22 de diciembre de 2015

La Gran Coalición



Los ciudadanos ya hemos ejercido nuestro derecho al voto, hemos expresado en las urnas nuestras filias y fobias, nos hemos desahogado y los más escépticos  han pasado de votar, total nada iba a cambiar. Y mira por donde el resultado sí ha cambiado el panorama político de una forma radical: nadie ha ganado pero nadie ha perdido. El PP ha sacado más diputados que los demás pero no los suficientes como para formar Gobierno; El PSOE ha perdido escaños pero ha aguantado el tipo ante una presión muy dura por sus flancos; PODEMOS no ha alcanzado los cielos pero entra con fuerza en el Parlamento y CIUDADANOS no alcanza las expectativas que había generado, ni es determinante, pero consigue un número importante de escaños, partiendo de cero.
En estos días se han dibujado todos los escenarios posibles para que se forme un gobierno más o menos estable y cada cual ha fijado posiciones con conceptos que no están dispuestos a renunciar. Por otro lado asombra el cinismo del PP dispuesto a negociar lo que haga falta para poder conseguir gobernar, ellos, que han tiranizado el Parlamento con decretos-leyes y negado el diálogo con la sociedad durante los últimos cuatro años.
Las variadas alianzas que se están aventurando estos días, partiendo de los bloques clásicos, izquierda, derecha y nacionalistas, desembocan en que es de una enorme dificultad formalizar un acuerdo que haga posible la formación de un Gobierno. Ya han comenzado a oírse con fuerza las voces que reclaman responsabilidad a las fuerzas políticas para poder llegar a un acuerdo porque es mucho lo que está en juego, nada menos que la estabilidad política y económica, dicen. Y ante la imposibilidad de cuadrar los resultados se pone sobre la mesa la Gran Coalición PP-PSOE como la única solución posible. Cuando la demoscopia avanzaba una situación parecida a la que se ha producido el 20 D, ya se empezaron a oír los argumentos que apuntaban a la necesidad de entendimiento entre los dos partidos, especialmente lanzada por los círculos económicos más poderosos e influyentes. El argumento empleado es que lo primero que hay que conseguir es tener estabilidad, porque de lo contrario los mercados se ponen nerviosos y ellos perderían (nosotros ya perdimos), además hay muchos países en Europa que lo han hecho, especialmente Alemania, y ha funcionado muy bien.
El PP ya ha manifestado que ve bien este arreglo, ya sabemos que pactan con quien sea con tal de conservar el poder, pero al PSOE estas opiniones le meten mucha presión porque se alude a su responsabilidad de Estado y de hacer gobernable el país. Estas presiones se unen a las que vienen de la UE que abundan en los mismos argumentos, temerosos de que en un escenario incierto dejen de cobrar. La recuperación económica que se ha hecho sobre una brutal pérdida de derechos de los ciudadanos, preocupa en los mercados, también inquietos porque se puedan recuperar esos derechos, como figura en los programas electorales de los partidos de izquierda. De ahí la importancia de sacar al PSOE de ese saco y colocarlo ante la responsabilidad de Estado. Con ello la izquierda quedaría en una manifiesta inferioridad incapaz de llevar a cabo ninguna alteración del status acordado.
La otra presión a la que está sometido el PSOE es a la que proviene de PODEMOS, de hecho ya han propalado que al final habrá un entendimiento con el PP, sus partidarios lo afirman con rotundidad. Si algo conocemos de esta fuerza política que emerge del 15-M es que su objetivo es alcanzar la hegemonía en la izquierda, para ello no ha tenido empacho en variar su discurso y adaptarlo hasta quedar prácticamente irreconocible. Se negó a pactar con la IU de Alberto Garzón, no quería desdibujar su imagen de fuerza emergente que quería alcanzar los cielos y ha conseguido hacerla irrelevante. Después fue  a por el PSOE, un obstáculo más difícil, pero las encuestas  pronosticaban que se podía producir el sorpasso. La realidad no ha sido así y ahora pretenden empujar para conseguir la Gran Coalición y así quedar ellos como la fuerza política referente de la izquierda y, por tanto, alternativa. Y según hemos visto tienen mucha prisa por conseguirlo.
El PSOE debe tener muy presente que apoyar al PP por acción u omisión es firmar su sentencia de muerte porque sería reconocer, de alguna manera, que las políticas antisociales de Rajoy han sido acertadas y, por tanto, dejar de ser la alternativa de la izquierda, con lo que pasaría a ser un partido irrelevante. Y no es comparable la situación con Alemania, donde el partido socialdemócrata no tiene quién le acose desde la izquierda de la misma forma que ocurre aquí.
Si nadie puede formar Gobierno, pues vamos a las urnas otra vez y no vamos a ser más pobres ni a estar peor, además hay unos presupuestos aprobados para todo el año. Esto es preferible a hacer renuncias que desdibujen el perfil ante los partidarios y electores. Si se hacen las cosas bien ya veremos hacia dónde se inclina el voto útil.


