QUE SE ATEN UNA PIEDRA DE MOLINO AL CUELLO

 

La cúpula de la Iglesia española no quiere investigar los terribles casos de pederastia cometidos por sacerdotes, que han sido denunciados en una investigación hecha por el diario EL PAÍS, que ha enviado a la Conferencia Episcopal Española y al Papa Francisco. En total 251 casos probados, que no quiere decir en absoluto que hayan sido los únicos. La CEE se ha limitado a decirle a los obispos que investigue quien quiera hacerlo, nada de ordenarles que lo hagan. En situaciones similares ocurridas en otros países han sido las cúpulas eclesiásticas nacionales las que han tomado la iniciativa y puesto en marcha las investigaciones. Incluso en algunos casos ha acordado cuantiosas indemnizaciones a las víctimas. Ya sabemos que la Iglesia española es diferente, lo sabemos especialmente los que nos educamos en el franquismo, donde ejercían un poder absoluto. Ahora continúan ejerciendo esa hegemonía con la ayuda de los partidos de la derecha, su brazo político, aunque más matizada porque en democracia la situación es diferente.

 La obediencia que deben al Papa la interpretan según les convenga a sus intereses, si no coinciden, el Pontífice se equivoca. Han dejado muy claro que el Papa Francisco no les gusta, se preocupa mucho de los problemas de la gente, siempre está con los más necesitados y los que más sufren, eso no es un buen ejemplo para ellos. Las derechas, la extrema y la cobarde, le llaman comunista. Ya sabemos que eso es lo peor que puede ser una persona, mucho peor que pederasta.

La llegada de la democracia los desconcertó un poco al perder el tremendo poder que gozaban con el franquismo. Lucharon denodadamente para que en la Constitución tuviesen el mismo privilegio del que gozaban en la dictadura, pero en la Carta Magna se dio libertad religiosa a los españoles, aunque consiguieron que la Iglesia figurara como una recomendación, se lo deben a Fraga Iribarne. Era el momento que tenían que haber aprovechado para introducir cambios profundos en sus estrategias y comportamientos con la sociedad, e imitaran al resto de Iglesias nacionales de los estados democráticos. Pero resistieron, se mantuvieron inamovibles, y conservan ese poder, hasta tal punto que cuando la izquierda ha llegado a gobernar ha aceptado esta situación y ni siquiera se ha atrevido a denunciar el Concordato con la Santa Sede, pese a figurar en sus programas electorales. Se han publicado numerosos estudios que avalan una verdad incontestable, la enorme influencia de la Iglesia Católica en la historia de España. Es un poder que no se explica desde el punto de vista religioso, si no político. Y dijo Jesús: “ Mi reino no es de este mundo” Juan 18, 36.

Los evangelios son una especie de Constitución para el mundo católico, señala los principios que deben seguir sus fieles, el comportamiento con el conjunto de la sociedad, basado en el amor, el reconocimiento al diferente, la igualdad, la ayuda al más necesitado y la protección al más débil. Su fuerza radica en que están reconocidos como la palabra de Dios y todos los creyentes deben seguir sus enseñanzas.

En el evangelio de Mateo 18, 6 Jesús dice: “ ¡Ay de aquel que haga pecar a uno de estos inocentes que creen en mí, más le vale que se ate una piedra de molino al cuello y se lance al mar”!

Creo que esta afirmación no admite interpretaciones a las que son tan dados los exégetas que nos explican siempre lo que Jesús quiso decir. Está muy claro y es muy contundente. Los curas pederastas han violado uno de los preceptos más importantes que contiene su libro sagrado, además del código penal civil.

El Papa Francisco ha tomado muy en serio el comportamiento delictivo de los clérigos pederastas y ha ordenado que se inicie una investigación, pero el comportamiento de la Conferencia Episcopal negándose a investigar los graves delitos cometidos, es inadmisible y viola el principio de obediencia al que están obligados.

Este comportamiento de los obispos solo se puede entender si desconocen la lapidaria frase del evangelio de Mateo, algo difícil de entender; o quieren tapar el escándalo, una actitud farisea e inútil porque desde hace tiempo es de dominio público; o lo que es más grave, no creen en lo que predican. De todo hay en la viña del Señor. Ya no les vale cuestionar las denuncias presentadas por las víctimas de los abusos y disfrazarlas de una “persecución a la Iglesia”. Ya no cuela hacerse los mártires cuando se ha demostrado que han sido los victimarios.

Los creyentes que realmente cumplen con los preceptos contenidos en los evangelios deben denunciar públicamente esta actitud de la jerarquía eclesiástica española. El silencio les hace cómplices. Los que no somos creyentes estamos escandalizados de que se pudieran haber producido unos delitos tan deleznables y muy irritados porque la jerarquía eclesiástica los haya ocultado y protegido a los pecadores delincuentes. Solo nos queda alzar la voz todo lo que podamos para denunciar estos delitos y la complicidad  de la cúpula del episcopado español.



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