DAÑOS COLATERALES

Ha hecho falta una foto, la foto desgarradora de un niño muerto en una playa. Toda una realidad de la tragedia de unos seres humanos que huyen del horror en un intento desesperado por salvar sus vidas. Ha hecho falta esa foto  para que se tome conciencia de la crueldad y la angustia que soportan millones de personas ante nuestra más absoluta indiferencia. Esa foto ha dejado al descubierto el egoísmo de nuestra sociedad y la actitud del  gobierno, complaciente con los sectores más racistas y xenófobos de su electorado. Pero esa foto ha conseguido también que nuestro gobierno cambie su política egoísta y acepte el cupo de refugiados que le asigna la Unión Europea. Estamos en período electoral.


Y ¿ya está? ¿El problema se resuelve discutiendo cuántos refugiados acoge cada país, en un regateo egoísta, cómo si esas personas fueran residuos tóxicos? Me temo que una vez terminado ese regateo se dé también por terminado el problema. Pero es mentira. Porque el problema no son los refugiados sino las causas por las que se ven obligados a serlo y mientras no se acabe con ellas seguirán llegando refugiados y seguirá el regateo. Mientras tanto las empresas de armamento, los especuladores petrolíferos y tantos otros depredadores hacen su agosto. No hay nada más rentable para estas alimañas que una buena guerra en Oriente Medio. De hecho siempre hay una que alimentar. ¿Las personas? Bueno, son daños colaterales, que los resuelvan las buenas conciencias solidarias.

                 Columna de opinión en la SER

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