3 de octubre de 2015

La CANDIDATURA D´UNITAT POPULAR











     LA CANDIDATURA D´UNITAT POPULAR


Después del resultado de las pasadas elecciones en Cataluña surgen más incertidumbres que certezas. Entre estas últimas destacan que la mayoría de los electores catalanes no creen que la independencia sea la solución para sus problemas. Otra verdad es que el sistema electoral ha otorgado la mayoría de escaños a la extraña coalición formada por los defensores de la separación del resto del Estado. Y entre las incertidumbres está el saber qué hará la coalición de Junts Per Si con su hoja de ruta que no apoyan la mayoría de catalanes. Y después está la CUP, que  tiene la llave de todo y que se define como nacionalista anticapitalista. Confieso mi perplejidad ante esta definición. Mi curiosidad por entender esta curiosa contradicción me ha llevado a realizar un seguimiento de las declaraciones de su líder, Antonio Baños y el resultado ha sido que mi confusión ha aumentado, lo que ha hecho que me repase los clásicos que definieron la lucha anticapitalista, hoy antisistema. No ha hecho falta que profundizara mucho, en el Manifiesto Comunista redactado por Karl Marx y Friedrich Engels en 1848, se convoca a los proletarios del mundo a la unidad para derrocar el sistema. Entendían, con razón, que sólo desde la unidad de los explotados  se podría hacer frente y derrotar a un sistema explotador. Hoy sigue siendo válido ese principio, aunque sea más difícil de aplicar  porque el propio sistema se ha maquillado para ocultar lo que siempre ha sido, generador de enormes desigualdades sociales. Al mismo tiempo ha unido sus fuerzas a nivel mundial, y ha dirigido  un fenómeno que ha llamado globalización que facilita enormemente su tarea de dominio y explotación. 

Los componentes de los movimientos antisistema de ahora, plantean su lucha de forma testimonial, no se puede hacer la revolución comiendo hamburguesas en una franquicia americana y vistiendo ropa fabricada por niños explotados en otros puntos del planeta. Pero hay que valorar su convicción en que se puede cambiar el mundo, aunque lo planteen con mucha ingenuidad.

Lo que sorprende es que un partido político en el que han depositado su confianza 336. 375 ciudadanos y obtenido con ellos 10 escaños en el Parlament, defienda que la eficacia de la lucha contra el capitalismo hay que hacerla desde la independencia de un territorio, todo lo contrario de lo que defendían los clásicos. Los trabajadores explotados del resto del mundo, que se apañanen como puedan. ¿Quieren decir que para cambiar el sistema cada uno tiene que luchar por su cuenta desde su territorio contra el Foro de Davos, el Club Bilderberg, la CEOE y las Corporaciones transnacionales? ¿Acaso piensan que pueden cambiar el sistema capitalista sólo en Cataluña?
Admiro la convicción con que defiende esta tesis, pero no puedo dejar de acordarme de la carga de caballería de la Brigada Ligera inglesa frente a los cañones rusos en la guerra de Crimea, muy valiente pero suicida.

