presencia de forma rápida. Esto les permite ejercer un poder en sectores políticos y económicos para que sus acciones sean “comprendidas” y aceptadas. Un claro chantaje. Es necesario preparar toda una estrategia de relevo y sustitución que requiere tiempo y una decidida actuación política.

A esta dificultad se une la afinidad de la extrema derecha con el Gobierno de Israel, también de la misma ideología. De ahí que los gobiernos de derechas, que son la mayoría (en Europa solo tres no lo son), se muestran reticentes para aplicar políticas que castiguen su actitud asesina.

La respuesta a este genocidio tiene que partir de la presión que se ejerza por parte de la población ante la clase política con el fin de que actúen para frenar este horror, aunque dirigentes del PP nos llamen gentuza. Si la derecha no toma conciencia de la gravedad de esta situación y actúa en consecuencia puede costarle muy caro en las próximas elecciones, ya los sondeos de opinión lo van señalando.


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