Trabajadores de Cajasur

Seguimos a vueltas con la fusión entre Cajasur y Unicaja. Con lo difícil que es en circunstancias normales este tipo de procesos, en las condiciones especiales que reúne éste, debido a la delicada situación de Cajasur, lo es más todavía y encima no ganamos para sobresaltos. Un día son los canónigos los que amenazan con reventar la operación, ahora son los representantes del sindicato Aspromonte los que se oponen a la fusión, después de haberla apoyado, y se suben a la parra anunciando movilizaciones. Dicen defender los puestos de trabajo de sus empleados. Esa es su obligación, faltaría más, y es lo que hacen todos los sindicatos. Lo que no se entiende es que Aspromonte aprobara hace unos meses un plan de actuación presentado por Cajasur al Banco de España, donde figuraba el cierre de 54 oficinas y un recorte del 10% de la plantilla y ahora, cuando hay que aplicarlo para hacer la fusión, amenacen con una guerra. Ahora proponen que el reajuste lo haga la futura Caja que resulte de la fusión. ¿Qué pretenden? ¿Que el reajuste lo sufra la plantilla de Unicaja? Es totalmente absurdo. Mientras tanto, los demás sindicatos están trabajando en la línea de la negociación para conseguir las mejores condiciones en un inexorable reajuste de personal. Lo que tendría que hacer este sindicato es explicarnos por qué apoyó la fusión y el plan de actuación y ahora se opone de forma virulenta, con términos como “el tiro en la nuca”, tan parecidos a los que empleó el Presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, con aquello de “aparecer boca abajo en una cuneta”, lo que hace deducir de quién es “la mano que mece la cuna”.

Comentario en Radio Córdoba de la Cadena SER. 16-11-2009

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