A lo mejor no aspiran a tanto, me cuesta trabajo creer que lo piensen en serio, a lo mejor detrás de un discurso radical lo que se esconde es conseguir una mayor igualdad en la sociedad catalana, ayudando a quien más lo necesita y proteger a los más débiles, pero eso ha sido siempre lo que ha defendido la tan denostada socialdemocracia, que implantó en Cataluña y en España el Estado del Bienestar. Si eso es así, su discurso radical es el de siempre, el de marcar la utopía, desde el convencimiento de que, al no poder derrotar al capitalismo desde la lucha directa, en definitiva la revolución, hay que hacerlo caer con pequeños mordiscos. Por lo pronto ellos quieren empezar a roer desde la independencia de su territorio, y cuando se desgasten los dientes y no hayan conseguido cambiar casi nada, deberían caer en la cuenta de que, si de verdad creen lo que pregonan, esa lucha es global y afecta a un trabajador-esclavo en Cataluña y en Tailandia y que su liberación sólo se consigue desde el “proletarios del mundo uníos”, el capitalismo lo está desde hace mucho tiempo y supera sus contradicciones magníficamente, en la última crisis hubo quién pronosticó su desaparición, y ahí lo tenemos, más reforzado y explotador que nunca.
                 



16 de septiembre de 2015

El diálogo sobre la Mezquita-Catedral

El gobierno de la Junta de Andalucía, a través de la Consejera de Cultura, ha manifestado su voluntad de iniciar un diálogo con la jerarquía eclesiástica sobre el litigio surgido por la propiedad/gestión de la Mezquita –Catedral. Al mismo tiempo ha manifestado su objetivo de conseguir que el monumento sea de propiedad pública. Una voluntad loable para conseguir un fin al que aspiramos la inmensa mayoría de los ciudadanos, pero no puedo evitar que me surja la inquietud sobre si el diálogo es el instrumento eficaz para resolver este conflicto.
Sin duda alguna el diálogo es un mecanismo necesario en un sistema democrático para alcanzar acuerdos y consensos entre posturas diferentes, es imprescindible en una sociedad democrática. Es cierto que en estos últimos cuatro años en Gobierno del PP ha impuesto su criterio y ha obviado este principio democrático, pero ya sabemos que a esta derecha le gusta más mandar que gobernar.
Mi escepticismo se debe a que la Iglesia Católica no se rige por los principios de la democracia. No puede. Sus creencias se fundamentan en dogmas inamovibles, por tanto innegociables y sus miembros solo rinden cuentas ante Dios. Esto también lo ha aplicado a sus bienes terrenales, basta un breve repaso a la Historia, pasada o reciente, para constatar el uso que ha hecho la jerarquía eclesiástica de ese poder divino en su propio beneficio material, aunque manifieste su predisposición para hablar, faltaría más.
El objetivo por el que se abre un diálogo es renunciar a las posturas de partida porque se considera que la búsqueda de un consenso es lo más importante. ¿Se da esta condición en el caso que nos ocupa? ¿Está la jerarquía eclesiástica dispuesta a renunciar a la apropiación que ha hecho de la Mezquita-Catedral, o a compartir la gestión con instituciones públicas, o simplemente a volver a denominar el monumento con su nombre oficial de Mezquita-Catedral? Existen serias dudas de que esto se pueda producir.
Cuando en un conflicto se habla de iniciar un diálogo, se abre una vía de esperanza en la ciudadanía. Sería lamentable que con esta oferta de diálogo sólo se pretendiera ganar tiempo hasta que se calmaran las aguas y se olvidara el asunto. La Junta de Andalucía debe iniciar esa aproximación cuanto antes y si no da resultado en un plazo razonable, buscar apoyos políticos, que los tiene, y adoptar medidas por la vía jurisdiccional. Eso sí daría credibilidad a las manifestaciones reiteradas que se han hecho de recuperar el carácter público de este monumento Patrimonio de la Humanidad. Esa es la actitud del Ayuntamiento con respecto a otros bienes públicos de los que la jerarquía eclesiástica se ha apropiado recientemente. Es la vía coherente con la  obligación que tienen las Administraciones Públicas de defender los bienes que son de todos los ciudadanos.
                                    


7 de septiembre de 2015

DAÑOS COLATERALES

Ha hecho falta una foto, la foto desgarradora de un niño muerto en una playa. Toda una realidad de la tragedia de unos seres humanos que huyen del horror en un intento desesperado por salvar sus vidas. Ha hecho falta esa foto  para que se tome conciencia de la crueldad y la angustia que soportan millones de personas ante nuestra más absoluta indiferencia. Esa foto ha dejado al descubierto el egoísmo de nuestra sociedad y la actitud del  gobierno, complaciente con los sectores más racistas y xenófobos de su electorado. Pero esa foto ha conseguido también que nuestro gobierno cambie su política egoísta y acepte el cupo de refugiados que le asigna la Unión Europea. Estamos en período electoral.


