IDEOLOGÍA Y ECONOMÍA
La presencia de Pedro Sánchez en el Foro Económico Mundial de Davos, al que acuden los principales representantes del poder económico y político del mundo, ha tenido efectos muy importantes. El primero ha sido su intervención denunciando que el Sistema no es justo porque provoca un aumento importante de la desigualdad, ha criticado duramente los beneficios multimillonarios de las grandes multinacionales, ha criticado que se tolere la existencia de los paraísos fiscales, ha indicado que hay que priorizar el bienestar de la gente, que la movilidad social se ha estancado, que hace falta arbitrar medidas económicas y políticas para cambiar esta situación y que no recaiga todo el peso de la crisis sobre las clases más desfavorecidas.
Estas afirmaciones, que puede rubricar cualquier persona con sentido común y que no esté envenenada por el odio, están dichas desde la realidad de su aplicación en España. Efectivamente no ha sido una bonita declaración de principios para quedar bien ante los ojos del mundo, aquí estamos viviendo ese esfuerzo que se está haciendo por luchar contra la desigualdad, con ayudas a las clases más necesitadas y subiendo impuestos a las mas favorecidas. Esto es una realidad que no se puede negar y que está siendo reconocida a nivel internacional. En segundo lugar el presidente del Foro, el conservador noruego Borge Brende, ha felicitado públicamente a Pedro Sánchez por las políticas que aplica en España que están siendo un ejemplo a seguir. También ha dicho que es una voz imprescindible para Europa, que su gobierno ha demostrado que se puede conseguir una recuperación del crecimiento, incluso en épocas difíciles, gracias a las reformas que está realizando, como la reforma laboral, que han llevado a uno de los crecimientos más fuertes de Europa. Este reconocimiento a la política de nuestro Gobierno dice mucho de la orientación que le está dando a sus políticas y su preocupación por los más necesitados. Hacía mucho tiempo que no me sentía bien representado en el plano internacional y orgulloso de ser español.
La derecha española, cuando cito a la derecha me refiero a la económica, mediática, eclesiástica y jurídica, la política es su mero representante. Pues bien, esta derecha ha intentado por todos los medios a su alcance echar por tierra las medidas económicas del Gobierno y desprestigiarlo a nivel europeo, presentando propuestas en sus instituciones para que se castigue a España y se impida que reciba los fondos europeos next generation. Sin duda no es su España, la suya es de los que piensan como ellos. Todos los demás no somos de España. La respuesta de las instituciones europeas siempre ha sido no hacerles caso. Ahora vuelven a la carga con las leyes de sedición y malversación, aprobadas recientemente por las Cortes españolas, que han denunciado en el Parlamento europeo, con idéntica respuesta.
La visita de Macron y su gobierno a la cumbre de Barcelona ha vuelto a poner de manifiesto la importante presencia de España en el contexto europeo. El acuerdo alcanzado entre Francia y España es de la máxima altura que se ha alcanzado entre dos gobiernos europeos. Por cierto, esta reunión ha puesto de manifiesto también la debilidad y división del movimiento independentista catalán, igualmente fruto de la estrategia llevada a cabo por el Gobierno. No soy capaz de adivinar lo que dirán a partir de julio cuando España presida la UE con Pedro Sánchez a la cabeza.
El reconocimiento a las políticas del Gobierno en Davos ha puesto de manifiesto un giro importante por parte del poder económico. Su disposición a trabajar en paliar la desigualdad social, se presenta como una importante novedad, máxime cuando procede de las filas de los poderosos. Naturalmente cabe pensar que no lo hacen porque su moral se escandalice de la situación. Han analizado que el camino emprendido que lleva a una situación social cada vez más pronunciada de desigualdad, fruto de su avaricia, les conduce a disminuir su cuenta de resultados. No se puede arrebañar el dinero de la gente hasta la última moneda, hay que dejar la posibilidad de que consuman. Si no lo hacen o disminuye el consumo ostensiblemente el sistema no funciona bien para ellos. Supongo que algunos habrán conocido lo que publicó hace años el filósofo británico John Gray y que titulaba “Carlos Marx tenía razón”. Se refería a la definición que el filósofo alemán hacía sobre la naturaleza inestable del capitalismo con subidas y bajadas permanentes y que colapsaría porque tiende a destruir su propia base social. Por eso han cambiado su estrategia, por eso han marcado que el camino a seguir es el que ha emprendido en Gobierno español. A ver si la derecha española aprende de una vez de la europea y la imita.
Las medidas que el Gobierno está tomando, no son radicales ni revolucionarias, no están destinadas a destruir el Sistema. Al contrario están destinadas a salvarlo. ¡Es la socialdemocracia, estúpido!
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