OTRAS ORILLAS

 

1.- Vivimos en una sociedad demasiado desigual. Conseguir eliminar o disminuir esa desigualdad ha sido el motor que ha movido a las opciones políticas de la izquierda, aunque con diversos puntos de vista en la manera de resolver el problema.Históricamente la división entre ellas existe desde que surgieron. Sus visiones políticas para conseguir una sociedad más justa van desde cambiar el sistema y acabar con el capitalismo, hasta diversas maneras de convivir con él en un intento por refrenar la ambición desmedida del poder económico. (China hizo la síntesis e inventó el comunismo-capitalista).

2.- El sistema democrático se basa en un contrapeso de poderes que equilibran el funcionamiento de la sociedad y sus funciones se definen en la Constitución. Pero también está el verdadero poder, el del dinero que ejerce su enorme influencia en todos los demás poderes. ¡Es el capitalismo, amigo!

La socialdemocracia ha luchado y continúa haciéndolo por mejorar las condiciones de las clases más desfavorecidas, pero lo hace en el terreno que domina el Poder, lo que le obliga a negociar sus políticas para conseguir hacerlas realidad. De esta manera la clase trabajadora logra avances en derechos cuando gobierna la izquierda.

3.- Estos avances no contentan al sector izquierdista que los considera insuficientes y acusa a los socialistas de pactar con el enemigo. El planteamiento de la izquierda transformadora se ha mantenido durante mucho tiempo con duras críticas al PSOE por sus políticas cuando gobernaba, en tiempos de Felipe González. De ahí surgió la teoría de las dos orillas enunciada por Julio Anguita. En una estaba la derecha en la que situaba al PSOE y en la de enfrente estaba IU. La disminución progresiva de apoyo electoral a la orilla izquierda ante la falta de respuestas a la crisis económica, potenció el nacimiento de una izquierda más populista, Podemos, que capitalizó el descontento de la sociedad y donde se acabó integrando una debilitada IU, junto con otros diversos colectivos. En este nuevo conglomerado de la izquierda se produjo un cambio radical de actuación. Se pasó de la crítica a los socialistas a formar parte de sus Gobiernos. Entendieron, por fin, que la única forma de mejorar las condiciones y los derechos de los trabajadores es desde el BOE. Y lo están consiguiendo. De este giro se ha descolgado Podemos, después de haber formado parte del Gobierno, y ha vuelto a la orilla de antes. Desde allí critican las decisiones del Gobierno al que sitúan en la orilla de enfrente. Una postura nada útil para conseguir los objetivos que defienden.

4.- Los últimos tiempos nos han traído una situación muy preocupante y ha sido el crecimiento de los enemigos de la democracia. En el corazón del imperio y en Europa se han desarrollado con relativa rapidez fuerzas antidemocráticas y antieuropeas, que ya gobiernan en varios países. En España avanzan a gran velocidad, especialmente entre los jóvenes. Esto ha hecho que el sistema democrático esté en un serio peligro. La izquierda responsable no solo no puede ser ajena a esta situación, sino que tiene la ineludible obligación de combatir la creciente ola de autoritarismos que amenaza seriamente con acabar con la democracia y con las conquistas sociales y económicas conseguidas. Esta nueva realidad debe hacer pensar a la izquierda que ahora no se trata de proponer un programa de máximos, sino de defender el sistema que posibilita seguir avanzando. Ahora las orillas han cambiado, ya no son entre izquierda y derecha ahora son entre democracia y autoritaritarismo. La derecha, como ha hecho en ocasiones anteriores y fiel a su origen, se ha posicionado claramente con el autoritarismo.

5.- La izquierda debe ser consciente de que para cumplir el objetivo de conseguir avances sociales tiene que convencer al electorado de que solo se puede poner freno al nuevo fascismo desde un Gobierno que defienda un Estado de derechos y libertades. Para conseguirlo es necesario el acuerdo entre los que piensan que lo más importante en estos momentos es defender el sistema que ha permitido avanzar en calidad de vida, lo que exige un entendimiento entre los progresistas. No es el momento de gestos que quedan muy bien pero son inútiles, ahora no toca, ni es el momento de descalificaciones, ni de sacar viejos agravios y sobran los personalismos que dividen. La situación es muy seria y hay mucha gente que está preocupada por esas diferencias que no se entienden, que dividen el voto e impiden gobernar. Es el momento de unir fuerzas y fijar unos objetivos comunes que ilusionen y movilicen a los que defendemos la democracia. Los principios que ahora toca defender son los del sistema de libertades que nos permite luchar por nuestras ideas y conseguir avances sociales.

Agrupémonos todos en la orilla de los demócratas.


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