Y ¿ya está? ¿El problema se resuelve discutiendo cuántos refugiados acoge cada país, en un regateo egoísta, cómo si esas personas fueran residuos tóxicos? Me temo que una vez terminado ese regateo se dé también por terminado el problema. Pero es mentira. Porque el problema no son los refugiados sino las causas por las que se ven obligados a serlo y mientras no se acabe con ellas seguirán llegando refugiados y seguirá el regateo. Mientras tanto las empresas de armamento, los especuladores petrolíferos y tantos otros depredadores hacen su agosto. No hay nada más rentable para estas alimañas que una buena guerra en Oriente Medio. De hecho siempre hay una que alimentar. ¿Las personas? Bueno, son daños colaterales, que los resuelvan las buenas conciencias solidarias.

                 Columna de opinión en la SER

23 de junio de 2015

Radicalismos

A pocos días de haberse formalizado la constitución de los Ayuntamientos, los nuevos equipos de gobierno municipales salidos de las urnas del 24 M, han puesto en marcha medidas que han dado un vuelco total a lo que nos tenían acostumbrados los anteriores alcaldes del PP. Han tenido la virtud de ser consecuentes con lo que proponían en sus programas electorales, han tenido la honradez de ser fieles a la gente que les votó, por más que suene extraño que esto se haya producido cuando debería ser así siempre. Lo más relevante de esta actitud es que han dado un cambio espectacular a la imagen que se tenía hasta ahora de los cargos públicos. Veamos los cambios más significativos.
-        Han frenado los desahucios. Hasta ahora los Ayuntamientos se habían limitado a lamentar la situación que provocaban la crueldad de los bancos, amparados en una ley injusta. Se ha demostrado que cuando la voluntad política, apoyada por el sentir ciudadano, da un paso adelante es posible solucionar problemas que a priori parecían irresolubles, aunque no sean competencia municipal. Y se ha hecho llegando a formalizar acuerdos con las entidades bancarias, hablando y convenciendo, aunque hay algunos banqueros que no se dan por aludidos. Hay que preguntarse, si esto se podía hacer ¿por qué no se había hecho antes? Tal vez porque la afinidad de los gobernantes de la derecha estaba más con los bancos que con las personas.
-        Se han rebajado el sueldo. Era escandaloso lo que cobraban algunos de los anteriores alcaldes. Su sueldo se fijaba en función de la importancia de la ciudad, cuanto más grande mayor retribución. Aunque algunos ni siquiera eso, más de uno me dijo que tenían que cobrar  más que la nómina más alta del ayuntamiento, como si se tratara de una empresa donde el presidente tiene que ser el mejor remunerado. Ha habido excepciones como el nuevo alcalde del pueblo cordobés de Baena que se lo ha subido, aunque después ha renunciado a ese aumento; en todas las tribus siempre hay alguien que no se entera.
-        Se desplazan sin utilizar el coche oficial nada más que cuando es estrictamente necesario. El hecho de que un alcalde se desplace por sus propios medios o en transporte público debería ser lo habitual y en mis tiempos lo hacíamos, además es lo que se hace en muchos lugares de Europa.
-        La reducción drástica del número de asesores es otro gesto importante, simplemente porque no hacen falta. En la inmensa mayoría de los casos sirven para pagar sueldos a militantes  que hacen trabajos para el partido político y no para la institución.
-        Visten con sencillez, como unos ciudadanos más, no hay trajes, ni corbatas, ni vestidos de marca. Rompen con la idea de que para representar a la ciudad hay que vestir como los ejecutivos.

