ROBAR LOS CARAMELOS A UN NIÑO

 

En una sociedad plural en la que existen visiones variadas de entender la realidad, hay un amplio sector de población en la que su voto fluctúa y depende de quién lo proponga, su credibilidad, las ofertas que haga y su capacidad de convencer. Ciertamente existe un voto inamovible, conducido por la fe sobre todas las cosas. Igual que ocurre con los equipos de fútbol, se es partidario de un equipo por el sentimiento y no por la razón. No importa su juego, ni sus resultados, es mi equipo y punto. Los partidos políticos se esfuerzan por captar el apoyo de los indecisos, que es el sector que suele dar la mayoría, empleando todos los argumentos posibles para atraérselos a su causa. Esa es la esencia de un sistema que se basa en reconocer la pluralidad de la sociedad y la libertad del individuo para elegir la opción política que mejor defienda sus intereses.

Pero ahora no estamos en esa situación. La derecha ha logrado polarizar a la sociedad, ahora no existe tan claramente esa pluralidad, ahora solo existen ellos o nosotros. Han vuelto a cavar trincheras y han logrado estrechar al máximo la banda de los indecisos. Si acaso la indecisión se encuentra en las opciones que existen en cada lado de la trinchera. La derecha cuando habla lo hace en nombre de todos los españoles, es una estrategia de comunicación que transmite a la población que ellos son los que mandan, eso les permite perder la vergüenza a la hora de decir mentiras, puesto que se han convertido en portavoces de todos nosotros no necesitan decir la verdad, sólo señalar quién es el enemigo, en este caso el Gobierno, y atacarlo por tierra, mar, aire y con la ayuda inestimable de su brazo judicial.

En la película “La caza del Octubre Rojo” (1990) de John Mc Tiernan, hay una secuencia en la que un Secretario de Estado de la Administración de EE.UU. le dice a un cándido analista de la CIA, “Yo soy un político, por tanto miento y engaño. Si me acerco a un niño intento quitarle los caramelos”. Cuando vi la película me pareció la definición de un político más dura y cínica que había oído nunca, sin embargo en estos tiempos gana credibilidad, incluso se puede afirmar que se queda corta.

No hay una declaración pública de Pablo Casado que no sea una amenaza al Gobierno, un insulto al Presidente o una mentira. Se jacta de colarse en los foros europeos para verterlas también a sus colegas, en un intento, hasta ahora fallido, de denigrar y perjudicar al Gobierno y por tanto, también a los españoles a los que dice representar ¿Es eso hacer política?

El PP hace tiempo que dejó de ser “el centro derecha” que pretendió en su creación para homologarse con sus colegas europeos, porque desde que se desgajó su rama franquista para navegar por libre, ha sufrido una importante fuga de votos que estaban prestados porque en la derecha no había otra opción. De ahí que intenten por todos lo medios atraerlos nuevamente a la casa madre, porque saben que sin ellos no llegarán nunca a ganar.

Ahora ya son dos partidos los que siguen los dictados de Paul Joseph Goebels, el líder nazi maestro de la mentira. Recientemente, una dirigente del partido franquista ha afirmado que Federico García Lorca hubiera votado a su partido, que es el heredero de quién lo fusiló, nada menos. También ha afirmado que Julio Anguita estaría orgulloso de VOX. Es difícil de entender esas afirmaciones para cualquier persona sensata de derechas, porque o son fruto de estar muy fumada o tener una desvergüenza ilimitada. ¿Es posible que diga estas burradas para conseguir votos, como he oído decir? ¿Quién en su sano juicio votaría a esta gente? La respuesta es aterradora, mas de tres millones y medio de personas lo hicieron en las últimas elecciones generales.

Esta carrera alocada de la derecha (sólo hay una con dos caras) por ver quién dice la mayor mentira en busca de titulares y de algún voto muy despistado, desprestigia a quién la dice porque no pasa de ser una boutade. Es mucho más preocupante las mentiras que tienen apariencias de verdad, son las que hacen más daño y el líder nazi decía que muchas veces repetidas se convierten en verdad. La gente sensata debe rechazar estos comportamientos que se han convertido en habituales. La política es algo muy serio y quién se burle de la ciudadanía tomándola por tonta debe recibir el castigo que merece cuando llegue la hora de las urnas.

¿A que robarle los caramelos a un niño parece ahora una chiquillada? Pues cuando la oí me escandalizó. Pero como dice un viejo refrán “Lo poco espanta y lo mucho amansa”. Es trágico que demos por normal que se mienta de forma tan soez y mucho peor que crean que nos convencen con sus mentiras.




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