Una mirada a la Europa ciudadana





Europa está cada vez más presente en lo cotidiano de nuestras vidas, desde la moneda hasta la salud: el medioambiente, el consumo, la calidad de la alimentación, el transporte, la educación, se rigen por disposiciones y normativas que emanan de las instituciones de la Unión Europea. Es decir, cada vez se avanza más en la construcción de una unión política. Aunque en sus comienzos fueron los intereses económicos los pilares en los que se basó el futuro de esta nueva sociedad, la unión económica y la armonización fiscal siguen un camino más pausado que, en situaciones de crisis profunda como la que padecemos actualmente, produce serias distorsiones y no pocas angustias en los países miembros.
Si analizamos la trayectoria que ha descrito este proceso, constatamos las enormes dificultades que ha habido que superar para crear, por primera vez en la historia, una democracia supranacional en la que no se ha dado ni un solo paso atrás y que se ha dotado de una estructura política, un ordenamiento jurídico y un funcionamiento solidario que nos ha proporcionado prosperidad y bienestar. Se avanza con lentitud pero con firmeza en este nuevo modelo de gobernanza. El parón sufrido en el proyecto de Constitución europea —tal vez porque la situación no estaba suficientemente madura— ha sido reemplazado por el Tratado de Lisboa, que entró en vigor el pasado mes de diciembre de 2009 con contenidos similares, puesto que posee dos características que definen a un Estado de Derecho: la división de poderes y una Carta de Derechos Fundamentales que regula el ejercicio de la ciudadanía. El primer impulso al Tratado le ha correspondido a España en el primer semestre de este año.
Sin embargo no se ha avanzado de igual modo en concienciar a los ciudadanos de este hecho irreversible que nos lleva a un nuevo concepto de ciudadanía absolutamente necesario para construir este complejo andamiaje. Es cierto que sentirse europeos ofrece serias resistencias, tal vez debido al profundo arraigo de los valores nacionales, a que los políticos hacen local lo que realmente tiene clave europea y a que las instituciones europeas no han dedicado suficiente atención al hecho de que no se puede crear una democracia sin la participación de la ciudadanía. Ésta lo manifiesta en el único momento en que se le llama, las elecciones al Parlamento europeo, con unos bajísimos índices de participación. La Carta de Derechos incluida en el Tratado de Lisboa define el ejercicio de una ciudadanía que implica mecanismos de participación que van más allá del voto. Por consiguiente, esta Carta puede y debe ser un instrumento valioso pero para su desarrollo y aplicación ha de contar con el impulso de los organismos sociales y la ineludible voluntad política.
En realidad, la construcción de la ciudadanía europea debe hacerse, además de con símbolos, con políticas eficaces que den respuesta a sus necesidades, con derechos que a los ciudadanos les hagan sentirse como tales y con una participación lo más amplia y eficaz posible. El sentimiento europeo es algo más que compartir una moneda, viajar sin necesidad de utilizar pasaporte o acogerse a los programas de intercambio universitario. Sentirse europeos es tener la posibilidad de ser partícipe en la construcción de la nueva realidad en que vivimos.
Estas reflexiones, entre otras, surgieron en el debate organizado por la Asociación FUTURA con motivo de la Presidencia española de la Unión Europea. Como ponentes participaron Carlos Carnero, Embajador de España para Proyectos de Integración Europea, un profundo conocedor de los procesos seguidos en la construcción de la UE; Susana del Río, miembro del Comité de Expertos y del Club de Roma, especializada en la participación social europea; José Rojas, Presidente de la Federación de Asociaciones Vecinales Al-Zahara; y Ciro Milione, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Córdoba. El debate estuvo moderado por Eduardo Moyano, Director del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC), entidad que ha colaborado en la celebración de este acto. FUTURA ha editado una publicación que recoge las intervenciones de los ponentes y el coloquio posterior.

Purificación Vargas, Mercedes Mayo, José Rodríguez Rueda,
Manuel Pérez Yruela, José Antonio Pedraza, Herminio Trigo, Pablo Novo.
Miembros de la Asociación para el Progreso y la Modernización de Córdoba FUTURA (www.cordobafutura.com).

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