Son algunas de las medidas que en el corto tiempo que ha transcurrido han sonado a “revolucionarias” y las han criticado duramente los voceros de la derecha y la caverna mediática y, en cierto modo lo han sido  porque han venido a demostrar que existe otra forma de gobernar, es decir, ser auténticos representantes de la ciudadanía.
Rajoy y la cúpula del PP han descalificado al PSOE por pactar con radicales y extremistas. Habría que preguntarles qué consideran radical de lo que han hecho hasta ahora ¿Es radical procurar paliar la pobreza infantil, que ellos han provocado, habilitando los comedores escolares durante el verano? ¿Consideran radical que se intente impedir que los bancos echen a la gente a la calle porque no pueden pagar la hipoteca o el alquiler, por culpa de estar en el paro al que ellos los han arrojado? ¿Han incumplido con sus medidas la legislación vigente, o por el contrario la han respetado aunque no estén de acuerdo con algunos de sus preceptos? ¿O acaso los consideran radicales porque su imagen no concuerda con los cánones que ellos han establecido?  Radicales son las políticas que aplica el Gobierno y que han sumergido a gran parte del país en la pobreza y la desigualdad.

El acuerdo entre las fuerzas políticas progresistas se ha basado en la lógica política porque otra cosa sería muy difícil de explicar a los ciudadanos que han votado precisamente eso, la necesidad de pactar programas y apoyar a la fuerza más votada de la izquierda, en la mayoría de los casos ha sido el PSOE que continúa ejerciendo la hegemonía en la izquierda. Esto es lo que ha puesto nerviosa a la derecha y ha radicalizado su discurso. Las soflamas proferidas por los altavoces mediáticos, en seguimiento de la estela trazada, principalmente, por la liberal Esperanza Aguirre, recuerda a las proferidas como preludio de la guerra civil y hasta han provocado la resurrección de los nostálgicos del franquismo. Porque efectivamente, agitar el espantajo del soviet, del marxismo, del comunismo y del bolivarismo, es un discurso extremista que aboga por la confrontación. Eso sí es ser radical y extremista. 

26 de mayo de 2015

RECUPERAMOS LA ESENCIA DE LA DEMOCRACIA



El resultado electoral del domingo pasado ha hecho saltar por los aires el panorama político que se ha ido consolidando en el transcurso de nuestra democracia. Desde su implantación solamente asistimos a un sobresalto cuando se hundió la UCD, un pilar básico de la transición, que polarizó las posiciones políticas entre la derecha representada por  AP y la izquierda hegemonizada por el PSOE. Sin duda los integrantes del extinto partido centrista influyeron en el cambio que quiso experimentar la derecha con la creación del PP, que se definió en su creación como un partido de centro-derecha. Aunque hubo excepciones como los socialdemócratas de Fernández Ordoñez que se enrolaron en el PSOE. Y eso ha seguido siendo así hasta el pasado domingo.

Las medidas políticas, económicas y sociales aplicadas por el PP contra la mayoría de la ciudadanía, junto con la corrupción, han sido el detonante. La nueva realidad política ya se manifestó en las elecciones andaluzas del pasado 22 de marzo y en este 24 de mayo lo ha hecho a nivel de todo el Estado. El pasado domingo  lo que realmente se medía era la profundidad que podría alcanzar este cambio y, efectivamente, ha supuesto una transformación profunda en el cuadro político que ha de regir a Comunidades y Ayuntamientos y un aviso de lo que puede pasar en las próximas elecciones generales.

En Andalucía el resultado de las elecciones ha tenido varias consecuencias.
1.- Durante dos meses ha estado bloqueada la elección de Susana Díaz como Presidenta de la Junta. Los nuevos partidos han aplicado la vieja estrategia de no definirse para no  perjudicar sus expectativas electorales en los comicios municipales. Ahora es lógico pensar que se desbloqueará la situación, aunque lo más probable es que faciliten la formación del gobierno pero sin formar parte de él. Todos miran de reojo a las elecciones legislativas de otoño y aquí con su abstención les vale para seguir jugando con todas sus cartas.

2.- En los municipios, ambos partidos, más IU, tienen en sus manos dar un vuelco al mapa político. Es impensable que PODEMOS facilite la formación de un gobierno del PP, esto permite que el PSOE, la fuerza hegemónica de la izquierda, pueda recuperar importantes alcaldías como Sevilla y Huelva, además se produce un hecho histórico, en Córdoba el PSOE puede conseguir la alcaldía por primera vez en la democracia. Otro hecho singular es el que se da en Cádiz donde la franquicia de PODEMOS puede obtener la alcaldía con el apoyo del PSOE.

3.- El hundimiento del PP en las capitales de provincia y su tradicional debilidad en la zonas rurales han hecho que continúe su sangría de votos, lo que repercute en la composición de las Diputaciones. A la espera de que el Gobierno facilite los datos definitivos del escrutinio, el PSOE recupera la de Córdoba, mantiene la de Sevilla y es muy probable que se incremente con alguna más. En este caso es IU quién puede facilitarle el gobierno a los socialistas.

4.- Quedan por decidir aquellas alcaldías dónde el PP depende de la posición que adopte CIUDADANOS, aunque todos dan por hecho que apoyarán a la derecha. La papeleta no es nada fácil, su inclinación hacia el PP puede pasarle factura en las elecciones generales ya que confirmaría ser su marca blanca. En las exigencias que  planteen  a cambio de su apoyo está la clave.

5.-  Si medimos el resultado por el poder territorial de cada uno, no existen cambios estructurales puesto que, salvo la capital gaditana, lo que pierde el PP lo gana el PSOE. La diferencia está en que ambos han de contar con los emergentes para poder gobernar, que no es poca cosa.

  Lo más importante ha sido que recuperamos un valor esencial de la democracia, la necesidad de llegar a acuerdos, un valor que ya teníamos olvidado por el ejercicio de la hegemonía prepotente del PP y sus fatídicas mayorías absolutas. En eso sí tenemos todos que felicitarnos porque del diálogo y el pacto salen ganando los ciudadanos. Y aunque su aplicación es beneficiosa en cualquier ámbito, sin duda en los municipios es dónde sus ventajas se manifiestan de forma más palpable. No olvidemos que en la consolidación de la democracia los ayuntamientos desempeñaron el papel más relevante: hacer visible las mejoras que introducía en la calidad de vida de los ciudadanos un sistema que se caracterizaba por alcanzar logros que eran fruto del acuerdo político y el diálogo con la sociedad.
Recuperar ese principio debe llenar de ilusión a cualquier persona que sienta demócrata.





20 de abril de 2015

LA TRAGEDIA DE LA INMIGRACIÓN



Ayer huyendo del terror, de la persecución y del hambre, más de 900 personas, de ellas 200 mujeres y 50 niños, perdieron la vida  en aguas del Mediterráneo, cuando se hundió el barco en el que navegaban desde la costa de Libia  a la Europa de la esperanza y la fortuna. En lo que va de año más de 1.600 personas han encontrado la muerte ahogadas en la búsqueda de un futuro para sus vidas y las de sus hijos. Ya van un total de 3.600 en los últimos tres años, no se cuentan los que se ahogaron sin que nos enteráramos, se rescatan cuerpos del mar sin saber nada de su embarcación. Eso, sólo en las aguas próximas a Italia. No sabemos cuántos pierden la vida intentando llegar a las costas de nuestro país, o intentando cruzar las fronteras de otros Estados por medios insospechados, pero en todos se juegan la vida.
No podemos ni debemos mirar esto con indiferencia ni despacharlo  con un comentario de aparente horror. Porque no son simples cifras, son personas desesperadas que buscan, como cualquiera, un alivio en sus vidas ¿Hemos pensado por un instante  lo que sentiríamos si estuviésemos en su situación?
Tenemos que exigir a los responsables europeos, a la Comisión y al Parlamento, por todos los medios a nuestro alcance, que tomen medidas que frenen esta tragedia. Y eso pasa, necesariamente, por mejorar   la situación en los países de origen, porque este problema no se resuelve poniendo barreras. Es una tarea eminentemente política, no policial. Hay que ayudar a resolver los conflictos que destruyen algunos países, hay que establecer ayudas para promover el crecimiento económico en los países subsaharianos, en vez de explotar sus escasos medios con la venta de armas y el expolio de sus recursos.
En la UE se ha hecho una política que fomenta la competitividad y el individualismo, en contra de los valores de equipo y la solidaridad, lo que ha provocado el aumento de la xenofobia y el racismo y como consecuencia, el crecimiento de los valores de la extrema derecha, el fascismo y el nazismo.
Una responsable política del partido de Berlusconi ha dicho que lo que tiene que hacer el Gobierno italiano es hundir estos barcos para evitar que lleguen a suelo italiano. No es broma. Y todavía nadie la ha cesado.
 (Columna de opinión en la Cadena SER)